«Recapitulemos brevemente lo ocurrido durante 2015 en el marco de los antecedentes que nos proporciona el pasado reciente. Durante ese año se produjeron hechos insólitos e impactantes: fueron llevados a prisión el presidente y la vicepresidente de la república y sometidos a juicio junto con ministros, altos funcionarios de diversas dependencias y varios personajes que traficaban con influencias, lavaban dinero o se ocupaban de negocios ilegales en perjuicio de la nación.»
Carlos Sabino es un historiador argentino que reside en Guatemala conocido por sus volúmenes Guatemala: la historia silenciada, donde abordó con un tono crítico la descripción de los acontecimientos que marcaron la sociedad guatemalteca durante la segunda mitad del siglo XX. Su nacionalidad extranjera y el distanciamiento temporal de los hechos le permitieron inhibirse del juicio ideológico y sesgo político de las fuentes para realizar una descripción de los eventos ocurridos. Obviamente que el éxito de las publicaciones va de la mano de la calidad narrativa e interpretativa, donde es capaz de concentrar diversos nombres y fechas sin que el texto adolezca de aburrimiento.
El segundo tomo de Guatemala: historia silenciada, que lleva por título El dominó que no cayó concluye en 1989, año que está marcado por un acontecimiento histórico internacional importante, la caída del muro de Berlín. Este hecho trascendente vino a cambiar las posiciones ideológicas no solamente en Guatemala, sino en muchos países del mundo. El comunismo había fracasado y las atrocidades de este emergían a la vista de todos como cadáveres. En Guatemala esta situación no fue diferente. La guerrilla había sido derrotada y sus números se encontraban diezmados. La única salida era la paz. No obstante, Carlos Sabino en este libro Guatemala: la historia que vivimos empieza su narración en 1985 porque políticamente es un hito importante para el país, comienza un período conocido como la era democrática cuando un civil, Vinicio Cerezo Arévalo, llega a la presidencia, aunque más determinante aún es que había una nueva Carta Magna que brindaba el marco apropiado de aquel despertar político.
La dificultad de contar treinta años de una historia reciente es que los acontecimientos todavía están sucediendo o sus secuelas o consecuencias apenas comienzan. Cualquier estudio objetivo de la historia puede verse influenciado en su apreciación porque los actores de los hechos no solamente se encuentran vivos, sino en pleno activismo, lo que significa que todavía son reconocidas figuras públicas con una marcada influencia en la política y en la sociedad. Tratar acontecimientos recientes se acerca más a una crónica que a la historia. Carlos Sabino consciente de este dilema optó no por hacer una tercera entrega de su obra más notable, sino de hacer una narración crítica tomando como base que estos últimos treinta años no son más que una consecuencia de todos los hechos ocurridos en la segunda mitad del siglo XX, cuyo eco resuena y seguirá resonando por varias generaciones más.
Las manifestaciones masivas sucedidas en el año 2015 que llevaron a la renuncia de la vicepresidente, Roxana Baldetti, y posteriormente del presidente, Otto Pérez Molina, fueron una muestra de la consciencia cívica y ciudadana de un hastío de la interminable corrupción gubernamental. Lo especial de estas manifestaciones es que nadie las lideró, no fueron grupos políticos los que intervinieron, sino fue algo auténtico de la ciudadanía en general en donde no importaba raza, género, color, clase social, posición o religión, todos manifestaron para pedirle la renuncia a un gobierno que había traicionado a la patria, que curiosamente como un oxímoron era el gobierno del partido Patriota, pero además, la población manifestó como muestra de indignación. Los actos de corrupción habían llegado a niveles en donde el descaro, la incompetencia y la desfachatez ya no eran un insulto a la democracia, sino una afrenta a todo guatemalteco. Carlos Sabino al observar esta concentración de personas de manera voluntaria, al estar en medio de ellos, se dio cuenta que había un vacío que era necesario explicar y de esa cuenta tenemos este libro.
Sin duda la mala memoria política es una patología peligrosa y cuando surge un político con talento retórico es como mostrarle cigarrillos mentolados a alguien que le acaban de diagnosticar cáncer de pulmón. Por ello conocer los escenarios políticos recientes, sus orígenes, razones y motivaciones, son un paliativo que previne ante estos males. Portillo, por ejemplo, expresidente de Guatemala que fue detenido, extraditado, juzgado, vencido en juicio y condenado, ya en libertad todavía posee un gran número de seguidores y su popularidad ha permitido que partidos políticos a los que apoya –o le paguen– ganen escaños en el Congreso o en los consejos municipales. Por ello la lectura, la perspectiva y sobre todo, la asunción de un criterio propio es importante para afilar la consciencia ciudadana.
Carlos Sabino, como es costumbre, aborda cada capítulo con acontecimientos importantes en cada gobierno. De 1985 a 2015 fueron presidentes de Guatemala: Vinicio Cerezo Arévalo, Jorge Serrano Elías, Ramiro de León Carpio, Álvaro Arzú Irigoyen, Otto Portillo, Oscar Berger, Álvaro Colom, Otto Pérez y Alejandro Maldonado. Todos electos democráticamente con excepción de Ramiro de León Carpio que fue designado por el Congreso de la República al romperse el orden constitucional por el autogolpe de estado de Serrano Elías, y Alejandro Maldonado que había sido anteriormente designado como vicepresidente por el Congreso tras la renuncia de Roxana Baldetti, y luego, con la renuncia de Otto Pérez, asume el cargo. De todos ellos Sabino nos da un perfil y semblanza. Aunque escapa de las fechas que Sabino tomó como parámetros en este libro, también nos refiere brevemente a Jimmy Morales, el comediante que se hizo presidente, que fue una especie de catarsis en el escenario político para los guatemaltecos, que como sabemos, barrió con toda expectativa al poco tiempo.
A parte del movimiento cívico ciudadano de 2015 que condujo a la caída de Otto Pérez Molina, Sabino también nos relata otros acontecimientos de trascendencia política y social como lo fueron: el serranazo, la firma de los Acuerdos de Paz, la privatización de empresas estatales; esto, en lo que respecta a gobiernos de la derecha política, porque los de izquierda también tuvieron sus cuotas como: el populismo, clientelismo y corrupción de Mi familia progresa y los planes de cohesión social, el caso Rosenberg, el escándalo del divorcio de Sandra Torres para participar en las elecciones de 2011, la campaña No le toca para frenar el ascenso de Manuel Baldizón. Sin duda, una estructura e historia reciente variopinta.
Este libro fue publicado previo a los conflictos de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala –CICIG– con el gobierno de Jimmy Morales, pero Sabino señalaba ya una posible orientación de insustentabilidad y tono politizado de la justicia, estructura paralela de poder y herramienta de polarización. Y es porque a pesar de que algunos actores sean nuevos, sus raíces se encuentran en la historia, verbigracia, Sabino expresa que todos los grupos militantes o simpatizantes con la guerrilla de los años setentas y ochentas, ahora conforman parte de la denominada Sociedad Civil, un nombre megalómano para un grupo realmente reducido que únicamente buscan retener o ampliar cuotas de poder. Que de hecho la guerrilla era precisamente eso, un grupo reducido de personas que decía representar al pueblo, pero que buscaba el poder para instaurar su propio régimen, aunque mediante el terror, la violencia y las armas.
«La guerrilla, ya en retirada, trató de crear una especie de mito que justificase su derrota –pues es más honorable caer ante un enemigo poderoso y despiadado que frente a uno débil o humanitario– y que le permitiese obtener mejores respuestas de una solidaridad internacional a la que había que impresionar con altas cifras y relatos espeluznantes.»
Guatemala: la historia que vivimos es un revisionismo histórico. Nos muestra lo que conocemos y también aquello que no y su porqué.
No hay comentarios:
Publicar un comentario