«Por lo demás, Sánchez Mazas es un buen poeta; un buen poeta menor, quiero decir, que es casi todo a lo que puede aspirar un buen poeta. Sus versos tienen una sola cuerda, humilde y viejísima, monótona y un poco sentimental, pero Sánchez Mazas la toca con maestría, arrancándole una música limpia, natural y prosaica que sólo canta la melancolía agridulce del tiempo que huye y en su huida arrastra el orden y las seguras jerarquías de un mundo abolido, que precisamente por haber sido abolido, es también un mundo inventado e imposible, que casi siempre equivale al mundo imposible e inventado del Paraíso.»
Javier Cercas es un escritor, académico, filólogo y periodista español. Es columnista de “El país, uno de los periódicos españoles más importantes, donde es frecuente leerlo refiriéndose a temas en su mayoría políticos. Su obra más destacada ha sido Soldados de Salamina, publicada en 2001, con la cual ganó más de una decena de premios y reconocimientos a nivel nacional e internacional y que hasta hoy frecuentemente es elogiada por su técnica narrativa. En 2019 obtuvo el Premio Planeta por su obra Terra Alta.
Soldados de Salamina es una novela híbrida, una mezcla de realidad y ficción, una crónica periodística, biografía, autoficción y ensayo. He aquí la sinopsis:
«Cuando en los meses finales de la guerra civil española las tropas republicanas se retiran hacia la frontera francesa, camino del exilio, alguien toma la decisión de fusilar a un grupo de presos franquistas. Entre ellos se halla Rafael Sánchez Mazas, fundador e ideólogo de Falange, quizás uno de los responsables directos del conflicto fratricida. Sánchez Mazas no sólo logra escapar de ese fusilamiento colectivo, sino que, cuando salen en su busca, un miliciano anónimo le encañona y en el último momento le perdona la vida.»
Javier Cercas es un personaje dentro de la estructura de la obra, pero no es el Javier Cercas autor, sino un Javier Cercas ficticio, aunque esta invención es muy parecida al auténtico: misma edad, misma situación económica y profesional, mismos libros publicados, mismos pensamientos y motivaciones, es difícil fijar la línea que separa la ficción de la realidad y esta dificultad se acrecienta con la voz narrativa que es en primera persona. Pero no es la vida de Javier Cercas la que interesa, sino lo que él tiene que contar y como periodista, tras una entrevista con Rafael Sánchez Ferlosio, se interesa por la vida de su padre, Rafael Sánchez Mazas, un escritor y activista político, falangista que sirvió a Franco en su régimen y que durante la guerra civil se escapó milagrosamente de ser fusilado. Aunque nunca hay que perder de vista que es una novela y su fin es literario: la mayor parte del tiempo encontramos personajes reales haciendo cosas que en realidad pasaron, pero también hay personajes reales haciendo cosas que nunca pasaron, personajes ficticios (tomando el lugar o representando a alguien o a un grupo) haciendo cosas que sí pasaron y personajes ficticios haciendo cosas igual de ficticias.
Soldados de Salamina, pese a su extensión, está dividido en tres partes: la primera narra como Rafael Sánchez Mazas fue capturado y junto con un grupo de falangistas fue fusilado. Afortunadamente eran tantos los condenados a muerte que las balas se dispersaron y las que llegaron hasta él únicamente perforaron y traspasaron su ropa, sin tocar sus carnes. Rápidamente corrió hasta el bosque y se ocultó mientras como a un animal, le daban caza un grupo de soldados, los mismos que hasta hacía poco habían sido los verdugos en el pelotón de fusilamiento. Sánchez Mazas se adentra en la bóveda verde y se esconde lo mejor que puede en medio de hojas y lodazales, pero no fue suficiente, un soldado lo encuentra y en un instante que parece eterno se ven a los ojos. Sánchez Mazas aterrado piensa que es su fin, pero el soldado permanece impertérrito, ni dispara ni da la señal de alarma, lo deja allí, se aleja, lo perdona sin decir ni una palabra, sin expresar ningún gesto. Javier Cercas queda cautivado con esta historia y la confirma una y otra vez, pensando que era una exageración de Sánchez Mazas, una invención, después de todo era un escritor y es fácil sucumbir a llenar los huecos de la vida con una ficción y después de años pueda que sea difícil distinguir un recuerdo de algo imaginado; no obstante, no pudo refutarlo y mientras más indagaba, la historia se volvía incluso más sólida. El que un soldado republicano le haya perdonado la vida a Sánchez Mazas era apenas un fragmento de la historia, seguía prófugo, seguía huyendo. Finalmente llega a una aldea a quienes Javier Cercas llama “los amigos del bosque, ellos lo protegen sin esperar paga, recompensa o retribución hasta que las fuerzas franquistas llegan. Después de este episodio Javier Cercas continúa con una biografía de Sánchez Mazas, para darle un pasado antes del evento, así mismo, lo que sucedió tras aquellos acontecimientos.
Después de terminado el libro sobre lo que sucedió a Sánchez Mazas, Javier Cerca lo abandona porque estaba convencido que había una pieza faltante, un cierre. Continúa con su labor periodística y entrevista a Roberto Bolaño, uno de los más célebres escritores chilenos autor de Detectives Salvajes y 2666, que se encontraba en Europa como exiliado, era simpatizante de Salvador Allende y sus ideas de corte socialista no eran bien recibidas por el régimen de Pinochet. En esta parte del libro ignoramos si el Roberto Bolaño que aparece en el libro es el auténtico o es otra ficción de Cercas. Pueda que en algún momento de su vida lo haya entrevistado o simplemente haya conversado con él. En fin, Roberto Bolaño se convierte en el personaje que desatora la trama y aporta nueva información que le da luces a Javier Cercas. Sabía que existía una pieza faltante para terminar su libro y ahora sabe cuál es, es el soldado que le perdonó la vida a Sánchez Mazas, la historia no estaría completa sin él, pero ¿quién era? Y allí es donde también Roberto Bolaño aporta otra información, le cuenta la historia de Antoni Miralles, un soldado que combatió en la guerra civil española, del lado de los perdedores, y que posteriormente, en exilio, también peleó en la Segunda Guerra Mundial contra los nazis, del lado del ejército francés. Esto ya pertenece a la tercera parte del libro en la cual Javier Cercas no solo plasma lo contado por Roberto Bolaño, sino que también se da a la tarea de buscar a Antoni Miralles. Es aquí, en este punto donde la novela descarta completamente a Sánchez Mazas y lo convierte en una escusa para llegar a esos héroes sin rostro, sin nombre, sin recuerdo, olvidados por España. La obra se torna filosófica y empezamos a pausar más la lectura para reflexionar sobre lo que nos cuenta Cercas.
El título Soldados de Salamina es una elección extraña. La batalla de Salamina tuvo lugar en el 480 a. C., cuando los pueblos griegos se unieron en un solo ejército para enfrentar a las fuerzas persas comandadas por Jerjes. Fue un combate naval extraordinario y sin precedentes donde los griegos liderados por Temístocles vencieron y hundieron más de doscientos navíos persas. En tiempo, espacio, motivos, culturas, en todo, los soldados de Salamina están distantes a la obra de Cercas que toma ese título. Sánchez Maza gustaba de esta historia, para él era emblemática y quiso escribir sobre la batalla de Salamina, pero nunca lo hizo; no obstante, esa no es la razón por la que Javier Cercas eligió el título y esto tiene que ver más con el aspecto filosófico final de la obra, en donde las nuevas generaciones a menudo olvidan o ven muy distantes las guerras o los conflictos del pasado, aunque las consecuencias de estos son evidentes hasta nuestros días. La guerra civil española que sucedió en los años treinta se siente tan antigua para las generaciones actuales como la misma batalla de Salamina. Por otra parte, el lector puede sacar sus propias conclusiones y decidir de donde y el porqué del título. Los soldados de Salamina son héroes olvidados como lo es Antoni Miralle en la novela, pudriéndose solo y amargado en un asilo hasta que su último suspiro sea estertor.
Soldados de Salamina es una buena novela y parafraseando a Cercas en su propia obra, no es una novela extraordinaria, pero una buena novela, una buena novela menor que es a lo mejor que un escritor puede aspirar en estos días. No obstante, y fuera de todo esto, Soldados de Salamina es una novela bien escrita, con una prosa muy pulida, literariamente bella, que pese a su extensión es bastante compleja y que, aunque en un inicio comience tibia, apática y aburrida (porque francamente a quién le interesa la biografía de Sánchez Mazas), va ganando mucha más fuerza, aunque hay que superar más de la mitad de libro para esto. ¿Podrá convertirse en un clásico de la literatura española del siglo XX? No aparece en los listados más importantes, pero sin duda cuando pensamos en Javier Cercas y su obra, pensamos en Soldados de Salamina.
Para cerrar, algunas líneas que vale la pena rescatar.
«Se puede ser un buen escritor siendo una pésima persona (o una persona que apoya y fomenta causas pésimas).»
«A menudo el énfasis en la lealtad delata al traidor.»
«Uno nunca encuentra lo que busca, sino lo que la realidad le entrega.»
«En la vida, ya se sabe, no hay nada definitivo, salvo lo que no es vida; también se sabe que de los fracasos suele aprenderse mucho más que de los éxitos.»
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