miércoles, 29 de enero de 2020

EN EL NOMBRE DEL PADRE La vida del Capitán Byron Lima


«Guatemala siempre ha estado en guerra, todos contra todos, y siempre está sucediendo una invasión, es un purgatorio donde los guatemaltecos peleamos contra nosotros mismos, mientras los invasores pelean entre sí por invadirnos.»
El 24 de abril de 1998 fue publicado el informe Guatemala: nunca más”, un documento producto de una investigación efectuada por la Oficina de los Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG) como parte del proyecto interdiocesano de la Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI). Este documento no solamente describía de manera gráfica y contundente las masacres y abusos cometidos durante el conflicto armado interno, sino que también se convirtió en una fuente recurrente para señalar que en Guatemala hubo un genocidio sistemático de la población indígena. Lo anterior con la permisividad o consentimiento de los gobiernos dictatoriales de turno y de las altas esferas militares. Quien lideró la ODHAG y el REMHI fue el obispo Juan José Gerardi, un fiero defensor de los derechos humanos. Dos días después de la publicación del informe “Guatemala: nunca más”, monseñor Gerardi fue encontrado muerto en la casa parroquial de la iglesia San Sebastián de la Ciudad de Guatemala. De acuerdo con las investigaciones de las autoridades, uno de los autores materiales del funesto asesinato fue Byron Lima.

Este libro es básicamente una autobiografía que comenzó Byron Lima, pero que tras su asesinato tuvo que ser terminada por su hermano, Luis Alberto Lima. Tiene como propósito contar su vida, desde su infancia y juventud, su años en la cárcel, hasta el día de su muerte. Contar su versión de los hechos, o de ciertos hechos, de los que puede hablar.

No entraré en detalles sobre el juicio de Byron Lima, el asesinato de monseñor Gerardi y otros aspectos de este hecho que polarizó nuevamente a la sociedad guatemalteca porque considero que no es el espacio apropiado. Para cualquier guatemalteco puede resultar controversial y polémico tan solo mencionar el nombre de Byron Lima, a quien se le señaló, acusó, enjuició y sentenció como uno de los autores materiales de la muerte de monseñor Gerardi, cuando, de acuerdo con la argumentación de varios detractores, ninguna prueba forense apuntaba hacia él, todo lo que había era circunstancial, y el único testigo de la fiscalía era un vagabundo y drogadicto que convenientemente murió después del juicio. Probablemente quienes siguieron el caso Gerardi recordaran muchas inconsistencias del proceso de Byron Lima y su padre (que también estaba ligado al caso). Se fraguaba la idea de que eran que chivos expiatorios. Recomiendo el libro ¿Quién mató al Obispo? de Malte Rico y Bertrand de la Grange quienes documentaron todo el caso y dan una explicación mucho más plausible y creíble de los motivos del asesinato del monseñor, eliminando los cabos de una conspiración del gobierno o militares; aunque también me han recomendado, y que por cierto tengo pendiente de leer, El arte del asesinato político de Francisco Goldman, un libro de publicación más reciente que refuta algunas teorías de Malte Rico y Bertrrand de la Grange, puesto que aporta otra evidencia y perspectiva desde la cual el asesinato de monseñor Gerardi fue un crimen político donde se trató de desvirtuar la evidencia para convertirlo en un homicidio pasional.

Luis Alberto Lima, en lo que respecta a su participación escrita en el libro, apela básicamente a contar quien era su hermano, quien fue como hijo, como soldado y como recluso. Y realmente es interesante, y por qué no decirlo, fascinante, reconocer el desarrollo y liderazgo académico y militar de Byron Lima. Se destaca bastante su carrera en el atletismo y deporte. El tipo indudablemente era inteligente y tenía carisma. Una buena parte del libro es literalmente un archivo cronológico, gráfico y documental donde se muestran fotografías de Byron Lima solo o al lado de su familia o con importantes políticos de a principios de la década de los noventa, también se muestran reconocimientos, logros y una gran cantidad de diplomas. Obviamente todo esto previo a ser encarcelado. 

Lima no habla demasiado sobre el caso de Gerardi. No dice abiertamente que era inocente, aunque tampoco se decanta por realizar acusaciones de posibles autores intelectuales, por cuestionar las hipótesis, etc. Parte de que él y su padre están de repente en la cárcel. Aunque cualquiera que haya visto entrevistas y declaraciones de Byron Lima recordará que siempre negó su participación en el asesinato. Que era inocente. Que lo suyo y lo de su padre no era más que una persecución política y de lo único que eran culpables era de ser defensores de la patria, de ser militares.

Del juicio de Byron Lima y su padre, del encarcelamiento, apelaciones y procesos posteriores, también se abordan. Lo que se menciona y documenta son vicios legales, violaciones de los derechos humanos, negación de la legítima defensa, intimidación, amenazas de muerte, intentos de asesinato y finalmente, asesinato.

Hay una buena parte de páginas en blanco que tienen la leyenda «censurado por la CICIG». Para quien no sea guatemalteco y lea esto, la CICIG son las siglas que identifican a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, una institución de apoyo al Ministerio Público para la investigación en casos de alto impacto. Principalmente buscaba desmantelar cuerpos paralelos en el gobierno que actuaban al margen de la ley, como ejecuciones extrajudiciales y otras formas de corrupción del Estado. Según Luis Alberto Lima la censura era por tocar temas sensibles y confidenciales de casos en investigación al momento de la publicación del libro. No estoy seguro si la CICIG podía minar la libertad de expresión, me atrevería a decir que no, porque nada impide que cualquiera publique lo que piensa y opine, es un derecho constitucional.

Lo que rescato de este libro es que pone de manifiesto el antes y después de un recluso. Las vejaciones y situaciones de lo que significa ser un presidiario, un reo. No entiendo por qué en Guatemala se utiliza tanto el eufemismo «privado de libertad» suena absurdo cuando hay conceptos que expresan mejor dicha idea, conceptos que suenan quizá peyorativos, pero que no evocan una falacia. 

El infierno llegó a la familia Lima en 1998. Nunca podrán salir de él porque es un infierno kafkiano. A pesar de la muerte de Byron Lima y del reciente fallecimiento de su padre, los casos no se cierran y su hermano también se ha visto envuelto en delitos relacionados a procedimientos legales. Esto continúa y nunca cesará. 

La narrativa, aunque breve, es bastante explícita y es un buen testimonio de que el sistema penitenciario está muy lejos de rehabilitar a un individuo y que si un inocente llega a caer allí o se adapta o muere. Byron Lima se hizo con el control penitenciario y esto no lo logró precisamente actuando con nobleza y gallardía. El liderazgo que se obtiene por la fuerza y con violencia, se mantiene con más fuerza y violencia, pero también se pierde de esa manera.

Un libro recomendable para los que están interesados en conocer la problemática de presidios en Guatemala, las universidades del crimen o el cementerio de los ingenuos. Nos hace reflexionar. Byron Lima estuvo dieciséis años en ese mundo que tiene otras reglas y un sistema de valores retorcido hasta que fue asesinado. Independientemente que Byron Lima haya sido un personaje de simpatía o desprecio, no se puede negar que desde la cárcel era un hombre influyente, que se hacía escuchar en los medios, y que levantaba polémica. Él y su padre han muerto, si eran cabos sueltos de una conspiración política, de una venganza o una misión, ya no lo son.

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