«No, claro que no, eso lo sé, pero él no lo es todo. Sería distinto si pudiera tener la misma fe que mi santurrón padre, si creyera que cuando muera encontraré a Mike esperándome en las puertas doradas para mostrarme el camino. Pero no. De niña me rompí los cuernos intentando creer en lo que predica y no fui capaz. Dios y el paraíso duraron aproximadamente cuatro años más que el Ratoncito Pérez, pero al final no fui capaz. Creo que solo hay oscuridad. Ni pensamientos, ni memorias, ni amor. Solo oscuridad. Olvido.»
Probablemente Stephen King no sea el escritor más prolífero de Norteamérica, tampoco sea el más famoso y mucho menos el mejor, pero cuando se reúnen las tres características al mismo tiempo es King el que sobresale, el Rey por así decirlo. Publica de uno a dos libros cada año y después de más de cincuenta años en el panteón de los escritores con un pie en el siglo XX y otro en el XXI, todavía nos sigue sorprendiendo con su increíble imaginación, capacidad narrativa y calidad literaria. Una buena parte de sus libros se han convertido en películas y varias de estas han sobresalido en las temporadas de premios. ¿Qué agregar y qué decir de King que no haya mencionado ya en las introducciones de mis anteriores reseñas?
Joyland, publicada en 2013, es una novela muy parecida en el estilo a lo que King hizo en Las cuatro estaciones y nos recuerda mucho a El cuerpo: otoño de inocencia. En ambos relatos hay una muerte, un misterio, pero la historia no apunta hacia esa dirección sino a un descubrimiento personal, a una transformación del postadolescente inseguro al despertar del adulto.
La sinopsis, como suele ocurrir en cualquier novela de King, contiene mucho sensacionalismo buscando evocar horror, suspenso y cualquier elemento sobrenatural como gancho en el lector, después de todo, es por lo que King es conocido. Las editoriales han de creer que sería difícil que alguien comprara una novela de King si tuviera una sinopsis como las de Joyce Carol Oates o Philip Roth. Mucha razón tenía King cuando hacía unas décadas utilizaba el pseudónimo de Richard Bachman para publicar algunas obras que buscaban salir del canon autoimpuesto. La sinopsis de Joyland es la siguiente:
«Verano de 1973. Carolina del Norte. El joven universitario Devin Jones consigue trabajo en un pequeño parque de atracciones llamado Joyland. Allí se encarga de las tareas de mantenimiento, se disfraza de la mascota del parque o entretiene a los niños. Y allí descubre también la historia de un cruento crimen que tuvo lugar en la Casa Embrujada y que nunca fue resuelto. Pero Devin no es el único fascinado por el parque y su leyenda negra. Cerca de su pensión vive Mike, un chico enfermizo con el que pronto traba una peculiar amistad. El chaval no ha visitado nunca Joyland y le encantaría hacerlo antes de morir. Es entonces cuando Devin planea una visita privada para el final de temporada. El día transcurre entre montañas rusas e historias de terror sobre lo que pudo haberle pasado a la joven asesinada. Sin embargo, las visitas indeseadas y las preguntas indiscretas pueden provocar reacciones imprevisibles. Sin saberlo, Devin se ha metido en un peligroso juego del que tal vez no saldrá nunca.»
La voz narrativa corresponde al personaje principal, Devin Jones, un hombre de aproximadamente sesenta años que nos cuenta la experiencia que vivió en 1973 cuando era un joven de apenas veintiún años, solitario y confundido tras el abrupto e inesperado rompimiento con su novia, la que creía el amor de su vida, además de la carga emocional por el fallecimiento de su madre, la distancia física con su padre y las expectativas por el futuro de su beca y carrera universitaria. La historia se centra en los acontecimientos que le sucedieron o le rodearon tras haber obtenido un trabajo de verano como asistente feliz en el parque de diversiones Joyland, situado en el pueblo costero de Heave’s Gate, Carolina del Norte. En esa primera experiencia dentro del parque conoció a la psíquica, Madame Fortuna, quien le hizo una predicción que estuvo en su mente a lo largo de aquel año y que al mismo tiempo marcó el camino que seguiría la trama.
La primera mitad del libro es una historia de desprendimiento, de independencia, en el que un amor de juventud es sustituido por las mejores amistades, las que duran toda la vida, en la que el vacío y la tristeza es llenado por un trabajo que tiene como propósito la diversión. En la segunda mitad del libro nos encontramos con Mike Ross, un niño de diez años con necesidades especiales y una enfermedad terminal, al cual ya habíamos conocido desde el inicio del relato, pero que no sabíamos el momento en el que entraría en la historia. Mike Ross es además un niño con ciertos poderes o capacidades parecidas a las de Danny Torrance, de El Resplandor. El sueño de Mike Ross era conocer Joyland antes de morir, su madre, que era aprensiva y desconfiada temía por empeorar más la delicada salud de su hijo, por lo que se resistía a esa idea y es entonces cuando conoció a Devin Jones y este poco a poco se comprometió por hacer realidad ese sueño. En el medio está la subtrama de la joven asesinada en la casa embrujada, que en un inicio me pareció una buena idea, puesto que le da un halo de misterio a la novela, pero que luego, al evolucionar a una investigación amateur, se convirtió en algo un poco más forzado que no encajaba con el estilo o dirección del relato.
Siempre se ha criticado que Stephen King no sabe como terminar sus novelas. Tiene muy buenas premisas, un gran desarrollo, personajes entrañables, pero finales mediocres. Joyland no es la excepción. Orson Welles decía que el final feliz depende de dónde el escritor o el lector decida detener la historia, particularmente considero que Joyland debió haber concluido en la página 262 (de mi versión debolsillo). Hubiese sido el final perfecto porque todos los personajes cerraban su arco narrativo, no había más que decir. King bien hubiera podido agregar un epílogo breve indicando que pasó luego con cada uno de ellos, pero no hubiese sido necesario. Después de esa página, toma el control la subtrama del asesinato de la joven de la casa embrujada que había evolucionado a una víctima de un asesino en serie feriante, la novela de un drama de descubrimiento personal se convierte en un thriller al último minuto, de esos que hay a montones en las librerías, cuyo climax se resuelve con un Deux ex machina.
«No entiendo por qué la gente usa la religión para hacerse daño cuando ya existe tanto dolor en el mundo. Se supone que la religión debería reconfortar.»
Conjeturo que los poderes o capacidad de visión paranormal del niño no era algo que se hubiera ideado originalmente y que King lo agregó tras recomendación de algún editor o tras algunas primeras lecturas del borrador; lo mismo opino de las últimas cuarenta páginas, que están más para darle un guiño tipo fanservice a los lectores de thrillers que para darle sustancia a la historia que de por sí ya era muy buena y no requería de ningún elemento extraño.
Stephen King en Joyland no nos da ninguna lección moral abiertamente, pero nos deja ver que en el camino de la vida conocemos personas todo el tiempo y que no sabemos a ciencia cierta con quienes trabaremos amistad o cuanto esta durará, tampoco sabemos cómo una acción nuestra puede cambiar la vida de alguien o salvarla. Que no es necesario tener muchas posesiones o mucho dinero para disfrutar la vida, que hay detalles tan básicos y hermosos como sentir la espuma del mar en las plantas de los pies, volar una cometa o bailar. Pueda que nuestro personaje haya recibido una pseudoprofecía, pero en realidad él tomó cada decisión por las razones correctas, la de procurar la vida, la libertad y la felicidad de alguien más, porque el éxito en la vida no es de quien tiene mucho, sino del que da mucho, aunque tenga poco.
«En lo que concierne al pasado, todo el mundo escribe ficción.»
¡Hola! La verdad es que tengo ganas de leer este libro, la portada en sí ya llama la atención y después de leer tu reseña tengo más ganas de leer el libro, muy buenas citas, no las conocía. Un saludo.
ResponderEliminarEs un libro de King diferente, pero que al mismo tiempo no pierde su estilo. Gracias por el comentario!
EliminarEn las reseñas que pude ver y leer algunos hacen la recomendación de que no esperen una novela de miedo o terror, de hecho en la contraportada del libro se ha colocado un pequeño estribillo que dice que "enternecerá aún al corazón más indiferente". Y es que el autor esta tan enmarcado en este tipo de genero de Thriller de suspenso rayando lo terrorífico que ya es difícil imaginarlo sin estos escritos. Siempre hay halagos para las obras que salen de Stephen King y esta no es la excepción, una obra que sorprende primero por su tamaño, ya que apenas oscila las 300 paginas, para los que por primera vez se topan con el autor la sintieron adecuada, aunque si notaron el cambio de ritmo que hace el autor y como lo que comienza con una historia de un joven luego derrapa en una historia de misterio, y si, nuevamente el final parece algo de montaña rusa, y el cierre de caballitos de carrusel, pero aplauden mucho el desarrollo de los personajes, esa transición que hace en sus personajes y como salpica la historia primaria con detalles de misterio para seguir cautivando al lector. Después de todo quien no ha ido a una feria? y no se ha topado con un casa embrujada, tomados del amor que creímos de nuestra vida o rodeado de amistades que se guardaron para siempre en nuestra memoria.
ResponderEliminarStephen King tiene un gran talento narrativo y es un excelente desarrollador de personajes, les dota de historia, son profundos y en esta novela particularmente el arco que crea tiene mucho significado. Gracias por el comentario.
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