«El calor es sofocante en la pieza cerrada. Se oye el zumbido del sol por las calles, pero nada más. El aire es estancado, concreto; se tiene la impresión de que podría torcérsele como una lámina de acero. En la habitación donde han puesto el cadáver huele a baúles, pero no los veo por ninguna parte. Hay una hamaca en el rincón, colgada de la argolla por uno de sus extremos. Hay un olor a desperdicios. Y creo que las cosas arruinadas y casi deshechas que nos rodean tienen el aspecto de las cosas que deben oler a desperdicios aunque realmente tengan otro olor.»
La hojarasca fue la primera novela publicada por Gabriel García Márquez, en 1955. En ella descubrimos al pueblo de Macondo y nos enteramos por una referencia de la existencia del icónico coronel Aureliano Buendía, a quien más adelante conoceríamos en Cien años de soledad. Sin embargo, la realidad es anacrónica, comenzamos la obra de García Márquez por Cien años de soledad y de esta partimos para descubrir la belleza de La hojarasca.
La historia no es muy compleja ni extensa. Los sucesos se originan al final de los años veinte, pero las analepsis cubren un período de veinticinco años. Existen tres perspectivas de los sucesos comenzando por la de un niño de once años, la de su madre, una mujer en sus treinta y finalmente la de su abuelo, un coronel retirado y respetado en la aldea. Todo comienza con el funeral de un doctor que se suicidó, un hombre odiado por el pueblo y de quien nunca llegamos a saber su nombre, luego la historia va a saltos, de forma discontinua hacia atrás.
La hojarasca es una novela bellamente escrita, destila un tono sepia en cada página. Tiene sencillez y profundidad. Los personajes nos son descritos por sus emociones y motivaciones y no tanto por sus características físicas, aunque no se descubren todos sus secretos porque el misterio también es una constante. Todo el relato se desarrolla con parsimonia sin caer en el aburrimiento y manteniendo una atmósfera entre melancólica y catártica. García Márquez sabe retratar el tono rural y hacer que Macondo sea un pueblo que encaje bien en cualquier país de América Latina.
La sinopsis de la novela es la siguiente:
«El padre, un hombre envejecido y medio cojo que posee el título de coronel en la aldea, siente la obligación de enterrar al fallecido doctor, a pesar del consenso que hay en Macondo de que debería pudrirse en la casa esquinera en la que él había vivido completamente aislado durante la última década. La hija, Isabel, es obligada a acompañar a su padre, sabiendo que ella y su hijo tendrán que hacer frente a la cólera de sus vecinos en Macondo. La narración del nieto, por otro lado, se enfoca en lo misterioso y lo maravilloso de la muerte.»
La novela nunca se muestra completamente abierta y se presta a muchas elucubraciones. Por ejemplo, aunque nos queda claro porque el pueblo repudiaba al doctor, nunca nos enteramos por qué había dejado de ejercer la medicina y tampoco que hacía allí, viviendo en el ostracismo. Tampoco entendemos el compromiso del coronel retirado de darle cobijo al doctor por ocho años, cuando la única referencia que tenemos es una recomendación dada en una carta por Aurelio Buen Día, además de seguir sosteniendo su amistad cuando el doctor se había convertido en un auténtico paria. Hay muchas cosas en la novela que no se dicen y por lo tanto no se entienden, como esos secretos familiares que se guardan con mucho celo y que si salieran a luz serían una humillación insoportable.
El coronel retirado tenía tal sentido de compromiso y lealtad, que no dudó en brindarle un entierro digno al doctor y procuró todo lo que estaba en sus manos para que así fuera. Su hija, pese al hastío de haber permanecido en esa situación, dentro de la casa donde colgaba una persona despreciable, estuvo al lado de su padre. Ella no sentía ninguna obligación por el doctor, le era indiferente salvo por algunos detalles personales no tan pequeños que sumaban más a favor de la opinión del pueblo. Y el niño, que no sabía demasiado ni de la vida ni de la muerte y de repente estaba viendo como amortajaban a una persona para luego dejarla yacer en un féretro, podría haber estado jugando aquella tarde con sus amigos, pero en lugar de eso estaba en un funeral donde nadie derramaba una lágrima.
La razón por la que el pueblo odiaba al doctor es porque este se negó a auxiliar a varios heridos a consecuencia de los enfrentamientos de la guerra civil, ni siquiera salió de la puerta de su casa. Anterior a eso el doctor también se había negado a atender a una criada, pero en ella nos enteramos de las razones. Y después de todo esto nos cuestionamos si su inacción era suficiente motivo para el odio de las personas del pueblo o si la profesión también confiere una obligación cuando ya se ha renunciado a ella. También está el tema de los principios, de que a atender a heridos combatientes revolucionarios significaba entrar en la guerra y además decantarse por uno de los bandos.
El doctor llegó solo y sin aviso, en las primeras hojas de la tarde, con una carta y partió veinticinco años después, en soledad y sin aviso, sin dejar una carta, ni pertenencias, salvo algunos baúles con viejos papeles. Sabía que la única persona que podía darle un entierro digno era aquel coronel retirado, que ya estaba enfermo y envejecido. El doctor no quiso correr el riesgo de que algún día no despertara y su cuerpo se pudiera en aquella casa y optó por el suicidio antes de que la persona que velaría por su dignidad muriera.
La hojarasca se extendía por las calles de Macondo. Un cementerio de hojas inútiles sopladas por el viento. El doctor en vida y muerte fue como aquellas hojarascas.
Hay varios elementos que siempre me han llamado la atención de Gabriel García Márquez. Primero, la descripción del lugar, al leer algunas reseñas sobre "la hojarasca" la descripción del ambiente, del lugar, de la región, de la casa, es tan exacta, tan llena de detalles que incluso como dijo un comentarista "me causaba sed, cada vez que mencionaba el ambiente" refiriéndose al clima, yo recuerdo que otra de sus novelas me causaba calor, algo que pocos escritores pueden crear en la mente del lector pero que al autor se le da muy bien.
ResponderEliminarSegundo, la descripción de sus personajes, hay tres personajes que llevan el ritmo de la obra, y cada uno de ellos da su punto de vista referido a los acontecimientos de la muerte de un medico. El primer punto que aparece es el de un niño de 11 años, seguidamente aparece el punto de vista del coronel y por último aparece también el punto de vista de La hija del coronel, todos ellos plagados de detalles en una sincronía de colores que desconfiguran y arman el ambiente en el cual se están generando los acontecimientos.
La obra comienza con el punto de vista del niño de 11 años, para algunos de los lectores critican la madurez en la reflexión que hace el niño, sin embargo al momento agregan que al describir el cadáver se puede denotar también la inocencia y la sencillez del personaje.
Tercero, los lectores concuerdan en que no quedan atados, ni esclarecidos algunos asuntos como por ejemplo qué pasó con el esposo de Isabel? qué pasó con Meme, y cuál fue realmente el motivo que provocó el suicidio del médico.
Cuarto, los personajes viven tanto en el presente como en el pasado, los 3 muestran una nostalgia y una soledad; el coronel por su primera esposa, la hija por su esposo, y el niño por su padre. Aquí aparecen ya algunas referencias de los personajes para entenderlos mejor.
Quinto, desde el momento en que comienzan los hechos Gabriel García Márquez hace uso del recurso del flashback, llevando al pasado a sus personajes, algo que puede confundir al lector sino presta mucha atención. Algo que me hizo abandonar "100 años de soledad".
Sexto, por primera vez aparece el mítico pueblo de Macondo, que va a ser un pueblo ficticio muy famoso en la obra de Gabriel García Márquez.
Séptimo, me atrevería también a decir que en este libro aparece una referencia de "Crónica de una muerte anunciada" en donde se dan una serie de elementos muy similares; como el fallecimiento de una persona y el esclarecimiento de los hechos.
Octavo, los valores de la época son representativos en la obra del autor, la mayoría de estas obras representadas en ambientes rurales muestran claramente la visión de estas personas; su forma de comportarse, sus creencias, su cultura y por supuesto sus valores, con los cuales viven muy arraigados.
Sería una obra muy interesante de leer y de profundizar ya que con tu reseña, más las que leído, me han motivado también a darle una segunda oportunidad a otra de las obras de este gran autor,