jueves, 21 de enero de 2021

GAMBITO DE DAMA de Walter Tevis


«Se echó atrás en su silla, cansada, con los ojos todavía cerrados, y dejó que la pantalla de su mente se oscureciera un momento. Entonces volvió a echar un último vistazo. Y esta vez, con un sobresalto, lo vio. Él había utilizado su alfil para comerle la torre y ahora no podía detener a su caballo. El caballo obligaría al rey a apartarse. El peón blanco coronaría, y el mate se produciría en cuatro movimientos. Mate en diecinueve.»

Walter Tevis es de esos autores no tan prolíferos ni conocidos que con unas cuantas publicaciones logró consolidar su trabajo ante la crítica y subirse al panteón de los escritores estadounidenses del siglo XX. Su novela más popular, El buscavidas (The Hustler, título original), publicada en 1959, es todo un clásico moderno, fue adaptada a la gran pantalla con notables interpretaciones de Paul Newman, Piper Laurie y Jackie Gleason, logrando muchos reconocimientos y nominaciones. Veinticinco años después Martin Scorsese quiso honrarla y filmó la secuela The Color of Money, protagonizada por Tom Cruise. En 2020 Netflix estrenó la adaptación de Gambito de Dama, la cual tuvo como protagonista a la actriz Anya Taylor-Joy, en un formato de miniserie que no tardó en convertirse por mérito propio en una de las más vistas del año. Y así como The Hustler renovó el gusto por el billar, Gambito de dama lo hizo por el ajedrez.

Gambito de dama es una novela publicada en 1983 bajo el sello editorial Ramdom House y que recientemente tras el éxito de la miniserie de Netflix se volvió muy popular y demandado por los lectores. Alfaguara, un sello editorial propiedad de Penguin Random House, publicó en la última semana de diciembre de 2020 una nueva edición para los hispanohablantes, rescatando la traducción de Rafael Marín Trechera, que es un reconocido profesor, escritor y traductor español que también ha traducido otras obras de Tevis, además de conocidos escritores como Ray Bradbury, Orson Scott Card, Isaac Asimov, Brandon Sanderson, Arthur C. Clark, entre otros. El cambio más notable en la edición de Alfaguara es el título, originalmente la novela se publicó en español como Gambito de reina, pero debido a la traducción del título efectuada por Netflix, fue cambiado para que coincidiera. Lo correcto es Gambito de dama porque toma su nombre de una apertura de ajedrez que se caracteriza por hacer fluir el juego cediendo una pieza, generalmente un peón. 

La protagonista de la novela es Beth Harmon, a quien la contracubierta del libro describe como una «huérfana, solitaria, politoxicómana, competitiva, frágil, genial. Una Mozart del ajedrez cuya inteligencia le brinda tantos éxitos como problemas». La novela es el viaje que hace la protagonista a la vida adulta, comienza cuando ella apenas tiene ocho años y vive en un orfanato y concluye cuando tiene diecinueve, momento en el que podría afirmarse que ha madurado o ha cerrado un ciclo. En el fondo (aunque realmente es el segundo protagonista) está el descubrimiento accidental del ajedrez en la infancia. Contemplamos como ese juego que inició como un distractor, pasó a un escape, luego a un deporte y posteriormente a una profesión.

Desde el principio y casi durante toda la narración, Beth Harmon es una persona distante, solitaria y poco empática, sin lograr verdaderas conexiones personales, aunque tampoco frustrada o preocupada por ello. Tevis logró retratar esa personalidad de genio y además, sin mencionarlo o sugerirlo siquiera, la hizo una asperger. Muy autosuficiente, con su propio sistema de valores en donde malo era todo aquello que le provocaba malestar o dolor, y bueno, lo que le daba placer o la hiciera sentir mejor. Harmon tenía que lidiar consigo misma y buscar escapes a la tensión y al mundo que la saturaban. Encuentra inicialmente una dependencia a los calmantes desde niña, se hace adicta a estos; y posteriormente al alcohol. La condición y personalidad de Beth Harmon también la llevan a tener una visión de mujer muy revolucionaria para la época en que fue ambientada la novela, allá por la década de los setenta. A Beth no le gustaba que la notoriedad obtenida como campeona de ajedrez fuera por el hecho de ser mujer, sino que quería que el reconocimiento fuera porque era buena; le disgustaba las entrevistas que hurgaban en su pasado de niña sufrida y abandonada, cuando de lo que quería era hablar de cómo logró desarrollar sus estrategias en el juego, de cómo aprendió.

Es innegable el esfuerzo que hizo Tevis en plasmar los juegos y el mundo del ajedrez de una forma no solo creíble y convincente, sino también sumamente emocionante. Jamás había leído algo igual. Ni siquiera los narradores de fútbol llegan a tal nivel que en el propio silencio e inamovilidad por horas existe tal tensión que puede provocar un infarto. Los jugadores de ajedrez profesionales al mover una pieza no solo ven ese movimiento, sino ven diez, veinte o treinta movimientos adelante y las posibles diez, veinte o treinta reacciones que podría tener el oponente. Tal es el caso que muchos ven el juego perdido sin necesidad de llegar al ominoso jaque mate. Los guiños que hace Tevis con los ajedrecistas son brillantes, él menciona que no podía utilizar sus nombres, pero que el lector podría descubrirlos y así fue, por allí vemos a Bobby Fisher enseñándole partidas a nuestra protagonista y a Anatoli Kárpov convirtiéndose en el reto máximo, y también contemplamos a un Garry Kasparov de nueve años siendo vencido por Beth Harmon y confesándole que su objetivo es convertirse en el mejor ajedrecista del mundo y de la historia, cosa que logra.

Con respecto a la redacción, Tevis utiliza la voz del narrador omnisciente, lo cual es un acierto para la credibilidad del personaje, puesto que de esa manera protege ese halo sombrío que la envuelve y al mismo tiempo acentúa la distancia esta incluso con el lector. Los diálogos son moderados y puntuales, ninguno está de más y sin propósito. Existen muchos momentos de la introspección que nos conectan al pensamiento de la protagonista, la mayoría de ellos relacionados a la solución de partidas de ajedrez o a la elección de una estrategia. La historia es lineal, por lo que no encontraremos ninguna retrospección, aunque sí algunas elipsis necesarias para avanzar en la historia. El eje central es el ajedrez y todo lo que está fuera del ajedrez, a menos que tenga una relación indirecta que influirá posteriormente, no se menciona, por lo que no veremos a Beth Harmon celebrando nada. La escritura, como es común en muchos narradores estadounidenses, tiende a la sencillez y aunque no es minimalista, tiene ese espíritu de decir mucho con poco. Con oraciones directas y párrafos que respetan una estructura que en su simpleza son elegantes, no encontraremos gran variedad de recursos retóricos en su prosa.

En el mundo literario existente subgéneros, Gambito de dama transita libremente entre novela deportiva y novela deformación sin decantarse por una u otra categoría de forma definitiva. Lo de novela deportiva es obvio e innegable, es difícil encontrar a otro libro que retrate el ajedrez en la ficción como este; y lo relacionado a novela formativa o de aprendizaje es porque literalmente vemos la transición de la niñez a la vida adulta de la protagonista, aunque con sus particularidades que la alejan tres desviaciones estándar de la media. Entre los libros en esta categoría que ya son clásicos se encuentran Mujercitas de Louise May Alcott, David Copperfield de Charles Dickens y Jane Eyre de Charlotte Brontë, y más recientemente se han consagrado El guardián entre el centeno de J. D. Salinger, Tokio Blues de Haruki Murakami y El mundo de Sofía de Jostein Gaarder, y cada uno tiene un camino diferente para cerrar el arco de su protagonista. Gambito de dama tiene una protagonista femenina fuerte, de allí que podría también catalogarse como feminista, porque busca abrirse puertas y sobresalir en un mundo conquistado tradicionalmente por hombres, sin que el género fuera en sí relevante para ella, sino la igualdad por la capacidad y talento.

Gambito de dama, una gran novela seas ajedrecista o no.

1 comentario:

  1. Todo lo que implique esfuerzo físico y mental y más cuando se aplica a un deporte es digno de ver, desde los inicios del protagonista hasta alcanzar la cima, tomando en cuenta sus desaciertos, errores, pequeños logros, caídas y luego “el disparo hacia la luna”. Cuando se trata de ajedrez viene a mi mente dos películas que en su momento también fueron un “buum”, la primera de ellas “Jaque al asesino” de 1992 en la cual se narra la vida de un gran maestro del ajedrez que está acusado de varios asesinatos espeluznantes. Es una película de suspenso, rayando el thiller que usa al ajedrez solo como una herramienta para configurar el trasfondo de los giros de la novela policiaca, para mi posee un guion muy delineado y aunque no ahonda en jugadas maestras del ajedrez te da a conocer que quien domina el juego, gana. Pero sin duda la más significativa para mi es: Game Over, Gasparov Vrs. La maquina del 2003, un interesante documental donde la mente humana se enfrenta a la maquina de IBM, la historia presenta este interesante desafío y narra la preparación y los por menores en el desafío hombre Vrs. Maquina, la premisa del documental es que Gasparov alega trampa por parte de IBM al asistir a la maquina en algunos momentos críticos del juego.
    Lo bueno del libro, empezaremos por los protagonistas, tanto el personaje principal como los secundarios, como por ejemplo la madre adoptiva, los otros jugadores, dicen los lectores que el autor hace una buena concepción de los personajes, a esto se le une el ritmo con que se maneja la historia, ni lenta ni apresurada, hace que el lector mantenga el hilo de la historia, a diferencia de los anterior el ambiente no tiene el mismo desarrollo de los personajes aún así llama la atención.
    Lo malo, el final suele ser un poco abrupto, de una partida muy importante de pronto todo empieza a cerrarse de una manera muy ágil pero demasiado rápido, el libro tiende a estar cargado de estrategias y contenido de ajedrez lo que para los inexpertos en este juego puede resultar algo confuso.
    Lo sorprendente del libro, es que a pesar de que las jugadas pueden confundir no se pierde el hilo del desarrollo y crecimiento del personaje, algo que el autor ha logrado muy bien para captar la atención del lector.
    Entre los temas que se presenta, el ajedrez (obvio) lo que en algún momento generara el deseo de profundizar más en este mundo, jugadas, personas, premios, lugares, torneos, hacen que el lector pueda sentirse atraído a aprender más sobre este deporte.
    Otro tema podría ser, la convicción del personaje por perfilarse como una mujer que tomara muy enserio el ajedrez y lo llevara al punto profesional en su vida. Y aunque el tema no prevalece mucho en la novela, el autor hace pequeños guiños a que este mundo pertenece a los hombres y no tanto a las mujeres, algo que identificara mucho a las mujeres que se encuentran en profesiones donde los hombres dominan.
    Algo que llama mucho la atención del personaje es ver que ella descubre que es un prodigio por su talento, pero que toma conciencia de quiere mejorarlo y para eso pasara horas de horas practicando, leyendo, estudiando, jugando con otras personas, para desarrollar aun más su juego y llevarlo a otro nivel, algo que resulta como un buen ejemplo para las personas que quieren alcanzar el éxito.
    Otros pequeños temas, el apoyo entre la misma profesión, la soledad, la adicción a algunas pastillas, así como el apoyo de algunas instituciones para hacer que las personas se desarrollen plenamente, imagina que pasaría si las instituciones deportivas o el gobierno invirtieran en personas con talento, cuanto talento se descubriría y nuestra sociedad seguramente seria otra.

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