«El bus arrancaba entre un nubarrón de humo negro que dejaba a todos los de la parada en tinieblas. Así transcurrieron los días, las semanas, los meses. Los domingos iba a ver al Gato a la lucha libre, que en el cuadrilátero se llamaba el Tigre, y que con un solo manotazo hacía salir volando a los Gemelos del Infeno, los malos que siempre atacaban por la espalda al héroe de las multitudes: el Mariachi.»
Valeria Cerezo es una escritora guatemalteca cuya versatilidad en la construcción de historias, tramas y personajes y el uso magistral de herramientas narrativas y discursivas, la han hecho acreedora de una serie de reconocimientos literarios, entre ellos el Premio Centroamericano Mario Monteforte Toledo. Su colección de cuentos La muerte de Darling y la novela La flor oscura, fueron finalistas en el Certamen BAM Letras, que era un programa de apoyo para los autores inéditos guatemaltecos promovido entre los años 2013 a 2018 por el Banco Agrícola Mercantil –BAM–. Cosas más extrañas suceden en el mundo, publicada en 2020 por Editorial Praxis, es su tercer libro.
Cosas más extrañas suceden en el mundo es una colección de relatos. Lo componen un total de 26 historias de diversas extensiones, tonos y argumentos que, conforme avanzamos en sus lecturas, notamos que existe un hilo conductor, un eje común sobre el cual se mueven todos los relatos sin que ello los haga repetitivos, reiterativos o aburridos. Sin mostrar pretensión alguna, Valeria Cerezo realiza una sutil (a veces no tanto) crítica social, una exposición de los fallos del actual sistema de valores que como individuos no solo aceptamos, sino que hasta nos aferramos y los convertimos en uso y costumbre, como viejas reliquias de significados distorsionados. Juega, esboza y entreteje los sueños con las frustraciones, la comedia en la tragedia, la ironía en el vicio de las cosas. Cosas más extrañas suceden en el mundo es una oda a la vacuidad de las ideas ajenas, una ventana cosmopolita que en su empaño es locura y en su transparencia verdad.
A continuación, esbozaré brevemente cada relato mencionando su argumento o idea principal y donde es importante advertir que, aunque algunas líneas parezcan un spoiler, en realidad el valor del relato no está en conocer su nudo y desenlace, sino en el mensaje subyacente o la interpretación del lector que incluso puede estar en contraposición del deseo del autor, en este caso, autora.
- Correspondencia ajena: una mujer encuentra los pedazos de una misiva, ella no solamente cree que sea una carta de amor, sino que empieza a recogerlos porque la hace suya. Este relato es un guiño a los libros, a las obras, los autores creen que son suyas, en realidad son de quien las reclama, de quien las aprecia, pues un libro sin lectores es una semilla que nunca germinó. Las historias que construyen los escritores pertenecen a los lectores.
- Franklin está salado: Franklin es un hombre de mediana edad, frustrado y desempleado, que lee los clasificados buscando un trabajo que se adapte a su perfil. La búsqueda es completamente insatisfactoria al mismo tiempo que se encuentra y queja de una serie de sinsentidos en cada requisito. Cansado de comer sardinas, su único y económico sustento, se empieza a convertir en una a la vista de todos porque está salado. No recuerdo haber leído el apellido de Franklin, por lo que diré que es Franklin Samsa que en un acto surrealista y completamente absurdo se revela al sistema convirtiéndose en un pez en lugar de un insecto.
- Les tengo una noticia: este relato trata de un hombre se queda solo en casa porque su esposa debía ausentarse por unos días. Con muchos planes para disfrutar de su soledad termina aterrado por un sonido quizá animal que sale de las gavetas de un viejo gabinete, una intocable e invaluable reliquia de la familia. Apresurado, vende la casa con todas las cosas, porque era preferible ese acto de locura que enfrentarse al supuesto bicho que se ocultaba en el mueble familiar. En este relato Valeria Cerezo sintoniza a Cortázar, pues aquellos extraños ruidos parecen un homenaje a Casa tomada.
- Un hombre sin suerte: un hombre está aburrido de su vida perfecta y hace todo lo posible para que su secreta infidelidad sea descubierta por su esposa, esto con el propósito de que la mácula traiga algo ligeramente interesante a su rutina. Pero tiene tan mala suerte que ni aun siendo evidente, logra ser descubierto. Este relato, al igual que Dos desconocidos (e incluso el siguiente, Amor, amor), es una crítica al matrimonio que se ha convertido a la vista de todos en una institución de apariencias.
- Amor, amor: relato que trata de una velada romántica, casi perfecta a no ser porque la pareja de novios, mutua y constantemente, mentían y fingían, dando a entender afirmaciones, gustos y conductas contrarias a su naturaleza y sentir con tal de no herirse u ofenderse. Si la base del noviazgo o de cualquier relación es la mentira ¿qué podría esperarse del matrimonio?, aunque también la autora podría estar hablando del sacrificio del amor que es tal que termina sacrificando la virtud, en todo caso siembra la duda si acaso la verdad es el pensamiento o el hecho materializado a pesar de que sea contrario al pensamiento.
- Dos, ausencia: personas concurrentes a un funeral juzgan y hasta culpan a una joven viuda por su repentina desaparición tras la muerte de su esposo. Ella no estaba ni escondida ni ausente, sino más cerca de su difunto esposo que nadie. El relato nos enseña que el juicio de las personas siempre está muchos pasos adelante del conocimiento, entendimiento y discernimiento.
- La búsqueda: es un microrrelato en el que nos narra como un hombre buscaba besos por todos los lugares de su casa. En ocasiones los microrrelatos son los más complejos porque a pesar de su extensión, cavan en lo profundo y la interpretación no deja de ser un lazo que es halado del criterio y experiencia de cada lector. Los besos son manifestaciones afectivas físicas, pero al mismo tiempo efímeras que luego solo tienen cabida en la memoria y la memoria es el hogar de los pensamientos y no sería absurdo en este caso que un hombre hurgue en sus recuerdos buscando aquello que daba por olvidado.
- El mensajero: una niña en la pubertad cree que unos hermosos versos que encuentra escritos en distintos lugares están dedicados a ella, lo cual la hace feliz, pero cuando el tono de estos va cambiando, ella encuentra disgusto e infelicidad. Un cándido niño que no la conoce y que tampoco sabe leer, dibuja estos versos al azar únicamente porque le gusta su grafía. A este relato no hace falta darle muchas vueltas, en ocasiones nos tomamos las cosas muy personales y en otras, terminamos haciendo daño a alguien con alguna inocentada y ni nos enteramos.
- A ningún lado: un anciano está afanado por encontrar algo valioso que ha perdido, se desvive por encontrarlo, pero lo perdido es el tiempo. El argumento en sí mismo es tan explicito que no hace falta explicar lo obvio.
- La memoria en llamas: este es uno de los relatos más largos de la colección, trata de un joven que compra un par de libros usados y termina obsesionándose tanto con el antiguo propietario (a quien no conoce) que empieza a experimentar fantasías que van desde las más idílicas e inocentes hasta las más oscuras, algunas incluso eróticas. Somos testigos de la fatalidad de la obsesión y lo absurdo que pueden ser sus orígenes. Cuando el sueño no es alcanzado en ocasiones la frustración le abre el paso a la pesadilla.
- Diecisiete mil ochocientas ochenta y cinco malditas noches: este relato ya había sido publicado en la Muerte de Darling y es una anécdota de bar donde alguien, no importa quien, le cuenta de cómo su insensible padre durante 49 años, con todos sus días, dormía plácidamente y despertaba a su esposa en la madrugada hasta la última noche de la vida de esta. En aquella noche él se había ido a dormir como siempre y se acostó junto a la madre del narrador y no se dio cuenta que ya estaba muerta hasta la madrugada cuando la despertaba para pedirle cualquier tontería. El título hiperbólico del relato no tomó en cuenta los años bisiestos, por lo que hicieron falta algunos días (probablemente doce). En fin, hay quienes están cortados por el egoísmo y este no tiene fecha de caducidad, otros que sufren estoicamente un infierno personal sin posibilidad de redención.
- Barajear el futuro: es el soliloquio de un individuo dentro de una partida de naipes en la que empieza a darle vuelta a la vida o estado de quienes lo rodean, hasta que da cuenta de que él es un personaje de ficción y no existe. Varias interpretaciones me vienen a la mente: la primera y quizá la más acertada es que es un simple trolleo de la escritora; la segunda, un relato que se comenzó y que después, no sabiendo como concluirlo, aunque tampoco con el deseo de volver a empezar, le dio un giro desesperado para desembarazarse de él; y, tercero, el personaje no es tan diferente a las personas cuya vida y destino en realidad están marcadas por el sistema social, de clase, de raza o de casta que define lo que son y lo que pueden llagar a ser.
- En la oscuridad no se ve el mundo: dos jóvenes conversan, fuman y beben cuando empiezan a platicar de los sueños. El relato pone en duda la realidad, de que si lo sucedido fue un sueño o verdaderamente pasó. No es concluyente y el lector debe decidir si la peonza sigue girando o no.
- Por Julien: alguien triste y nostálgico brinda en un bar por Julien, le acompaña en ese acto un desconocido más beodo que serio. Cuando este le pregunta quien es Julien nos enteramos de que es otro desconocido que se dirige a Paris y quizá debería tener a alguien que le extrañase, lo único que hay de él es un boleto desechado de avión por lo que Julien puede ser cualquiera. ¿Qué nos deja el relato? Si seguimos el corte de los anteriores nos dice que en ocasiones nos obligamos a creer hechos que solo funcionan en nuestra mente y que tomamos pesos o cargas que no nos pertenecen, es decir, sufrimos por puro gusto o decidimos sufrir porque nos sienta cómodo el dolor. El desconocido en el brindis viene a simbolizar una víctima de esas cargas, pues a veces las compartimos con cualquiera que se encuentre vulnerable.
- Pecador infame: la esposa de un escritor dona parte de la fortuna de este a una iglesia. El escritor empieza a ir secreta y recurrentemente a la iglesia para beberse el vino sacramental y de esa forma desquitar la pérdida de su dinero, aunque todos en realidad lo que observan es a un hombre entrar a una iglesia y dan por sentado que va a confesión o simplemente a orar. El relato nos enseña que las apariencias engañan, que un acto bienintencionado puede ser egoísta y que una acción reprobable para uno puede ser la causa justa de otro.
- La raíz: una vieja cocinera le enseña a preparar pepián el día de sus quinceaños a la hija de sus patrones. Mientras se desarrolla la receta y el lector saborea los ingredientes del típico platillo, el relato, a través de analepsis, nos cuenta la vida de la cocinera indígena que está marcada por el machismo y la violencia. El final del relato me lo debo ahorrar porque es un giro de tuerca propio del realismo mágico, lo que convierte a esta historia en la más diferente de todas en esta colección y la que deja un momento entrañable para el lector.
- Pobrecita de la palma: una persona sube a un cocotero no para cosechar sus frutos, sino para convertirlo en una especie de alcancía; pero tuvo mala suerte y en la aldea no llovió precisamente agua. El sistema será imperfecto, pero seguramente funciona, en muchos casos, mejor que las locuras y ocurrencias nacidas de la desconfianza. Es probable que haya un subtexto que no aprecié en el relato, pero a diferencia de los demás, en este me parece que el objetivo era entretener con una historia que quizá sí pasó.
- La hora de las tinieblas: unos niños curiosos por los libros no pueden leer por la noche por dos razones, la primera es que se los prohibió su padre, y la segunda es que este corta intencionalmente la luz. Entonces los niños empiezan a contar historias para entretenerse mutuamente, que tampoco deben porque la noche es para dormir. Uno de ellos, el que tiene su cama cerca de la puerta, finge tos para alertarlos de la cercanía o presencia de los mayores, evitando así sean descubiertos. Esto termina convirtiendo a ese niño como el enfermo de la familia, pero en realidad fue héroe entro de los demás a favor de la historia. El relato nos dice que en toda historia alguien debe sacrificarse y que el sacrificado no precisamente ha perdido, porque el valor que obtuvo supera con creces su esfuerzo.
- La jaula: esta historia fue publicada inicialmente en La muerte de Darling y nos cuenta la historia de un niño que se entera de que su abuelo, a quien no quiere, los visitará y se quedará a cenar. El plato principal no será otro que un suculento conejo. El niño movido por la misericordia realiza una acción heroica al rescatar a los conejos que serían las viandas y luego se esconde porque heroica o no, su acción también merece una reprimenda. El relato es bastante sencillo en su mensaje: aún las buenas acciones pueden tener consecuencias desagradables e involucrar el rompimiento de regla, ley, norma u orden, pero eso no resta valor y siempre habrá quien de ese paso.
- Humo, sólo humo: una señora y un joven se encuentran en una banca y comparten un momento fumando. La historia transcurre con los pensamientos de ambos sin que lleguen a platicar. Los cigarros finalmente se consumen junto con el momento. Los convencionalismos crean muros que de no existir nos enteraríamos de que hay otras personas tan parecidas a nosotros cuyo silencio no es más reflejo que el nuestro. Otra interpretación al relato es que muchas veces un momento no necesita de palabras para ser mejor y que la soledad puede ser solo humo.
- Dos desconocidos: una pareja mayor celebra su aniversario con una suntuosa cena en un buen restaurante. Platican y no poco, pero cada uno dice y habla lo que quiere y finalmente es como si ninguno hubiese escuchado al otro. ¿Un matrimonio a pesar de todo?, ¿una costumbre?, ¿una apariencia? El relato no nos dice que alguno de ellos sea infeliz, es más, se desenvuelven con suficiencia y comodidad.
- Mi niña: a alguien le celebran el cumpleaños y le dan una muñeca, pero ya no es una niña, sino una mujer en sus 37 que para los ojos de su padre no dejará de ser niña. A la vista de los padres los hijos siempre serán niños, no porque menoscaben su intelecto o madurez, sino porque su sentimiento afectivo los hace protectores, aunque el relato critica quizá el hecho de tratar a alguien en una condición que no se acopla a su realidad y que por lo tanto lejos de apreciar y valorar la afectividad en ese trato despierte cierto rencor, cierto resentimiento, que se torne en un catalizador de infelicidad. En fin, un hijo no puede entender a su padre porque para hacerlo necesita convertirse en uno.
- El mundo de afuera: una joven pareja despierta y celebra un nuevo día en su idilio, la intención de la escritora es contarnos detalles de una rutina que nos da a entender que es una pareja normal, pero el giro que le da es que son personas de la calle. Las personas de la calle también son personas.
- Ella, la suerte negra: un viejo cuenta la historia de una batalla con una serpiente para conseguir una especie de amuleto de la suerte. El relato nos dice que nada es fácil y aún la suerte implica una preparación, lucha y quizá sacrificio para obtenerla. Bueno, toda colección tiene más de algún relato que se siente flojo u olvidable tan pronto se lee y creo que este es uno.
- A diez: un comerciante analfabeto decide no complicarse la vida con las matemáticas vendiendo todo en su abarrotería a diez. Esto lo lleva a tener un enfrentamiento con hombres duros y taimados. Todo el pueblo luego resulta involucrado en la defensa del simpático comerciante. El relato nos enseña que ser demasiado pragmáticos nos puede acarrear problemas y solo quienes nos conocen podrán abogar por nosotros. Otro mensaje es que facilitarnos las cosas podría implicar complicárselo a otros, he allí la gente del pueblo defendiendo al comerciante contra hombres de moral dudosa que bien podrían sucumbir a un acto de violencia. De igual manera, el comerciante no aprendió su lección, siguió vendiendo todo a diez.
- Quebrantahuezos: la historia, por mucho, más larga de todas en la colección. Un niño bastardo, vástago de una criada y del hijo del patrón de una finca, es enviado a la ciudad para ahorrarle la vergüenza a la familia. Allí se convierte en guajero, cargador de bultos, ayudante de tienda y finalmente brocha de bus. La vida es una lucha para todos. Todos somos luchadores, pero algunos tienen que luchar más que otros y eso no necesariamente implica que ganen todas las batallas o se levanten más rápido que quizá no puedan y no por falta de voluntad o espíritu. Esta historia es una crítica social y retrata la pobreza no solo económica, sino en principios y valores de la sociedad guatemalteca. El pobre niño, que después se convirtió en muchacho, vio limitadas sus oportunidades desde la concepción, pero en realidad no tenía nada en especial salvo que su semblante es idéntico al de otros miles porque la historia de él se repite todos los días y no en la ficción.
Después de hacer un recorrido por todos los relatos únicamente me faltaría mencionar que esta colección cumple las cuotas de calidad literaria en lo que respecta su narración. El lenguaje es fluido, sencillo, pulcro y versátil, adaptándose a las circunstancias de cada relato. Me atrevería a decir que cada oración fue repasada varias veces y que las palabras que permanecieron en cada historia fueron las suficientes, ni de más, ni de menos.
Los relatos de Valeria Cerezo tienen giros y funcionan tanto si retratan la ruralidad como la ciudad, sus personajes son maleables sin que eso les haga perder su tridimensionalidad, pueden ser cualquiera y al mismo tiempo son únicos. Apuesta por el absurdismo como recurso sin que eso termine por definirla completamente y cuando debe dar una muestra de la tradición de los autores latinos, encaja con precisión. Los relatos también son raros, estrambóticos, pero cosas más extrañas suceden en el mundo.
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