miércoles, 20 de septiembre de 2023

ASÍ ME CONVERTÍ EN UN «HIJUEPUTA MÁS» de Marvin Del Cid y Sonny Figueroa

«Una constante en Guatemala es que cuando las personas llegan a ocupar puestos en el Estado, sobre todo como presidente, diputados, ministros, secretarios y otros, automáticamente favorecen a su círculo cercano de familiares, financistas y amigos, quienes de la noche a la mañana amasan fortunas que nunca alcanzarían sin corrupción y clientelismo de por medio. La cultura de la corrupción y nepotismo se encuentra hasta el tuétano en Guatemala. Tal parece que no hay ámbito de la administración pública que se salve de este grave problema.»

Marvin del Cid es un destacado periodista guatemalteco con experiencia en investigación y política. Ha trabajado en diversos medios de comunicación, incluyendo Prensa Libre, elPeriódico de Guatemala y TV Azteca. Además, ha escrito para publicaciones internacionales como Revista Proceso y Univisión. Es un defensor de la libertad de prensa y fundador de la Asociación Artículo 35, que promueve el acceso a la información. También es profesor universitario y tiene una maestría en gestión pública. Sonny Figueroa es un periodista de investigación guatemalteco, colaborador con la agencia Associated Press AP. Ha trabajado en Radio Punto y Emisoras Unidas, que son las más importantes del país, así como para medios escritos como Diario La Hora y Plaza Pública. Creó la plataforma digital Vox Populi Guate en la que destaca principalmente su vocación al análisis y fiscalización de datos y gasto público y su comunicación a través de notas y reportajes.

Este libro es la secuela de ¡Yo no quiero ser conocido como un hijueputa más!, publicado en agosto de 2021. En ese libro de investigación periodística, se tomó como título una frase pronunciada por el actual presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, durante su campaña. Con esta frase, Giammattei quería transmitir su compromiso de no ser corrupto ni abusar del poder, a diferencia de sus predecesores. Los autores se embarcaron en una serie de investigaciones para evaluar la gestión del primer año de su gobierno, y lamentablemente, sus hallazgos demostraron una brecha significativa entre sus palabras y sus acciones. Dos años después, los guatemaltecos ya no tienen dudas de que su confianza fue traicionada nuevamente. Así, en agosto de 2023, los autores publican Así me convertí en un «hijueputa más», que, a través de más de una decena de nuevas investigaciones, confirma una vez más su punto.

Las investigaciones de este nuevo libro de Marvin del Cid y Sonny Figueroa son, una vez más, adaptaciones de las publicaciones de sus plataformas digitales, Artículo 35 y Vox Populi. Son, en esencia, reportajes periodísticos en los que se citan fuentes, principalmente públicas, se exponen fotografías y se establecen conexiones evidentes entre los implicados o señalados en la investigación. Dadas las limitaciones de los autores al no pertenecer a entes investigadores oficiales con mayores recursos económicos, tecnológicos y humanos, han presentado reportajes bastante aceptables donde prima la puntualidad narrativa y la exposición seca de los hechos. Antes, este tipo de reportajes habría sido suficiente sustento para abrir un expediente y hacer una solicitud de antejuicio, pero dadas las circunstancias, no queda más que el escarnio y el rechazo público, la impopularidad ciudadana y la marca con el estigma con la que se titula este libro.

En la mayoría de los reportajes que conforman este libro, existe una fuerte presencia de Miguel Martínez, un joven con el que se especula que el presidente ha mantenido una relación sentimental desde hace muchos años. Miguel Martínez, sin trayectoria política, méritos profesionales o una procedencia acomodada, ha logrado convertirse en un influyente controlador político en la Guatemala reciente. Posee fortuna, empresas y vínculos en los tres poderes del Estado. Cualquiera pensaría que en el círculo interno de Giammattei habría una preferencia y una presencia activa de sus hijos: Marcela, Stefano y Alejandro. Sin embargo, solo se aborda un reportaje relacionado con ellos, precisamente por la adquisición de unos apartamentos en un lujoso condominio en Vista Hermosa, uno de los lugares más exclusivos de la ciudad de Guatemala. Aunque las transacciones parezcan tener irregularidades, esperaba más escrutinio dada su relación con el presidente. Sin embargo, el núcleo central de los escándalos en los reportajes, los más onerosos y oscuros, pertenecen a Miguel Martínez y su círculo de allegados y empresas, entre las que se menciona la Cervecería Chapultepec. Miguel Martínez es para Giammattei lo que otrora fue Sandra Torres para Álvaro Colom y Roxaba Baldetti para Otto Pérez.

Otros reportajes del libro están relacionados con los vínculos de Giammattei con la farmacéutica de los Valdez Paiz y cómo han obtenido contratos por la venta de medicamentos genéricos sobrevalorados para el tratamiento del COVID-19. Hay al menos tres reportajes que tratan sobre el negocio de los contratos con el Ministerio de Salud y el IGSS. La relación entre la medicina, las farmacéuticas y los gobiernos en relación con la enfermedad del pueblo es un tema complejo y controvertido en cualquier país del mundo. Si bien la medicina y las farmacéuticas desempeñan un papel esencial en la prevención y el tratamiento de enfermedades, también hay preocupaciones legítimas sobre el lucro a expensas de la salud pública. Los altos costos de los medicamentos, la promoción excesiva de fármacos, y la influencia política y económica de las compañías farmacéuticas son aspectos preocupantes y en Guatemala esto se acrecienta, pues recuperarse de una enfermedad es literalmente un lujo que no cualquiera puede costearse.

Para aquellos que tenían dudas sobre el costo de la nueva marca de país para promocionar turísticamente a Guatemala, también hay un reportaje que aborda el tema. Asimismo, encontraremos investigaciones sobre cómo operan los netcenter en el Gobierno de Guatemala para influir en la opinión pública, atacar a los detractores o desacreditar a la oposición, incluyendo el accionar polémico del vocero presidencial y otras redes de extrema derecha que se han caracterizado por la desinformación y la difamación en las redes sociales. Además, entre otras cosas, nos encontramos con un reportaje que trata sobre la reelección de Consuelo Porras como fiscal general. A pesar de haber quedado fuera de la lista de postulación debido a su escaso avance y méritos, y a la existencia de candidatos mejor calificados y aptos, fue añadida a última hora gracias a un recurso en el que intervinieron las Cortes, pues es muy usual en Guatemala, cuando se cuenta con el dinero, los vínculos y el poder, doblar la ley, o mejor dicho, reinterpretarla.

Y no todo son reportajes periodísticos; el libro concluye con artículos a modo de cierre o reflexiones, entre los cuales destaco el escrito por Juan Francisco Sandoval, exfiscal de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI), quien actualmente se encuentra en el exilio en Estados Unidos. Fue destituido por Consuelo Porras en 2021 y actualmente enfrenta acusaciones relacionadas con su gestión, al igual que muchos otros abogados, fiscales, jueces y magistrados que tuvieron una relación activa con la extinta Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG). Hablar de la CICIG es entrar en otro terreno pantanoso, su fin era bueno, combatir la corrupción, pero sus medio no siempre fueron del todo éticos.

La decepción por la política es un sentimiento comprensible en un mundo donde los escándalos de corrupción y la deshonestidad parecen prevalecer y, en el caso de Guatemala, es el común denominador, la tijera que corta a todos sus funcionarios. A menudo, los ciudadanos anhelan líderes íntegros que trabajen por el bien común, pero se enfrentan a la realidad de políticos atrapados en disputas partidistas, intereses personales y prácticas cuestionables, cuando no abiertamente criminales. La pregunta persiste: ¿Es la política intrínsecamente corrupta o son los individuos quienes la contaminan? A medida que exploramos estos reportajes, recordemos que, en última instancia, somos nosotros, como ciudadanos, quienes tenemos el poder de exigir cambios y definir el rumbo de la política. La reflexión personal y la participación activa son fundamentales para superar la decepción y buscar soluciones. Un voto cada cuatro años no arregla las cosas.

Creo en el principio legal de que toda persona es inocente, o al menos no es culpable, hasta que haya sido citada, escuchada y vencida en juicio; sin embargo, con los políticos esto es difícil, especialmente cuando están en el cargo y tienen toda la maquinaria a su favor. Incluso dejan de preocuparse por disimular. Sé que en nuestros tiempos es común utilizar los medios de comunicación tradicionales, las redes sociales, los blogs y cualquier otro medio disponible para expresar nuestro parecer, malestar, desesperanza o decepción. Entiendo que este tipo de libros reflejan dolor, ya que Guatemala, siendo un país tan rico en recursos pero con una población tan empobrecida, se ve afectado por un problema de corrupción que obstaculiza la orientación adecuada de las políticas gubernamentales, el aumento de la productividad y el cumplimiento del mandato constitucional de procurar el bien común.

Estos reportajes de Marvin del Cid y Sonny Figueroa no alcanzan la profundidad digna de un premio, pero al escarbar en la superficie, obtuvieron suficiente material para dos libros, y es muy probable que haya un tercero. Años después, estos reportajes podrían servir como fuentes para otros libros o incluso ser admitidos como evidencia en procesos legales correspondientes, quién sabe, en cualquier caso y en estos tiempos, no dejan de ser hombres valientes, que al igual que muchos, se indignan por la corrupción sistemática, pero que a diferencia de muchos otros, lo denuncian a su manera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario