jueves, 3 de febrero de 2022

LOS DEMONIOS DEL REICH de Fabiano Massimi

 

«Realmente con la edad me estoy volviendo un sentimental, se dijo mientras ponía un pie en el despacho de su viejo amigo Bernie, con el corazón latiéndole como en una primera cita. Después de todo, había que entenderlo: tras lo que habían vivido juntos en el frente occidental, siendo poco más de unos críos, no se habían visto durante casi quince años.»

Fabiano Massimi es un editor y traductor italiano que hasta hace poco decidió dar un paso para convertirse en escritor. Tiene formación académica en filosofía y técnicas narrativas. Ha estudiado en la Universidad de Bolonia, la Universidad de Manchester y la Escuela de Holden de Turin. En 2020 publicó la novela El ángel de Múnich, con la cual logró mucha notoriedad entre los lectores y la crítica, obteniendo el Premio Asti d’Apello. Los demonios del Reich es su tercera novela.

En El ángel de Múnich Fabiano Massimi aborda el suicidio de la sobrina de Hitler como un thriller y no como una novela histórica como cabría de esperar. La trama nutrida por especulaciones y teorías con limitadas pruebas, aportan los elementos para revestirla de frescura y pedirle al lector un salto de fe de que incluso del Tercer Reich puede salir algo bueno, en este caso una novela policial entretenida y adictiva, por lo que es válido perdonar alguna anacronía en favor de la trama. 

Rescatando los personajes creados en El ángel de Múnich, porque obviamente ¿por qué habría de crear otro detective si dejó vivo al anterior?, en Los demonios del Reich, sin ser una secuela directa, Fabian Massimi continúa con la fórmula de un thriller, aunque trasladándonos unos años después, 1933, y en otra locación, Berlín. El desencadenante o corona de la novela es el incendio del Reichstag, aunque realmente la mayor parte de esta es una investigación de desaparición. He aquí la sinopsis:

«Corre el mes de febrero de 1933 en Berlín. Ante el edificio del Parlamento en llamas, el ministro de Propaganda del Tercer Reich, Joseph Goebbels, se dispone a hacer unas declaraciones a la prensa. Unos días antes, Siegfried Sauer, que había huido a Viena junto a Rosa, se encuentra en su casa con el agente doble Karl Julian. Hace dos meses que Sauer no sabe nada de su pareja: ella ha vuelto a Alemania para unirse a la resistencia y tratar de dinamitar el partido nazi desde dentro, pero cuando Julian le enseña una postal que ha recibido con una foto de Múnich y una cita del Cantar de los Nibelungos —«Cava una fosa y siéntate en su interior»—, entiende que se trata de un mensaje para él: Rosa está en peligro. Sauer viajará clandestinamente a Berlín, una ciudad plagada de camisas pardas, clubes nocturnos, fiestas secretas en la que no puede fiarse de nadie y donde se suceden misteriosos asesinatos de mujeres, todas ellas muy parecidas a Rosa.»

La búsqueda de Rosa se convierte en el leitmotiv de la obra. Siegfried Sauer, conociendo las inclinaciones políticas de su expareja desaparecida, deberá tener mucho cuidado en una ciudad que se ha convertido en el germen del totalitarismo. En 1933 Hitler ya era canciller, aunque en aquellos momentos el poder de los nazis se encontraba, en lo que cabe, controlado. Hindenburg todavía era presidente y Alemania era una república. Conforme Siegfried se sumerge en la búsqueda de su amada, la novela se torna una suerte de novela negra y de conspiración: primero, la aparición de mujeres jóvenes asesinadas brutalmente, y segundo, el plan por impedir el incendio del Reichstag teniendo como supuesto que fueron los nazis quienes orquestaron este suceso para hacerse del poder con la privación de libertades que consecuentemente Hindenburg estaría decretando.

Un anacronismo que noté en la novela es el uso del concepto «asesino en serie». Este término no se acuñaría hasta en 1970 en Estados Unidos por el agente del FBI Robert Ressler. Tampoco parece coherente que, en una ciudad pujante y vibrante como Berlín, se tomara tan a la ligera el asesinato de estas muchachas. El fanatismo existía, pero no en contra del propio pueblo alemán. Sería intolerante para las fuerzas policiales encontrar a mujeres con tal grado de saña, teniendo en cuenta que no pertenecían a ninguna minoría, es decir, no eran judías; aunque Massimi se encarga de colocar a Heydrich en el lugar para hacerlo creíble: si la Bestia rubia está en Berlín, Berlín podría arder. Heydrich estuvo en la purga que se llamó «Noche de los cuchillos largos» y orquestó el aciago y trágico episodio de la «Noche de los cristales rotos», por lo que, a pesar de todo, podría haber una mínima posibilidad de sostener la tesis de Massimi. No obstante, Heydrich era la mano derecha de Himmler y en aquella época este último buscaba distanciarse de la violencia de las tropas de asalto SA comandadas por Ernst Röhm, de quien nos hubiera sido más creíble la responsabilidad de los asesinatos. Los personajes principales, Siegfried y Rosa, tienen pensamientos propios del siglo XXI y eso hace que su conducta también parezca fuera de lugar para el tiempo y espacio en el que viven. Siegfried me recuerda más a uno de esos detectives creados por Dennis Lehane o Michael Connelly; mientras Rosa a algo más salido de Tom Clancy. De cualquier, manera esto no significa que haya un agujero, es usual, incluso en las novelas históricas, encontrarnos con personajes con pensamientos y conductas no apropiadas para la época. Estos personajes son adrede así porque es más fácil para el escritor entrar en ellos y también para el lector empatizar.

La novela está bien escrita y se lee con mucha fluidez. La estructura que guarda es lineal y a pesar de que haya una historia previa, esto no impide en lo absoluto la comprensión de lo que leemos. En ocasiones nos encontramos muy buenas líneas dentro de los párrafos que nos esbozan los peligros de movimientos populistas; aunque después, nos encontramos por allí con unas líneas en los diálogos que rozan la cursilería y un juego de espías y agentes dobles más propio de la Guerra Fría. Lo que no hay que perder jamás de vista es que a pesar de que aparezcan personajes históricos, principalmente nazis de alto nivel, no es una novela histórica, sino una ficción en un sentido bastante amplio que respeta en lo posible la tensión de la época, pero que no deja de ser una historia inventada.

El Reichstag fue incendiado la noche del 27 de febrero de 1933 y la culpa y sentencia recayó en Marinus van der Lubbe, un joven comunista holandés, del cual hasta la fecha no se sabe si actuó solo, era un chivo expiatorio o por qué estaba allí, aunque es importante señalar que medio siglo después la sentencia fue anulada y por lo tanto se le ha considerado inocente desde entonces, lamentablemente esta revisión del juicio vino algo tarde porque en 1934 el joven van der Lubbe había sido sentenciado a muerte por guillotina y fue enterrado en una tumba sin nombre. Existen muchas teorías conspirativas que acusan a los nazis del acto terrorista basándose en que fueron ellos los mayores beneficiarios de la quema del Reichstag. Fue el punto de inflexión de una democracia parlamentaria a un totalitarismo dictatorial. Había que elegir entre el menor de los males: una Alemania controlada por Stalin o una por los nazis, al final sucedieron ambas cosas. Massimi recoge estas teorías y les da forma. Dado que la mayoría de las teorías conspirativas son meras especulaciones, mejor utilizarlas para contar una historia, un thriller.

Esta novela es ideal para quienes disfrutan de los thrillers, novelas negras o policiales. Para cerrar, algunas líneas que vale la pena destacar y releer.

«A menudo olvidamos que la mayoría de las veces, en este mundo, es precisamente vagando sin brújula cuando encontramos el camino oportuno.»

«La gente cree que quiere la libertad, pero en realidad intercambiaría lo que fuera por un poco de seguridad. O por la impresión de seguridad.»

«Hoy en día para pasar a la democracia más avanzada a una pesadilla totalitaria se necesitaría muy poco: un accidente, un pretexto, la menor distracción.»

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