«Los pueblos no saben nada del espíritu del hombre, porque los pueblos son sólo naturaleza, y “hombre” es una palabra que no tiene plural. Petrogrado no es del pueblo. No tiene leyenda ni folclore; no es ensalzada en canciones anónimas por carreteras sin nombre. Es una forastera distante, incomprensible, intimidante. Ningún peregrino ha viajado nunca a sus puertas de granito. Las puertas nunca se habían abierto con cálida compasión a los humildes, heridos y mutilados, como las puertas de la amable Moscú. Petrogrado no necesita alma: posee una mente.»
Alisa Zinóvievna Rosenbaum, mejor conocida como Ayn Rand, fue una escritora rusa de origen judío, creadora de la filosofía del objetivismo. Vivió en carne propia la represión y desposeimiento del absolutismo tras la revolución bolchevique. Desde muy corta edad mostró interés por la literatura y las artes, estudió cine en san Petersburgo, su sueño era ser guionista. A los 21 años llegó a los Estados Unidos con un permiso temporal de la Unión Soviética, una oportunidad que aprovechó, puesto que estaba dispuesta a nunca regresar a su país. En Hollywood buscó suerte con su profesión, aunque el sueño americano vendría de sus ideas, de su filosofía.