jueves, 2 de julio de 2020

EL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO de J.D. Salinger


«...muchas veces me imagino que hay un montón de críos jugando a algo en su campo de centeno y todo eso. Son miles de críos y no hay nadie cerca, quiero decir que no hay nadie mayor sólo yo. Estoy de pie, al borde de un precipicio de locos. Y lo que tengo que hacer es agarrar a todo al que se acerque el precipicio, quiero decir, que si van corriendo sin mirar adónde van, yo tengo que salir de donde esté y agarrarlos. Eso es lo que haría todo el tiempo. Sería el guardián entre el centeno y todo eso. Sé que es una locura, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.»
Jerome David Salinger fue es escritor estadounidense que alcanzó el panteón de los novelistas más citados en su país gracias a la publicación de El guardián entre el centeno. Obra que sin ser precisamente una novela juvenil tuvo muy buena recepción entre los jóvenes, aunque en el ámbito literario ha recibido críticas mixtas. Tanto su novela cumbre, como el mismo Salinger, han estado rodeados de controversias. La vida privada de los escritores con frecuencia es deprimente cuando no extraña y la de Salinger, sin entrar a detalles, tiene muchos ecos de miseria. 

El guardián entre el centeno es uno de los libros más populares y controversiales de la literatura estadounidense del Siglo XX. Escrita en 1945 y publicada hasta 1951, es una novela que por motivo de censura le fue difícil abrirse paso en las editoriales. La censura se reanudó y agudizó aún más cuando se descubrió que era el libro que estaba leyendo David Chapman mientras esperaba a que fuera arrestado luego de matar a quemarropa John Lennon. Así mismo John Hinckley, aquel sujeto que le disparó a Ronald Reagan para impresionar a Jodie Foster luego de ver la película Taxi Driver, confesó que estaba obsesionado precisamente con esta obra de Salinger. También Robert John Bardo, el merodeador y asesino de la actriz Rebecca Shaeffer, llevaba consigo un ejemplar del libro de Salinger en al momento de su arresto. El guardián entre el centeno pasó a ser el libro con el cual se identifican los asesinos inadaptados de celebridades.

Esta es la segunda vez que leo la novela. La primera vez fue hace doce años, quizá más. Por alguna razón cuando digo que leo un libro por segunda o tercera vez resulta ser que ya pasaron una cohorte de años, una década o más, sin apenas darme cuenta de que el tiempo ha pasado así de rápido y que la distancia que acompaña la última vez que cerré un libro hasta su reapertura es tan basta que fácilmente podría decir que si existe otra oportunidad de leerlo pasará otro buen número de años que quizá en este momento no me sea posible precisar. Por eso se dice que un libro jamás se lee dos veces, porque no somos precisamente la misma persona, crecemos, maduramos, envejecemos. La primera vez que leí “El guardián entre el centeno no me impresionó, de hecho, me molestó un poco la recomendación. No busqué leerlo, fue un libro prestado. Es extraño porque era una época donde era mucho más joven y por tanto debería haber existido de alguna forma una cercanía, una mayor empatía con el personaje principal, pero lejos estuvo de suceder eso. Desde el primer capítulo de El guardián entre el centeno sentí que la lectura clavó su propia cruz cuando el personaje principal y narrador de la historia consideraba deleznable a David Copperfield que coincidentemente era otro libro que recientemente había terminado de leer y que me había gustado muchísimo. Entre David Copperfield y Holden Caufield es claro inclinarse por el personaje de Dickens. En esta ocasión la situación de Copperfied la tuve plenamente superada, y hace tiempo que no leo a Dickens. Mi intención era darle una segunda lectura más profunda para entender el porqué de la fascinación que este libro crea en algunos.

La novela trata de las peripecias de Holden Caufield, el personaje principal, un adolescente de dieciséis años que se acaba de enterar de que ha sido expulsado del colegio. La historia es narrada en primera persona y la aportación más importante de Salinger es la naturalidad del relato, es exactamente como si el adolescente hubiese escrito su propia aventura. Aunque tampoco es que J. D. Salinger fuera un adulto entrado en años, tenía apenas veintiséis años cuando terminó de escribirla. La narrativa posee latiguillos o muletillas constantes que a veces fastidian, un lenguaje no tan exuberante y opiniones colmadas de inmadurez. El párrafo con el cual inicio este post es el mejor del libro, lo transcribí enteramente, y lo encontramos en un momento de la novela donde finalmente uno entiende la situación y a su personaje. Por este párrafo debemos aplaudir a Salinger. Es un arrebato brillante en todo sentido.

Holden Caufield es un típico adolescente de la clase media norteamericana, inmaduro, con las mismas incertidumbres y tormentas de la generación a la cual representa, pero a la vez está a tres desviaciones estándar del promedio pues no se aliena como suele suceder con la mayoría y todo el tiempo se queja de cosas o acciones que odia de las personas, sus amigos y compañeros. Es intolerable al narcisismo, a la hipocresía, a las fachadas. Es deliberadamente un inadaptado que no está seguro de lo que quiere o hacia dónde va, ni qué lo qué está haciendo le construye o no un puente a algo, aunque fue su decisión arredrarse a su propia incomprensión. Pertenece a una familia y un estrato social donde prima el esnobismo, la gente se jacta de sus gustos y lujos, por lo que hasta cierta manera sus sentimientos de hartazgo son comprensibles bajo esa perspectiva. Quiere experimentar y huir. Existen muchas referencias en la obra a su constante adicción al tabaco, fumando hasta tres cajas de cigarrillos en un día, referencias a su necesidad de alcohol, de hecho, termina emborrachándose hasta las narices, así como también más referencias a su incontrolable deseo de perder la virginidad como si fuera un estigma, llegando a pagar a una prostituta cualquiera, de la cual no logra más que una golpiza por un proxeneta.

El persistente sentimiento de rechazo a todo es probablemente una de las razones de la censura; pero no la única ni la más importante. En realidad, lo que provocó más polémica fue el consumo del tabaco y alcohol y la búsqueda de sexo (llegando hasta la prostitución) considerando que el protagonista era un adolescente. Salinger se negó a modificar la edad de Holden Caulfield y mientras convencía con sus argumentos, retrasó la publicación de la obra cinco años. La verdad es que estos temas no me parecen tan extremos ni mucho menos alarmantes, publicaron Lolita de Nabokov y esa obra involucra la pederastia, o El Judío Internacional de Henry Ford, que es completamente antisemita. Es como Salinger decía, que no se publicaba por pura hipocresía porque todos en su adolescencia tuvieron esos vicios de Holden Cautfield o aun experiencias peores. No le sumó el consumo de drogas porque en la década de los cuarenta no eran moda.

Lo loable del libro es la definición del conflicto adolescente, del borroso camino a seguir sin saber siquiera quien exactamente es uno. Esa duda racional e irrazonable de todo. La melancolía de vivir en un estado donde se ha perdido la ignorancia y la inocencia, y solo queda un mañana gris colmado de incertidumbre.
«Lo que distingue al hombre inmaduro es que aspira a morir noblemente por una causa, mientras que el hombre maduro aspira a vivir humildemente por ella.»
Mucho del libro me parece intranscendental y superfluo, algunas narraciones aburridas y la trama incluso es hasta demasiado simple: Holden Caulfield se entera de que será expulsado del colegio por haber perdido cuatro materias de cinco, se pelea con su compañero de habitación, decide irse del colegio antes de que le notifiquen a sus padres, se va a un hotel, busca perder la virginidad, lo golpean, platica con viejos amigos, se emborracha, va su casa, platica con su hermana menor, luego se va de la casa y como no tiene dinero va a la casa de uno de sus profesores, luego pasa la noche en el metro, luego busca a su hermana en el museo, van al zoológico, y fin. Omití muchos detalles y lo hice muy lineal, porque la obra no se basa precisamente en saber en que termina, sino de las emociones que despierta cada uno de los acontecimientos.

Seguro que algunos de los que me leen son padres de adolescentes y se preguntarán si sería apropiado. Francamente es un libro para adolescentes, escrito por un joven para los jóvenes. Al menos es más inteligente que los típicos libros juveniles, y aunque ciertamente no me atrevería a clasificarlo como lectura juvenil. Dudo mucho que alguien pueda convertirse en un asesino de celebridades después de terminar la lectura, al menos no me dieron ganas de ir a buscar los dos Beattles que todavía están vivos.
«La educación académica te proporcionará algo más. Si la sigues con constancia, al cabo de un tiempo comenzará a darte una idea de la talla de tu inteligencia. De lo que pueda ajustarse a ella y de lo que quizá no pueda. Con el tiempo tendrás una idea de qué tipo de pensamiento se ajusta a la talla de tu mente. Para empezar, ahorrarás una enorme cantidad de tiempo al no haberte probado ideas que no te van, o que no te favorecen. Comenzarás a saber cuáles son exactamente tus verdaderas medidas y vestirás a tu mente de acuerdo con ellas.»

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