«y el Hombre empieza a subir por la calle Dentro con pasos lentos y cortos, avanza paso a paso, despacio y con dignidad, y cada dos pasos echa el bastón hacia delante, y Asle lo sigue de cerca y ve que el Hombre se dirige hacia la casita donde Alida grita y se retuerce en la alcoba y el Hombre se para delante de la casa en la que Asle y Alida encontraron cobijo de la lluvia, el viento y la oscuridad, ya tan entrado el otoño, y el Hombre llama a la puerte y espera y luego se vuelve hacia Ale y dice que no parece que la Comadrona está en casa y el Hombre vuelve a llamar y espera.»
Jon Fosse es un destacado escritor y dramaturgo noruego. Es licenciado en Literatura Comparada por la Universidad de Bergen y completó su formación en el Bergen Writing Academy. Inició su carrera en el ámbito literario, destacando en la dramaturgia para teatro y televisión. Su debut literario, Rojo, Negro en 1983, fue un éxito en su natal Noruega. Ha recibido numerosos reconocimientos nacionales e internacionales a lo largo de su carrera, incluyendo el Premio Internacional Ibsen en 2010. En 2023, Jon Fosse fue honrado con el Premio Nobel de Literatura, consolidando su posición como una figura en la historia de la literatura.
Jon Fosse es un escritor muy conocido en Escandinavia, pero de este lado del Atlántico, especialmente para los hispanohablantes, no lo es tanto. Particularmente, nunca había escuchado su nombre hasta que la Academia Sueca lo consagró con el Premio Nobel de Literatura. Llegué a pensar que sería el año de Haruki Murakami, puesto que recientemente había recibido el Premio Princesa de Asturias de las Letras, uno de los reconocimientos más respetados en la literatura. Al parecer, Murakami deberá esperar junto a Margaret Atwood, Don DeLillo y Salman Rushdie su turno, si es que llega, o bien, como muchos otros, convertirse en uno de esos grandes nombres obviados por el Nobel, como lo fueron Jorge Luis Borges, León Tolstói, James Joyce, Virginia Woolf, Marcel Proust y, más recientemente, Javier Marías, Milan Kundera y Paul Auster.
Según tengo entendido, las novelas más importantes de Jon Fosse son Melancolía, publicada en 1995, Aliss en el fuego de 2004 y quizá Naustet, traducida como El cobertizo para botes, de 1989. Tampoco es que haya una gran cantidad de novelas por donde escoger. Fosse no es exactamente novelista, sino dramaturgo, y la mayor parte de su obra se encuentra en el teatro. Sin embargo, quise conocer a Fosse y elegí Trilogía, publicada con ese título en 2014, pero que en realidad es una compilación de tres novelas cortas que comenzaron siete años antes. No obstante, antes de continuar, he aquí la sinopsis:
«Asle y Alida, jóvenes amantes, huyen de su hogar en busca de un lugar seguro para el nacimiento de su hijo y se enfrentan a un viaje lleno de dificultades que sólo es superado por el profundo amor que los une. El encontrar refugio se convierte en apremio. Y finalmente el tiempo solo admite la fortaleza de seguir adelante.»
Desconozco cómo es el resto de la obra de Fosse, pero Trilogía es una apuesta claramente experimental, comenzando por el hecho de que no hay signos de puntuación, excepto la coma. Es una obra en la que se dice menos de lo que se insinúa, donde es el lector quien debe rellenar los espacios con el nivel de detalle que desee. Leer esta novela es como caminar en la niebla: las imágenes son formas que nuestra mente debe interpretar. El lenguaje es bastante sencillo y todo lo contemplamos a través de un narrador único y omnisciente, que presta mayor atención a los sentimientos de los protagonistas que al mundo que los rodea, incluyendo a otros personajes.
La historia detrás de Trilogía parece un esbozo, ya que lo que les sucede a los protagonistas podría situarse en cualquier lugar y en cualquier tiempo. Esa falta de referencias y atemporalidad narrativa crea un conflicto y acentúa la sensación de leer a ciegas, pues no somos capaces ni de imaginar los rasgos de Alida. A lo sumo, por los nombres, sabemos que la acción sucede en el norte de Europa, pero si los nombres se tradujeran, suprimieran o cambiaran (pues no son relevantes para la trama), la historia encajaría en lo indefinido.
Al principio pensé que estaba leyendo una analogía de José y María, ya que los protagonistas están en un lugar que no es su hogar, buscan un refugio, la chica está embarazada y nadie los ayuda. Jon Fosse ha sido luterano, ateo, cuáquero y más recientemente católico, por lo que ese comienzo me pareció coherente con su espiritualidad. No obstante, pronto cambia la dirección y nos adentramos en una reacción violenta nacida de la desesperación, que de cierta manera nos saca de una zona cómoda de expectativa. Finalmente, la historia se vuelve estática y los protagonistas restantes resuman sus emociones, sentimientos y pensamientos en la cicatriz de una tragedia eterna.
Pese a la sencillez de la escritura, no puedo dejar de resaltar su lirismo, que no es propio de una novela. También debo advertir que esa sencillez es engañosa, puesto que la estructura que establece Fosse no facilita nada al lector. Es como tratar de establecer una línea argumental en un sueño, lo cual no solo es tarea difícil, sino que transita en la imposibilidad. Y así como los sueños se interpretan, así también debemos hacerlo con los párrafos de Fosse, que nos revelan la condición humana a través de la introspección, llevándonos por caminos sin señales y sin luz.
Personalmente, creo que el estilo de Fosse no es para todos, pero tampoco puedo generalizar basándome en esta novela. No creo que vuelva a leer Trilogía. Sé que está bien escrita, que tiene una estructura cuya sencillez encierra complejidad y que es tan introspectiva como meditativa; sin embargo, la ausencia de una trama completa, de personajes que nos importen, de protagonistas más allá de un pensamiento, de una historia que no sea el émulo de un sueño, pesa demasiado en mí y no quisiera arriesgar más tiempo en ello. No quiero parecer intransigente, pero una historia de múltiples interpretaciones donde todas son válidas es tan parecida a una historia sin ninguna explicación.
Trilogía es para el lector como una balsa en medio de la niebla. Algunos tocarán tierra, sin saber qué emoción los invadirá, mientras que otros irán a la deriva, pues remar no les servirá de nada.
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