jueves, 5 de noviembre de 2020

A SANGRE FRÍA de Truman Capote


«El pueblo de Holcomb está en las elevadas llanuras trigueñas del oeste de Kansas, una zona solitaria que otros habitantes de Kansas llaman allá. A más de cien kilómetros al oeste de la frontera de Colorado, el campo, con sus nítidos cielos azules y su aire puro como el desierto, tiene una atmósfera que se parece más al Lejano Oeste que al Medio Oeste. El acento local tiene un aroma de praderas, un dejo nasal de peón, y los hombres, muchos de ellos, llevan pantalones ajustados, sombreros de ala ancha y botas de tacones altos y punta afilada. La tierra es llana y las vistas enormemente grandes; caballos, rebaños de ganado, racimos de blancos silos que se alzan con tanta gracia como templos griegos son visibles mucho antes de que el viajero llegue hasta ellos.»

Truman Capote es un reconocido periodista y escritor estadounidense. Su obra más destacada había sido Desayuno en Tiffany’s hasta que en 1965 aparece A sangre fría, obra que retrata de forma novelada los crímenes ocurridos en el pueblo de Holcomb. La película Capote estrenada en 2005 aborda la semblanza del escritor en el trasfondo de la investigación que llevaría a la realización de este libro.

La notoriedad de Capote vendría aparejada por el impacto mediático de los asesinatos de la familia Clutter y la transformación que hace de una investigación compleja a un documento que brilla por su estructura narrativa fluida, dinámica y empática. A sangre fría casi de forma inmediata se convirtió en un hito del periodismo. Muchos programas de televisión como SCI: Miami  o Criminal Minds, tomarían de referencia el formato de construcción de la historia creado por Capote. 

La sinopsis de la obra es la siguiente:

«El 15 de noviembre de 1959, en un pueblecito de Kansas, los cuatro miembros de la familia Clutter fueron salvajemente asesinados en su casa. Los crímenes eran, aparentemente, inmotivados, y no se encontraron claves que permitieran identificar a los asesinos. Cinco años después, Dick Hickcock y Perry Smith fueron ahorcados como culpables de las muertes.»

Existe muchos artículos que se refieren a la historia de la creación de esta obra, incluso la película Capote gira en torno a ello. Película que es bastante recomendable, puesto que la interpretación de Philip Seymour Hoffman fue tan elogiada y aclamada que lo llevó a obtener un Oscar por su actuación, también la película estuvo nominada en otras categorías: mejor película, mejor director, mejor guion y mejor actriz de reparto, lo cual la convierte en uno de los mejores largometrajes de 2005. Las referencias, documentales y reseñas abundan para Capote, lo cierto es que el escritor se comprometió con este trabajo por varios años. Comenzó sus primeros acercamientos apenas semanas después de los crímenes, y mientras se documentaba a través de entrevistas con pobladores y policías, las investigaciones de las autoridades continuaban y no tardaron en rendir resultados. Capote termina entrevistando a los asesinos y otros personajes con los cuales ellos tuvieron algún involucramiento. Y como no podía ser menos, la trascendencia de su compromiso llegó hasta el último momento de los sentenciados, la horca.

Capote utiliza la fórmula narrativa de una novela, lo cual provee de un acercamiento más estrecho con la historia. Se enfoca en los detalles, describe no solo los objetos, sino a los personajes, incluso sus gestos. Los diálogos que en una obra documental son mutilados o limitados, aquí los encontramos orgánicos, justo en la medida necesaria que permite entender mejor la situación y su respectiva emoción. Al no tratarse de una obra de ficción, lo que cuenta Capote es lo que sus protagonistas le permitieron contar y también lo que le aportó su propia observación e indagación de los hechos. La escritura es pulcra y entre la sencillez, elegante. En ningún momento cambia el tono o el ritmo. Muchas voces son las que hablan, pero solo una la que cuenta la historia.

El libro está dividido en cuatro partes: la primera, Los últimos que los vieron vivos, trata sobre la familia Clutter, nos brinda un perfil de ellos a través de sus interacciones con empleados, amigos y vecinos; la segunda, personas desconocidas, encontramos nuevos personajes y otras escenas a raíz de los asesinatos; la tercera, respuestas, versa sobre la investigación empantanada que de repente da un giro que permite su progreso y resultado; y finalmente una cuarta parte denominada El rincón, en la cual los asesinos Hickock y Smith son enjuiciados y ejecutados. Estas cuatro partes no tienen capítulos, aunque si tienen una división tácita, y entre todas las escenas se entreteje también la de los asesinos. Pareciese una visión cinematográfica y con ello también debemos de aceptar el hecho de que algunos detalles secundarios pudieron ser modificados por Capote para favorecer la narración y satisfacer sus objetivos literarios. En la escritura también existe licencia creativa y, por ejemplo, los diálogos de los protagonistas no fueron proferidos con esas palabras o con aquellos gestos. Donde existen mayores libertades es con el perfil de los asesinos.

Lamentablemente conforme avanza el libro y especialmente la última parte, Capote deja de un lado el recuerdo de las víctimas y busca que el lector empatice con los asesinos al darles un pasado difícil. Los Clutter eran personas de bien, apreciables en el condado. Ellos no conocían a sus asesinos y estos tampoco a ellos. Hickock y Smith les dieron muerte simplemente porque podían. No obstante, Capote pareciera darle cierto aire de tragedia a la vida de estos, especialmente a la de Smith. Capote estaba en contra de la pena de muerte y existe la posibilidad que entre entrevistas haya surgido más que una relación profesional con Smith y se evidencia en el libro porque fue el que salió más favorecido de los dos en la narración. Algo así como que Hickock era la mente maestra y el pobre Smith únicamente su compañero de viaje, su amigo engañado, que tuvo que hacer el trabajo sucio. En el momento que Capote abandona la masacre de los Clutter para tejer un aura de incomprensión sobre los asesinos su narración comienza a sentirse amañada.

Hickock y Smith planificaron el asesinato y de hacía un buen tiempo tenían en mente ese desenlace, llevaban las herramientas y las armas, no pensaban dejar a ninguna persona viva en aquella casa. Sin ningún testigo. Entraron y los amordazaron, por horas los estuvieron hostigando e insultando, torturándolos psicológicamente, para después matarlos a sangre fría. Hickcok y Smith huyeron del lugar con cuarenta y cinco dólares y algunos objetos. La vida de cuatro personas costó poco más de diez dólares.

La lectura de esta obra es difícil únicamente porque sabemos que no es ficción. 

«La verdad puede ser brutal.»

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