martes, 15 de junio de 2021

NUESTRA VERDAD de Kamala Harris

 

«Esto forma parte de la tragedia. Cuando la gente se entera de que una madre ha perdido a su hijo a causa del cáncer o de un accidente de tráfico o una guerra, la reacción natural es una muestra de compasión y preocupación colectiva. Pero cuando una mujer pierde a su hijo como consecuencia de la violencia en las calles, la reacción del entorno suele ser distinta, casi una indiferencia colectiva, como si fuese algo esperable. No la terrible tragedia que supone perder un hijo, sino una cifra más. Como si las circunstancias de la muerte de un hijo definieran el valor de su vida. Como si la pérdida sufrida tuviera menos valor, fuera menos dolorosa, mereciera menos compasión.»

Kamala Harris es una mujer que ha hecho historia en la política de los Estados Unidos y probablemente continúe haciéndolo. Es la primera mujer en ocupar la vicepresidencia de la nación y también es la primera persona afrodescendiente electa para ese cargo. Anteriormente había sido senadora por el Estado de California, y previo a ello, fiscal general de dicho estado. Pero decir o enfatizar que sus méritos se circunscriben al género y color de la piel es sexista y la racializa. Harris ha sido promotora de proyectos e iniciativas de inclusión de poblaciones vulnerables, reinserción de personas en conflicto con la ley y defensa de migrantes ante el trato inhumano en la frontera.

Kamala Harris es una acérrima defensora del sueño americano, donde personas de diversos orígenes y culturas convergen para construir una nación, gozar de la libertad y procurar la búsqueda de su propia felicidad. Su padre era Donald Harris, un académico de origen jamaiquino que era profesor de economía de la Universidad de Stanford. Su madre, Shyamala Gopalan Harris, originaria de la India, era una científica, bióloga y endocrinóloga especializada en el cáncer de mama. Ella fue la principal influencia e inspiración de Kamala y su hermana, Maya, a quienes inculcó no solamente la cultura hindú y norteamericana, sino los valores que terminaron por afianzarse y determinar sus caminos como personas de bien dedicadas a ayudar a los demás. 

Desde pequeña Kamala se dio cuenta que Estados Unidos estaba fragmentado y que el género, origen y color de la piel influían notablemente en un trato diferenciado, menos favorecedor. El término «minoría» siempre se ha usado para separar los segmentos poblacionales respecto a los anglosajones y siempre ha llevado consigo cierta connotación xenofóbica. Harris sabía que el color de su piel era oscura, al igual que el de su madre, que a pesar de no ser afroamericana o pobre, era tratada como si lo fuera, por ejemplo: entraban a una tienda cara y rápidamente el personal de seguridad los acosaba siguiéndolos, como si no pudieran pagarlo o peor, como si intentaran robar o pedir cambio a los clientes. Había segregación en su escuela, en su vecindario y los prejuicios abundaban. Una persona de piel oscura conduciendo un vehículo siempre era detenida por los policías para una revisión. Desde allí entendió el valor de conocer las leyes y defender los derechos de personas menos afortunadas, fue cuando se convenció que la abogacía era la carrera que debía seguir si en realidad quería influir en una justicia igual para todos.

Inició su carrera en la política de forma muy modesta buscando la fiscalía del distrito de San Francisco, lo cuan consiguió en 2003 a los 39 años. Pareciera paradójico que la defensa para las personas llegase a través de la fiscalía, pero hacía sentido desde la perspectiva de la ética y la justicia en el trato de los casos, en construir modelos de oportunidades y que la persecución y castigo no tuviera connotaciones en estereotipos raciales. Allí conoció más a profundidad las desigualdades en el sistema de justicia. Observó que los afroamericanos y latinos eran condenados a sentencias más severas que las personas de tez blanca aun cuando fueran los mismos delitos. Notó también que las fianzas eran más altas y que las oportunidades de libertad condicional eran menores. Desde la proclamación de los derechos civiles, la nación había avanzado, aunque no lo suficiente para todos. 

Nuestra verdad es un libro publicado en 2019 cuando Kamala Harris todavía estaba en la carrera política junto a Joe Biden y esto tiene varias implicaciones: la primera es que el contenido autobiográfico es bastante contenido y mesurado, con mayor énfasis en los logros de la carrera de Kamala que en su vida privada; el segundo es el tratamiento en el discurso, fácilmente podría decirse que más de la mitad del libro son en realidad posturas, ideas y pensamientos de Kamala sobre aspectos de actualidad y problemas de fondo que aquejan a la sociedad estadounidense; y tercero, finalmente, es el perfil y tono político, señalando abiertamente los retrocesos de la administración de Donald Trump. Creo que existe algo de apresurado en el libro, porque la vida de Kamala y su familia dudo mucho que pueda resumirse en tan pocas páginas (bueno, no es que el libro sea corto tampoco, pero comparado con otros queda muy reducido). Nos hubiera sido bastante grato saber más de su madre y de su padre, que eran personas muy profesionales y capacitadas, de orígenes completamente distintos. En la historia de sus progenitores se encuentra el germen de superación más importante. 

Nuestra verdad deja muy clara la posición progresista de Kamala Harris, porque no solamente defiende la filosofía del partido demócrata, sino explica la lógica, la razón y sobre todo como esto es necesario para lograr una mejor sociedad basada en la libertad e igualdad. Kamala se extiende ampliamente sobre la migración, las desigualdades en la distribución de la riqueza, el colapso del sistema penitenciario, el combate al narcotráfico, la penalización de la adicción, el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, al matrimonio igualitario, la responsabilidad ante la sociedad de las organizaciones. Sin duda a los sectores conservadores les ha hecho mucho ruido estos temas, como siempre. Pero es que tampoco pueden ser ignorados porque son necesarios para contribuir con una sociedad más justa y humana. Mientras varios países europeos ya superaron hace décadas estas deficiencias del pensamiento radical de sus políticos, Estados Unidos arroja políticos a mansalva con ideas retrógradas y prácticas inquisitoriales y prejuiciosas.

El libro tiene un vocabulario abierto, sencillo, fácil de comprender, pero menciona muchos hechos recientes, tanto políticos, legales y sociales, de Estados Unidos que, si no fuera por las notas del editor, hubiera complicado un poco más seguir a Kamala en sus elucubraciones. Como lo mencioné anteriormente, me parece que fue escrito y publicado con prisa, puesto que hay historias personales que tocan fibras muy sensibles que son consumidas rápidamente por el discurso político, el cual no está mal y tampoco fuera de lugar, simplemente hubo momentos en los que hubiera sido más importante conocer la emoción de Kamala y después sus ideas al respecto.

Probablemente en una década, o poco más, se publique un nuevo libro autobiográfico de Kamala Harris más completo y reduciendo esa sensación de ensayo que provoca este. Por lo que pude apreciar en la lectura, el liderazgo, las expectativas y motivaciones de ella son bastantes amplias y dudo mucho que su historia termine en la vicepresidencia. Tiene el carisma y principalmente la determinación para luchar por las causas que considera correctas no porque convenga a la mayoría, sino porque son fundamentalmente humanas.

La verdad de Kamala Harris no es solo de ella, sino la de millones de personas que han sido víctimas o testigos de injusticias del sistema, sea de forma tácita o explícita, de allí el título, Nuestra verdad y la verdad no debe callarse. Un libro que vale la pena leer.

Para cerrar, algunos pensamientos que fui recolectando mientras me daba a la lectura.

«No podemos cambiar lo que ya ha ocurrido. Pero podemos asegurarnos de que no vuelva a ocurrir.»

«Una sociedad se juzga por la forma en que trata a sus niños.»

«No importa quiénes somos ni de dónde vengamos, todos los cuerpos son, en esencia, iguales. Funcionan de la misma manera… y se descomponen también de la misma manera.»

«Hay que trabajar duro en las cosas pequeñas, porque a veces resulta que las cosas pequeñas son en realidad las cosas importantes.»

«Las palabras tienen la capacidad de empoderar y engañar, el poder de calmar y también el de herir. Pueden difundir ideas importantes, pero también equivocadas.»

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