miércoles, 18 de noviembre de 2020

LA PACIENTE SILENCIOSA de Alex Michaelides


«Gabriel Berenson fue asesinado hace seis años. Tenía cuarenta y cuatro. Lo mataron un 25 de agosto. Fue un verano de un calor excepcional, tal vez lo recuerdes, con algunas de las temperaturas más altas jamás registradas. El día en que murió fue el más caluroso del año.»

Alex Michaelides es un rostro nuevo en las librerías, La paciente silenciosa es su primer libro que no tardó demasiado en convertirse en un fenómeno de ventas, un thriller adictivo, traducido y distribuido en varios países. Michaelides estudió literatura inglesa y psicoterapia, a partir de estos conocimientos trabajó un tiempo en una unidad de seguridad para ayudar a adultos jóvenes, experiencia que le inspiró a construir el argumento de su novela. También tiene una colaboración como guionista de la película The con is on, un largometraje de 2018 protagonizado por Tim Roth y Uma Thurman que pasó con más pena que gloria, puesto que ni la crítica quiso dedicarle algún comentario.

Tenía muchas expectativas por esta novela a la que algunos han definido como «una novela brillante», «un thriller perfecto», «una historia oscura, tensa y trepidante». El hecho de que Michaelides haya estudiado literatura y psicoterapia le añadía la promesa de un toque especializado porque por un lado tendríamos una narración bastante estructurada y pulida desde un enfoque literario, y por el otro, una historia inteligente con una trama psicológica compleja. Pero todo se quedó en promesa.

La sinopsis de la novela es la siguiente:

«Alicia Berenson, una pintora de éxito, dispara cinco tiros en la cabeza de su marido, y no vuelve a hablar nunca más. Su negativa a emitir palabra alguna convierte una tragedia doméstica en un misterio que atrapa la imaginación de toda Inglaterra. Theo Faber, un ambicioso psicoterapeuta forense obsesionado con el caso, está empeñado en desentrañar el misterio de lo que ocurrió aquella noche fatal y consigue una plaza en The Grove, la unidad de seguridad en el norte de Londres a la que Alicia fue enviada hace seis años y en la que sigue obstinada en su silencio. Pronto descubre que el mutismo de la paciente está mucho más enraizado de lo que pensaba. Pero, si al final hablara, ¿estaría dispuesto a escuchar la verdad?»

La novela cuenta con tres hilos narrativos. El primero de ellos es contado por Alicia Berenson a través de las anotaciones en un diario; los otros dos corresponden a Theo Faber de cuya voz la historia va tomando forma. Considero que la categorización de novela psicológica o psicothriller le queda un poco holgado a esta novela. Si la comparo con Perdida de Gillian Flynn encontraré un abismo de distancia. Alex Michaelides es más parecido a Javier Castillo, con una escritura efectista y adictiva no por su complejidad, sino por el uso de algunos recursos narrativos nada sutiles como capítulos cortos e inacabados, lenguaje sencillo (y sin tecnicismos) y principalmente los cliffhanger.

La historia de La paciente silenciosa tiene tantos agujeros como un colador y en la recta final el propio Michaelides tampoco respeta la premisa de su título. Los giros supuestamente inesperados se ven venir y no son orgánicos, son abruptos, no porque el lector no lo sospechase, sino porque cualquiera dudaría que el escritor se atreviera a apostar por algo tan burdo, menos que básico. Los personajes buscan tridimensionalidad y al tratar de ocultar la sorpresa o giro, Michaelides los convierte en caricaturas llenas de contradicciones. La narración de Theo Grove va de lo patético a lo risorio y está repleta de frases hechas y cursilerías que estarían bien si el enfoque de la novela fuera distinto, una novela rosa o adolescente, pero si nos dicen que el personaje principal es un psicoterapeuta forense, realmente no entiendo porque se comporta como un veinteañero inmaduro y caprichoso. Por momentos le puse un rostro de emo a Theo porque esa es la impresión que da, es una magdalena trágica que ni él se la cree.

The Wall Street Journal escribió: «un impresionante thriller literario con un final digno de un clásico». Me pregunto si no habré leído la novela equivocada porque La paciente silenciosa tendrá un ritmo que lo podríamos aceptar como thriller, pero que de ninguna manera es o puede ser referida como obra literaria porque no veo nada potable que rescatar, ni una frase que trascienda o un personaje que brille con una reflexión. Nada. ¿Clásico? Solo que pensemos que el Código Da Vinci es un clásico. Sería una categoría de clásicos distinta basada en copias vendidas e idiomas traducidos. Todo clásico, entendiendo por clásico un libro atemporal de gran calidad literaria, es un bestseller, pero no todo bestseller es un clásico.

Giros inesperados con una estructura tramposa que juega con los tiempos narrativos, eso es La paciente silenciosa. Hay escritores que pasan años investigando antes de publicar, debatiendo internamente sus ideas, dejando parte de su alma en cada personaje, contándonos episodios de su pasado en la historia, tratando de transmitir una idea que lo motiva o lo atormenta. Alex Michaelides no es de esos escritores. Existe una distancia insalvable entre él y su obra. Un producto hecho para entretener, no para trascender.

Lo que salva al libro es su portada. Una sola imagen expresa más que 375 páginas. Aunque debemos recordar que no hay que juzgar un libro por su portada, y eso juega en doble vía. Una portada puede ser engañosa y vender expectativas.

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