lunes, 3 de enero de 2022

LA HORA DE DESPERTARNOS JUNTOS de Kirmen Uribe


«La mayoría de las veces las cosas no se corresponden con lo que uno se ha imaginado, y la posibilidad de que los recuerdos sean libros almacenados por temas, a pesar de la belleza de la metáfora, y aunque la idea haya contado con sus defensores en el pasado, no guarda ninguna relación con la realidad.»

Kirmen Uribe es un escritor español, de origen vasco. Posee una bibliografía bastante variada que va desde poesía hasta novelas, de guiones hasta literatura infantil y juvenil. Sus obras originalmente están escritas en euskera y posteriormente son traducidas al español y otros idiomas. Ha recibido varios premios y reconocimientos, entre ellos los más importantes son el Premio de la Crítica para poesía y narrativa en euskera y el Premio Nacional de Literatura por su obra Bilbao-New York-Bilbao. La hora de despertarnos juntos, publicado en 2016 bajo el título original Elkarrekin esnatzeko ordua, volvió a confirmarlo con el Premio de la Crítica en narrativa euskera por segunda vez.

La hora de despertarnos juntos tiene uno de los títulos menos apropiados o tramposos para una novela de estas características. La portada y el título darían la impresión de que se trata si no de una novela rosa, al menos una donde el centro sea una historia de amor, un romance; no obstante, ni siquiera es una novela tal cual, sino la historia real de una familia con la que el autor, debido lazos de afinidad, tenía una cercanía y confianza al punto que le permitieron contar lo que vivieron. La sinopsis es la siguiente:

«A Karmele Urresti la guerra civil la sorprende en su Ondarroa natal. Mientras la población huye al exilio, ella decide quedarse curando a los heridos y tratando de liberar a su padre, que ha sido encarcelado. Al final de la guerra debe abandonar su tierra y partir hacia Francia, donde pasa a formar parte de la embajada cultural vasca. Allí conoce al que será su marido, el músico Txomin Letamendi. Juntos recorren media Europa hasta que, a punto de caer París en manos de los alemanes, huyen a Venezuela. Pero la Historia irrumpe de nuevo en su vida. Cuando Txomin decide sumarse a los servicios secretos vascos, la familia regresa en plena Segunda Guerra Mundial a Europa, donde él realiza labores de espionaje contra los nazis hasta que es apresado en Barcelona, bajo una dictadura a la que no sobrevivirá. Karmele tendrá que arriesgarse y partir, sola esta vez, con la esperanza ciega de quien deja atrás lo más preciado.»

Kirmen Uribe, utilizando eventualmente las herramientas y técnicas de la narrativa literaria para darle al relato el mejor enfoque para su lectura, nos cuenta una historia española y europea del Siglo XX, pero especialmente la historia vasca. Abarca desde los años previos a los hechos que desencadenaron la guerra civil española donde existía ideas independentistas del país vasco, continúa con la postguerra y la dictadura franquista donde el sueño de una república vasca e independiente muere y termina con la consolidación de ETA como una organización terrorista donde la idea vasca independentista se pervierte.

Como lo mencioné al inicio, esta obra es una biografía novelada donde podríamos señalar a Karmele Urresti como el centro o el eje, ya que de ella conocemos las conexiones de todos los personajes que intervienen en el relato, tanto familiares (abuelos, padres, hijos, hermanas) como amigos (de ella y de su esposo). Por el corte  histórico, también conocemos a personajes muy importantes para el movimiento Euskal Herria como lo fue Manu Sota (Manuel de la Sota y Aburto), un nacionalista y promotor cultural, hijo de uno de los industriales más prominentes del país vasco; y José Antonio Agirre, el lendakari, quien fue un político que defendió la autonomía del país vasco, y que lo gobernara provisionalmente un tiempo antes de la derrota sufrida a manos de los franquistas, un personaje que amaba tanto el país vasco que lamentablemente murió casi olvidado y en el exilio.

La hora de despertarnos juntos es una obra que recorre las cicatrices recientes de un territorio que se ha caracterizado tanto por su autonomía como por su orgullo. No podría calificarse como un tratamiento histórico, porque a pesar de que tenga un gran período de tiempo como telón de fondo, el relato se centra en las peripecias de una familia a quien la guerra terminó por separar sin siquiera tener una oportunidad de reencuentro. Kirmen Uribe utiliza muy poco la inventiva literaria, apenas para recrear algunos diálogos necesarios, todo lo demás parece una transcripción de entrevistas y otras fuentes secundarias, guardando una distancia que el respeto por la familia de la cual versa la historia merece y, sobre todo, el reconocimiento que los héroes vascos olvidados necesitan. Lamentablemente esto no es del todo bueno, ya que esa trágica semblanza otorga a los personajes (principales y secundarios, siempre que sean de origen vasco) un aura de justos, rectos e intachables; muy similar como lo que pasa en los discursos funerarios, donde el muerto, sin importar lo que haya hecho, se transforma en bueno, sin mácula. Pero en fin, no creo que esto sea un error o un descuido del escritor, si estamos ante una reconstrucción de la historia de una familia a través del testimonio de hijos, nietos y amigos, innegablemente no habrá alguien que en ciega locura se atreva a decir algo deshonroso teniendo en cuenta que la familia Latamendi Urresti es el epítome de todas las familias vascas que en los años treinta soñaron y creyeron que finalmente obtendrían su independencia de la España monarquista, autoritaria y atrasada. 

Otro detalle de la obra que debo destacar es que por el período de tiempo que la novela abarca y la cantidad de personajes que incluye, las páginas no son suficientes y en ocasiones el lector necesita de un espacio para asimilar la cantidad de nombres y sucesos que en una sola página se describen. Es como si Guerra y Paz de Tolstói se comprimiera en poco más de cuatrocientas páginas sin sacrificar ningún personaje o suceso, la historia seguiría funcionando pero el lector sentiría que algo se ha perdido en el camino y esa es la sensación que nos deja Kirmen Uribe tras finalizar la novela.

Para concluir, unas líneas que vale la pena rememorar. 

«¿Qué otra cosa le queda al perdedor sino la ironía y el absurdo?»

«Qué otra cosa es la vida que levantarse una y otra vez.»

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