viernes, 31 de julio de 2020

DEL AMOR Y OTROS DEMONIOS de Gabriel García Márquez


«Era asunto de todos los días que los perros sin dueño mordieran a alguien mientras andaban correteando gatos o peleándose con los gallinazos por la mortecina de la calle, y más en los tiempos de abundancia y muchedumbres en que la Flota de Galeones pasaba para la feria de Portobelo. Cuatro o cinco mordidos en un mismo día no le quitaban el sueño a nadie, y menos con una herida como la de Sierva María, que apenas si alcanzaba a notársele en el tobillo izquierdo.»
Esta novela fue publicada en 1994 ya cuando Gabriel García Márquez era un escritor elogiado, consumado y ganador del Premio Noble de Literatura; sin embargo, la inspiración de esta historia parecía venir de muchos años antes, cuando él todavía se ganaba la vida como periodista en Cartagena y fue testigo de un descubrimiento que le trajo recuerdos de una leyenda que le contaban en su niñez. La historia se quedó suspendida durante mucho tiempo hasta que encontró el momento adecuado para sacarla a luz.

García Márquez cuenta que el convento Santa Clara estaba siendo remodelado para convertirlo en un hotel, en aquella época se encontraba documentando la apertura de las criptas que databan del Siglo XVIII, los restos de las personas allí sepultadas serían trasladados. El acontecimiento era importante arqueológicamente porque aportaba evidencia de uno de los primeros enclaves esclavistas de la América colonial. Una de las criptas en particular desató un misterio para todos. Cuando la abrieron los excavadores empezaron a tirar de una cabellera que parecía no acabar, hasta que al extremo encontraron un pequeño cráneo. La cripta pertenecía a una niña de doce años llamada Sierva María. Inmediatamente García Márquez rememoró una historia casi fantástica que le habían contado hacía mucho tiempo, el de una niña que arrastraba una larga cabellera como velo de novia. Fue así como decidió escribir una novela dedicada a Sierva María de Todos los Ángeles, la niña de la larga cabellera.

En 1955 fue publicada Lolita de Vladimir Nabokov, una novela que relata la relación incestuosa y pederasta entre un hombre de cuarenta años y su hijastra de doce. Esta novela que causó muchos elogios por su calidad literaria también desató polémica por los temas tocados. La sensibilidad de la época llevó la obra de Nabokov hasta la censura. García Márquez en 1955 era un joven periodista, había publicado la Hojarasca y también tenía en mente una historia parecida, la de un hombre en el seno del catolicismo, un vicario de treinta y seis años que se obsesionó con una niña de doce. A esto había que agregarle que la niña había estaba recluida en un convento, se le acusaba de estar endemoniada, era mitómana y además traía consigo la carga de toda una vida de descuido y falta de afecto de sus padres. A diferencia de Lolita, Del amor y otros demonios fue publicada casi cuarenta años después, la época y hasta la generación era diferente, por lo que los temas sensibles no hicieron demasiado eco, pero no por ello deja de ser un relato fácil de digerir.

La novela parte cuando un perro rabioso muerde a Sierva María, una niña de noble cuna hija del Ygnacio de Alfaro, marqués de Casalduero, y de Bernarda Cabrera, hija de un comerciante, mestiza, que se había casado con el marqués por puro interés y coaccionándolo. Antes de que sus padres se dieran cuenta de que Sierva María había sido víctima del ataque, la herida ya había cicatrizado. Pronto nos enteramos del contexto de la crianza de la niña, que ante la apatía de su padre y el desamor de su madre encontró en los esclavos yoruba una familia. Aprendió sus tradiciones y hasta sus lenguas y dialectos. Cuando cayó enferma su padre buscó inicialmente ayuda con un médico que no le daba muchas esperanzas porque la rabia solía ser letal, si es que tenía esa enfermedad. Luego, en desesperación, el padre de la niña se presentó ante un obispo que empezó a elucubrar con la idea de que la niña podría estar endemoniada: puesto que era diferente al resto de las niñas de su edad. Sugirió internarla en un convento a lo que el marqués aceptó.

Como es usual en la narración de García Márquez, comienza la historia en un punto de inflexión, en este caso la mordida de un perro rabioso y el lector no comprendiendo lo que sucede queda alterado y hasta indignado por las acciones u omisiones de los personajes. Es entonces cuando García Márquez echa para atrás con las necesarias analepsis y nos desarrolla un contexto mucho más amplio y profundo de los personajes. Logramos entender quiénes son y porqué actúan así, aunque eso no significa que aprobemos o aceptemos lo que hacen o dejen de hacer. Volvemos nuevamente al punto de inflexión y ahora vamos hacia adelante con algunas elipsis, para conocer en donde desembocarán los acontecimientos y comprenderlos. A priori sabemos que la niña morirá, pero no sabemos aún la tragedia que hay atrás y con qué fuerza nos golpeará.

El estilo narrativo de García Márquez se encuentra en toda la extensión de esta novela, llena de matices, rica en detalles y descripciones que traen a la vida escenas que suceden en nuestra mente tal cual fueran viejos recuerdos. Del amor y otros demonios es además una pequeña cápsula de historia, pues se retrata un momento oscuro de Colombia en el cual era normal la esclavitud, la intolerancia religiosa y los procedimientos del Santo Oficio. En el realismo mágico ya es usual tratar como si fuera algo normal las disfuncionalidades familiares además de aceptación de ciertas creencias locales que van desde el mal de ojo hasta apariciones, sin ocultarlo como giros ni dar explicaciones de más. La historia de Sierva María es dickensiana a la inversa. Pudo haber sido la mujer cuya belleza y riqueza despertara pasiones y ambiciones en Cartagena, en cambio fue una niña abandonada que enclaustrada sufrió las promesas de un amor perverso que nunca fue.

Una novela de García Márquez que no sale de su canon, pero que puede trastocar la sensibilidad del nuestro.

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