martes, 7 de enero de 2025

BAUMGARTNER de Paul Auster

«Piensa en madres y padres llorando la muerte de sus hijos, hijos llorando a sus padres muertos, mujeres llorando a sus maridos muertos, hombres llorando a sus esposas muertas, y qué íntimamente se asemeja a ese sufrimiento a las secuelas de una amputación, porque la pierna o el brazo perdidos estuvieron una vez unidos a un cuerpo vivo, y la persona desaparecida estuvo una vez unida a una persona viva, y si eres el que sigue viviendo descubrirás que la parte que te han amputado, esa parte fantasma de ti mismo, puede seguir siendo fuente de un dolor profundo, infame. Ciertos remedios podrán en ocasiones aliviar los síntomas, pero no hay cura definitiva.»

Paul Auster fue uno de los narradores estadounidenses más destacados de la literatura contemporánea, célebre por su capacidad para explorar la fragilidad de la identidad y el impacto del azar en nuestras vidas. Su obra combina una narrativa precisa con una introspección filosófica que lo convirtió en un referente del posmodernismo. Auster, quien también fue guionista y director de cine, dejó una bibliografía marcada por novelas icónicas como La trilogía de Nueva York, El palacio de la luna y Brooklyn Follies. Galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2006, su escritura es un reflejo inquietante de lo cotidiano, donde los pequeños gestos y las coincidencias se transforman en metáforas de la existencia.

Los premios literarios, por prestigiosos que sean, son siempre reflejos de un momento específico, una instantánea de las preferencias, tendencias y políticas de su tiempo. Sin embargo, la verdadera medida de una obra o de un autor no está en los galardones acumulados, sino en su capacidad para trascender las modas y continuar dialogando con generaciones futuras. Paul Auster es un ejemplo rotundo de esta paradoja. Su obra, que ha explorado con maestría la fragilidad de la identidad, el peso del azar y las conexiones invisibles que moldean nuestras vidas, ha dejado una huella más profunda que la de muchos de sus contemporáneos galardonados en diversos premios tanto estadounidenses como internacionales. Que Auster muriera sin recibir el Nobel de Literatura es, sin duda, una tragedia literaria, una de esas injusticias que demuestran que los premios, aunque significativos, no siempre reflejan el impacto real de un autor en el tejido cultural. Auster no necesitaba el Nobel para consolidar su lugar entre los grandes; sus novelas, con su estilo sobrio y su capacidad para convertir lo cotidiano en una meditación filosófica, seguirán resonando mucho después de que el recuerdo de algunos laureados se haya desvanecido. La literatura, al fin y al cabo, no pertenece a los jurados, sino a los lectores, y Auster ha ganado ese premio innumerables veces.

Baumgartner, publicada en noviembre de 2023, es la última novela que Paul Auster entregó en vida, cerrando un prolongado silencio literario desde 2017. Aunque breve, la obra deja entrever a un Auster consciente de su fragilidad, quizá escribiendo en los intervalos que el cansancio, la vejez y la enfermedad le permitían, con la certeza de que su fin estaba próximo. Es probable que, al igual que Hector Mann en El libro de las ilusiones, haya dispuesto la destrucción de escritos inéditos, temiendo que fueran publicados sin que los considera dignos de ello. Sin embargo, queda la expectativa de que puedan surgir textos póstumos: novelas inconclusas o relatos cortos que amplíen su bibliografía. Y si no es así, su obra ya existente constituye un universo completo para leer y releer. Baumgartner no se encuentra entre las cimas más altas de su bibliografía, pero no por ello deja de ser una lectura valiosa y, a decir verdad, muy por encima de obras de otros autores. Obviamente la comparación con sus grandes novelas es inevitable, dado el estándar que estableció a lo largo de su carrera, pero Baumgartner considero que se ganará su propio espacio. Antes de entrar en la reseña, he aquí la sinopsis:

«Baumgartner es un eminente escritor y profesor universitario, tan excéntrico como increíblemente tierno, que hace nueve años perdió a su mujer. Su vida estuvo definida por el amor profundo y duradero que sentía hacia Anna y ahora, con 71 años, continúa luchando por vivir en su ausencia. Su historia común arranca en 1968, cuando se conocen como estudiantes sin dinero en Nueva York y a pesar de ser casi opuestos en muchos aspectos, inician una apasionada relación que se prolongará a lo largo de cuarenta años. La superación del duelo por la pérdida de Anna se intercala con historias maravillosas –desde su juventud en Newark hasta la vida de revolucionario fracasado de su padre en Europa del Este– y con una poderosa reflexión acerca del modo en que amamos en distintas etapas de la vida.»

En Baumgartner, Paul Auster parece entrelazar varios elementos de su propia biografía con la ficción, creando un relato que resuena con una introspección más personal de lo habitual. El protagonista, un escritor y profesor universitario de 71 años, refleja varios aspectos del propio Auster: la edad avanzada, las raíces judías de ascendencia polaca y la relación constante con la literatura como eje de su vida. La esposa fallecida del protagonista, Anna, evoca inevitablemente a Siri Hustvedt en su profundidad intelectual, en la poesía y en la conexión emocional que comparte con el protagonista. Aunque la novela no se adentra en la autoficción ni en la metanovela, estas correspondencias entre la ficción y la realidad sugieren que Auster, en su última obra, escribe con plena conciencia de los ecos de su vida en la narrativa y los temores que en más de algún momento fueron fantasmas de la vigila. En la realidad, es Hustvedt quien sobrevive a Auster, y a diferencia de la novela donde la pareja no podía tener hijos, Siri y Paul compartieron una hija, Sophie Auster, quien ha forjado su propio camino como cantautora. Y también en la realidad quizá sea Siri Hustvedt quien rescate del olvido poemas, relatos o novelas inéditas de Auster, manuscritos amarillentos, tachados y empolvados en alguna habitación, o quizá sea quien los convierta en cenizas, si esa fuese la voluntad de su esposo.

Baumgartner es una novela conmovedora que se adentra con delicadeza y profundidad en los territorios sombríos del duelo y la pérdida. Auster, aborda no solo el vacío que deja la ausencia de la pareja, sino también la culpa del sobreviviente, esa sensación persistente de haber quedado en pie cuando quien amamos ya no está. A través de su protagonista, un hombre mayor enfrentado a la soledad más ubicua y penetrante, la novela explora la fragilidad de la vejez en todas sus dimensiones: la salud física que se deteriora inevitablemente, la mente que titubea entre la lucidez y el olvido, y los miedos que se agudizan con el paso de los años. Seymour Baumgartner lucha contra la erosión de la memoria, la fuerza que mantiene vivos a quienes hemos perdido, y rescata del olvido los poemas de su esposa, publicándolos póstumamente como un acto de amor que trasciende la muerte. La novela no se detiene en el dolor, sino que ilumina también los vestigios de amor y devoción que permanecen, como un eco que resuena incluso después de una década de haber perdido a su compañera. En Baumgartner, la memoria y el amor se convierten en un refugio, una forma de resistir a la soledad que el tiempo solo parece intensificar.

Uno de los duelos más prolongados y difíciles de procesar es el que surge de la pérdida de una pareja, especialmente cuando se trata de una relación de varias décadas, como la de Seymour Baumgartner, quien vivió más de cuarenta años junto a su esposa. En estos casos, el impacto de la ausencia es profundo y no se diluye con el paso del tiempo. Según estudios psiquiátricos, el duelo por la pérdida de un cónyuge puede durar años, con etapas fluctuantes de tristeza, vacío y aislamiento emocional. La pérdida no solo significa la ausencia física de la pareja, sino también la desaparición de una rutina compartida, de un compañero en las decisiones y los silencios, de alguien que daba sentido a los días. En la vejez, este tipo de duelo se agrava por la vulnerabilidad inherente a esta etapa de la vida. Llegar a la tercera edad sin pareja, sin hijos y viviendo en soledad incrementa los riesgos de padecer depresión y ansiedad, pues los miedos a perder capacidades físicas y cognitivas se vuelven más presentes. La memoria, paradójicamente, se convierte en un refugio; el acto de recordar se transforma en una forma de rescatar instantes del olvido, de encontrar alegría en los momentos vividos y de construir un anclaje emocional frente a la incertidumbre del futuro. Recordar no es solo nostalgia, sino también resistencia: una manera de mantener vivo lo que se ha perdido y de reafirmar la identidad frente a un presente que se siente cada vez más incierto.

Baumgartner, como es característico en las novelas de Paul Auster, construye su narrativa a partir de una historia central que se entrelaza con varias historias paralelas. En este caso, las memorias del protagonista, los escritos y diarios de su esposa fallecida, fragmentos de reflexiones propias y alguna ficción breve forman un tejido narrativo que se despliega de manera sobria y elegante. La historia central está narrada en tercera persona, mientras que las paralelas adoptan estilos variados, predominando la primera persona, aunque algunas regresan a la tercera, creando una polifonía que enriquece la lectura. Lo que subyace es un discurrir por las memorias, un intento del protagonista por rescatar del olvido los detalles de su esposa, de sus propios padres y de las generaciones previas, trazando un mapa íntimo de procedencias y orígenes. En este viaje hacia el pasado, el autor escribe con una austeridad que potencia la profundidad emocional de cada fragmento, hilvanando las historias con una precisión que solo se percibe al avanzar en la lectura. Como suele ocurrir en su obra, el lector no tiene certezas ni puede anticipar hacia dónde se dirige la narración, pues no sigue una trama convencional. En cambio, se asemeja a la vida misma: un entramado de recuerdos, pérdidas y descubrimientos inesperados que toman forma solo al mirar atrás.

Baumgartner es una obra que conmueve por su profundidad y por la elegancia en que aborda temas tan universales como complejos. El lector que la tome en sus manos notará que resuena con las obsesiones clásicas de Auster: el peso del azar, la búsqueda de sentido y la lucha contra el olvido. Aunque, como lo mencioné antes, no se encuentra entre las novelas más ambiciosas del autor, Baumgartner ofrece una experiencia literaria rica en matices, con una narrativa sobria y magistral. Es un libro para quienes buscan en la literatura no solo entretenimiento, sino también un diálogo profundo con las emociones y los miedos que nos definen. Una obra muy recomendable, una novela de Paul Auster.

«Vivir es sentir dolor, y vivir con miedo al dolor es negarse a vivir.» 

«Una persona sin relaciones con los demás carece de vida.»

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