jueves, 2 de marzo de 2023

STEVE JOBS de Walter Isaacson

«Antes y después de hacerse rico, y sin duda a lo largo de toda una vida en la que fue sucesivamente un hombre arruinado y un multimillonario, la actitud de Steve Jobs hacia la riqueza resultaba algo compleja. Fue un hippy antimaterialista, pero supo capitalizar los inventos de un amigo que quería regalarlos; un devoto del budismo zen y antiguo peregrino en la India, decidió que su vocación eran los negocios. Y a pesar de ello, de algún modo, semejantes actitudes parecían entrelazarse en lugar de entrar en conflicto.»

Walter Isaacson es un periodista estadounidense muy reconocido. Se tituló en Harvard, luego continúo sus estudios en Oxford. Además del periodismo, posee estudios en historia, literatura, filosofía, política y economía. Fue CEO de la CNN y del Aspen Institute, además editor del Time. Comenzó su carrera en el Sunday Times de Londres. Como biógrafo obtuvo notoriedad con las publicaciones basadas en la vida de Henry Kissinger, Benjamin Franklin y Albert Einstein.

El 5 de octubre de 2011, a los 56 años, falleció Steve Jobs tras varios años de lucha contra el cáncer de páncreas. Un hecho desafortunado que enlutó a millones de personas. Steve Jobs es sin duda el empresario más importante del último tercio del siglo XX y probablemente el líder empresarial más admirado desde Henry Ford. Jobs fue un parteaguas en el mundo de la tecnología que comenzó con las computadoras personales, pero que no se limitó a ello, sino que extendió su influencia y visión a la industria musical, a la telefonía móvil, al cine y a la era digital de las aplicaciones y la nube. Si esa aciaga enfermedad no le hubiera acaecido tempranamente quien sabe hasta donde hubiera llegado, quizá los videojuegos, las redes sociales, los automóviles, el espacio mismo, incluso el “streaming de AppleTV podría ser muy distinto al que conocemos.

El 24 de octubre de 2011, casi tres semanas después del fallecimiento de Steve Jobs, es publicada su biografía oficial, escrita por Walter Isaacson. Lo que llamó la atención no solo fue la velocidad y momento en que este libro llegó a las librerías, sino su volumen, con más de setecientas páginas no era una obra que podría tildarse de ligera, y menos teniendo en cuenta la reputación de su autor. ¿A qué se debe esta extraña coincidencia? Lo cierto es que Walter Isaacson entró en contacto con Jobs por la época del primer diagnóstico de cáncer, en esos momentos Isaacson únicamente había publicado la biografía de Kissinger y de Franklin y teniendo en cuenta el carácter de Jobs y el desafío que significaba escribir sobre una persona aún viva, la idea no le resultó ni atractiva y ni viable, prefirió concentrarse en Einstein. Años después, en 2009, cuando Steve Jobs tuvo una recaída, Isaacson nuevamente fue llamado por él. En esta ocasión fue diferente. Isaacson observó en Jobs un legado consumado. Ciertamente el fuego ardía aún en los ojos de Jobs, pero era evidente que lo que se quemaba era lo que quedaba de un espíritu muy debilitado. El propio Jobs no estaba seguro si tendría suficiente vida para poder contemplar su biografía publicada, pero sí estaba seguro que no llegaría a leerla. Jobs no hubiera escogido ni tenía otra opción que Walter Isaacson, conocía la reputación de este y su compromiso con la objetividad, indudablemente en el libro estaría un Steve Jobs desnudo, con todos sus defectos y virtudes. Y así fue. La fecha prevista para la publicación se había fijado en marzo de 2012, pero las complicaciones de salud de Jobs hicieron que la editorial redoblara esfuerzos para que este todavía lograra ver el libro que contaba su historia, lamentablemente Jobs murió diecinueve días antes.

Water Isaacson entrevistó a familiares, amigos, compañeros, colaboradores, extrabajadores, a todo el círculo que rodeó a Steve Jobs desde 1972, además, y obviamente, entrevistó al propio Steve Jobs varias veces. También consultó otras entrevistas publicadas en periódicos y revistas, notas, noticias, artículos y documentales. He leído otros libros que tratan sobre Steve Jobs o lo mencionan, como los de Jay Elliott y Ed Catmull, pero son apenas fragmentos, no digo que no estén bien, porque son un excelente acercamiento inicial, pero este libro de Walter Isaacson es por mucho el más extenso y complejo de todos, mostrándonos a un Steve Jobs en todas las dimensiones de su vida.

Steve Jobs fue una persona que se ama y se odia en partes iguales y quizá hasta al mismo tiempo. Por momentos, cuando leemos su biografía, detestamos a Jobs, luego hace algo diferente y lo perdonamos, luego recordamos lo que hizo y lo vuelve hacer y vamos otra vez a la carga con nuestro desprecio, para después hacernos de la vista gorda y aplaudirlo, admirarlo y extrañarlo. ¿Cómo es esto posible? La respuesta es una personalidad magnética que no necesita comprensión, que se impone con autenticidad, aun cuando no tenga razón. Water Isaacson sostiene una tesis denominada «la distorsión de la realidad de Jobs», en ella indica que Jobs creaba su propia realidad cuando la que existía no le gustaba y estaba tan convencido de su irrealidad que hacía que quienes lo rodeaban terminaran creyéndola también. Este poder de persuasión empujaba las cosas a tal punto que la realidad que no le gustaba terminaba cambiando, haciéndose semejante a la realidad que sí le gustaba que, en consecuencia, dejaba de ser una irrealidad. Esta distorsión de la realidad no siempre funcionaba, había imposibilidades no sorteables; pero Jobs lejos de desanimarse hacía que su irrealidad mutara y al final el ciclo se completaba. Lo imposible se volvía posible porque nunca se reparaba que era imposible.

Jobs era un genio, aunque nunca creó ni inventó nada de forma directa y en solitario, tampoco desarrolló o programó una aplicación o código. En lugar de eso se valía de todo un equipo al cual presionaba más allá de sus posibilidades, un equipo de personas excepcionales, genios que solo necesitan un guía. No había imposible. Decía lo que quería y cómo lo quería. Haciendo una analogía, en su mente estaba la pintura, un Monet, un Van Gogh, con todas sus formas y colores, únicamente que sus dedos no eran los que pintaban, pero eso no significaba que no fuera suyo. Ciertamente a veces se atribuía una que otra idea que no eran suyas, pero que él creía que sí, que las pensó antes, la distorsión de la realidad comenzaba con él y la extrapolaba. Y siguiendo con ello, Steve Jobs era un artista que tenía un gran sentido de la estética y la elegancia. Todos los productos que aprobó, fabricó y comercializó estaban muy lejos de ser simples objetos salidos de una cadena de producción: eran revolucionarios y al mismo tiempo bellos. Verbigracia, la Power Mac G4 Cube es una pieza de exhibición del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Francamente podemos tomar cualquier producto de Apple en el que Jobs haya intervenido y compararlo con todos los de sus competidores directos y encontraremos diferencias tan marcadas en el diseño que pareciera que no van en la misma categoría.

«Recordar que pronto estaré muerto es la herramienta más importante que he encontrado nunca para tomar las grandes decisiones de mi vida, porque casi todo –todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo el miedo a la vergüenza o al fracaso– desaparece al enfrentarlo a la muerte, y solo queda lo que es realmente importante. Recordar que vas a morir es la mejor manera que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay motivo para no seguir los dictados del corazón.»

Esta obra de Isaacson es la más leída y ha dado la vuelta al mundo. Con 41 capítulos aborda la vida de Steve Jobs desde su infancia como niño adoptado, sus estudios y el abandono de estos, su paso por Atari y el entendimiento de los videojuegos, su viaje zen por la India y su encuentro espiritual, su asociación con Wozniak, la creación de su primera computadora, los primeros años en Apple, el éxito de Apple y todos los problemas devenidos de su inmadurez o incomprensión de la estrategia empresarial, su expulsión de Apple, la creación de Next, la compra de Pixar y su conversión de empresa de equipo de diseño y animación digital a estudio cinematográfico de animación en 3D, su regreso a Apple, la creación del iMac, la creación del iPod, la revolución de iTunes y la industria musical,  las tiendas Apple con su estética de lujo y minimalismo, el iPhone, la tienda de aplicaciones, el iPad y el iCloud. Además, conociendo en este camino, su vida familiar, sus relaciones amorosas, los conflictos paternales, el diagnóstico de cáncer, las recaídas, los tratamientos y su muerte. Llegamos a conocer tanto a Jobs que inevitablemente, después de cerrar el libro, sentimos un pesar, como que el mundo perdió un catalizador que daba brillo y frescura en medio de la toxicidad del consumismo desenfrenado. 

No queda duda de que Jobs fue un visionario único, el Da Vinci del siglo XX y XXI. Con ideas muy contradictorias, pero que en su sentido de la realidad funcionaban y se acoplaban: un hombre que rehuía y condenaba el salvaje capitalismo que construyó la empresa mejor valorada del mundo, un hombre que creía en el minimalismo y lo innecesario de las posesiones materiales que entró en la revista Forbes como una de las personas más ricas del mundo, un hombre que jamás inventó nada solo que tiene más de trescientas patentes a su nombre, un hombre que nunca buscó ni se propuso ser un líder que ahora es la inspiración de todo emprendedor en el planeta, un hombre que nunca fue perfecto y que no lo ocultó que se ha convertido en una leyenda, un ser mítico. Un hombre, solo un hombre, nada más que un hombre, que demostró lo que un hombre puede llegar a ser y hacer.

Para cerrar esta reseña, que mejor que algunas frases pronunciadas por él:

«El buen arte se aparta de la moda, no la sigue.»

«La sencillez se obtiene como resultado de controlar la complejidad, no de ignorarla.»

«Solo tenemos una oportunidad de hacerlo bien.»

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