«Así mismo escribí en contra del crimen perpetrado con excusa política, en nombre de una patria donde un puñado de gente armada, con el vergonzoso apoyo de un sector de la sociedad, decide quién pertenece a dicha patria y quién debe abandonarla o desaparecer. Escribí sin odio contra el lenguaje del odio y contra la desmemoria y el olvido tramado por quienes tratan de inventarse una historia al servicio de su proyecto y sus convicciones totalitarias.»
Fernando Aramburu es un escritor español proveniente de San Sebastián, una ciudad perteneciente a la provincia de Guipúzcoa, una de las tres comunidades que componen la comunidad autónoma del País Vasco. De allí la explicación de que en Patria existan muchas locuciones en euskera, además del notable dominio de la cultura, la geografía y la historia reciente de esas tierras en la península ibérica. Aramburu es filólogo por la Universidad de Zaragoza y desde hace más de treinta años reside en Alemania involucrándose en el ámbito académico específicamente en la profesión de la enseñanza de la lengua española. Los peces de la amargura, una colección de relatos publicados en 2006, fue su primer acercamiento literario para narrar el dolor de las víctimas del terrorismo provocados por la organización fascista ETA.
Patria, publicada en 2016, es una novela que retrata a la sociedad vasca postfranquista. Sitúa la historia en una comunidad rural en Guipúzcoa, donde la organización ETA ejerció su mayor grado de control y represión. Aramburu parte de un atentado, el asesinato de un pequeño empresario de transporte de la comunidad, para mostrarnos las dos caras de la moneda de la sociedad Euskadi profunda. La novela ha sido traducida a más de treinta idiomas y recibido varios premios y reconocimientos, entre los que sobresalen el Premio de la Crítica, el Premio Nacional de Narrativa y el Premio Strega Europeo. En 2020 la cadena de televisión HBO transmitió la adaptación de la novela con el formato de una serie de ocho capítulos, la cual ha tenido muy buena crítica y ya se encuentra cosechando nominaciones y premios.
Me he privado de ver la adaptación de HBO hasta no terminar de leer la novela. No es que haya dudado del trabajo del director y los guionistas involucrados, pero no quise fastidiar la lectura repensando en qué momento aparecerá esta escena o por qué habrán cambiado o modificado aquella otra, o bien, este personaje era calvo y aquí no lo es tanto o este otro tenía más edad, etcétera. Por lo que he notado someramente, las premisas son las mismas, y por lo que he podido apreciar, los personajes también. He aquí la sinopsis:
«El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su empresa de transportes? Por más que llegue a escondidas, la presencia de Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori. ¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus hijos y sus maridos tan unidos en el pasado? Con sus desgarros disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el fanatismo político».
Euskal Herria más que una cultura y tradición es una pasión patria como muy pocas en España. El euskera es incluso la lengua más antigua indoeuropea que se ha mantenido con pocas alteraciones hasta la actualidad y que muchos filólogos estudian para entender sus orígenes y comprender como se ha mantenido la transmisión oral tras los siglos. Una comunidad que no sobrepasa los dos millones de habitantes siempre se había sentido resentida con la monarquía, despreciada por los jacobinos y reprimida por el franquismo. Más que independencia, buscaban liberación y tras la muerte del dictador Francisco Franco y el retorno del rey Juan Carlos, una organización marxista-leninista denominada ETA encontró los medios y las motivaciones para cambiar su expresión política clandestina por militancia fascista devenida en hechos que fueron incrementándose en violencia hasta ser considerados terroristas. Las filas de esta organización fueron nutridas por jóvenes alienados inflados en vena patriótica que justificaban el secuestro, la extorsión, el robo, el vandalismo y el asesinato como medios desestabilizadores para alcanzar un fin, la independencia de Euskal Herria. El ciclo histórico de ETA duró seis décadas que concluyeron el 16 de abril de 2011 cuando fueron enviadas varias cartas a diferentes instituciones en las que los dirigentes informaban de la conclusión de la trayectoria de ETA así como del fin de su función para el pueblo vasco. No obstante, el fin de ETA no presupone un cierre para las víctimas de los atentados, hay heridas que nunca cicatrizan y esa es la premisa que toma Aramburu en su novela.
Compuesta por ciento veintidós capítulos, Aramburu nos cuenta la historia de dos familias a través de los ojos de las madres y los hijos. La narración es en tercera persona; sin embargo, la forma de plantear cada acontecimiento, cada escena, cada momento, hace que desde los párrafos sea la voz de los protagonistas la que tome el control narrativo, transmitiéndonos monólogos, introspecciones, remembranzas, evocaciones, pensamientos y conversaciones. No existe una línea temporal específica; se parte en algún punto en 2011 y luego, a través de analepsis y elipsis que no llevan un orden, como ahondar en la memoria llena de retazos a modo de recuerdos, se van conociendo acontecimientos, algunos muy antiguos, otros más recientes, dentro de un marco temporal de aproximadamente treinta años. La mayoría de los capítulos narrativamente son autoconcluyentes en la idea que transmiten; por lo que alterar el orden de su lectura tampoco cambiaria demasiado la forma de comprender lo que sucede con los personajes. La novela demanda mucha atención del lector, un compromiso que se asume con determinación, aunque es importante mencionar que el estilo, los recursos narrativos y la estructura hace que la novela adrede no sea tan fluida y justo obliguen al lector a ir más lento en aquellas partes que el escritor necesita que vaya más lento y de esta manera el recuerdo y sentimiento del personaje sea mucho más vívido.
La novela tiene como temas centrales el perdón y el olvido, básicamente el dolor que la memoria guarda. No hay secretos que descubrir, sino emociones que entender y es allí donde la vena y talento de Aramburu brilla, porque transmite una carga emotiva tan brutal que embarga al lector. Jamás, ni por un momento, ni aun por accidente, existe una frase o situación cursi, las historias son tridimensionales y potentes. Existe crueldad, aunque no maldad. Sus personajes se encuentran tan bien construidos que podrían ser personas reales capturadas en la ficción.
Patria es una novela redonda, pulida y con una calidad literaria extraordinaria. Dentro de la narración existe un momento en el que un escritor sale a colación en un evento dedicado a las víctimas de ETA, en sus palabras podemos encontrar un guiño de Aramburu que explica las razones de este libro y un fragmento de ello son las líneas con las que abro esta reseña. No hay nada de política, no hay ninguna ideología escondida entre líneas, simplemente es el retrato de una sociedad fragmentada con familias rotas por crímenes que no llevaron a nada más que sufrimiento y un dolor que no se apaga.
Para concluir, algunos aforismos que recolecté en el transcurso de la lectura:
«A una telaraña no le puedes pedir que elija su presa. Agarra, si es que agarra, lo que impacta en ella.»
«Si a la brasa le da el viento, se avivará la llama.»
«Hay libros que van creciente dentro de uno a lo largo de los años en espera de la ocasión oportuna de ser escritos.»
«Al final, siempre gana el olvido. Es ley de la vida.»
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