viernes, 18 de octubre de 2019

LA SOCIEDAD DE JULIETTE de Sasha Grey


«Tú no puedes ver el camino que sigo. No es un camino de baldosas amarillas, ni una carretera perdida, ni una carretera asfaltada en dos direcciones. Y ni siquiera sé que estoy viajando por una carretera hasta que llego a mi destino, echo la vista atrás para ver cuánto he avanzado, y me doy cuenta de que, durante todo este tiempo, las decisiones que te tomado, los caminos que he seguido, estaban conduciéndome hasta ese lugar.»
Cuando una celebridad decide publicar un libro, el camino no se le hace difícil y ni tortuoso, incluso en algunas ocasiones ni lo escriben, se limitan a dictarlos. Las editoriales necesitan vender y a veces los escritores, aunque buenos, no están abiertos a cualquier público, aun así, sea por pura casualidad. Sasha Grey, que en los últimos años se ha convertido en un ícono pop, sorprendió en 2013 con la Sociedad de Juliette, una novela con una trama interesante, inesperadamente bien escrita y con ciertas características literarias que no eran propias de una neófita.

En 1999 se estrenó Eyes Wide Shut –Ojos Bien Cerrados–, la última película de Stanley Kubrick, su obra póstuma. Pese a su obsesión en la trama, los detalles y hasta el más efímeros de los segundos del metraje, nunca logró ver la edición final en la gran pantalla, la vida no le alcanzó hasta el estreno. Mucho se presume y hasta se mitifica de esta película interpretada por Nicole Kidman y Tom Cruise. Es probable que tan solo las complicaciones de la filmación sea material suficiente para escribir un buen libro. Hay varios rumores de conspiración que sostienen que la prematura muerte de Kubrick fue por atreverse a contar una historia que le advirtieron que, si lo hacía, tendría consecuencias. El informe forense da cuenta de que Kubrik murió de un infarto, pero hay quienes aducen que el infarto pudo haber sido provocado por envenenamiento. La vida de Kubrik era un misterio, su muerte no podría haber sido de otra manera.

Si alguien vio la película de Kubrik, esta novela es como una versión alternativa de la historia, del guion. La Sociedad de Juliette es una narración a través de los ojos de una de las jóvenes mujeres que participaban en esos rituales orgiásticos. Describe una especie de club donde la elite más poderosa y acaudalada de Estados Unidos asiste para tener orgías con jovencitas prácticamente anónimas. Estas mujeres no son prostitutas, sino jóvenes de clase media y media alta, generalmente provenientes de típicas familias americanas con cierto nivel de acomodamiento y estatus. Las chicas son inducidas o invitadas a participar en los rituales a cambio de ciertas recompensas o favores. Si una de ellas habla de lo que ve, escucha o hace en esas reuniones secretas, su muerte ocurre con prontitud, en un trágico suicidio. No obstante, no hay trata de blancas, proxenetismo, ni mucho menos, todo es consensuado, y con el consentimiento viene un suntuoso pago. Aunque es importante aclarar que la novela jamás se refiere a este club, o a cualquiera de sus integrantes, como masones, illuminatis, grupo Bilderberg o cualquier otra asociación esotérica, deja que el lector saque sus propias conclusiones al respecto.

No obstante Sasha Grey no es Kubrick, es como comparar un águila real y un colibrí. Kubrick fue uno de los directores más destacados del Siglo XX, cuyas películas hicieron huella, dejaron un legado en el séptimo arte y que irónicamente –o quizá por enemistad– jamás fue galardonado con el reconocimiento de la Academia. Sasha Grey, por otra parte, fue una actriz porno reconocida y premiada en esa industria, actualmente es actriz de series de televisión, y algunas películas de cine independiente, debutó en Girlfriend Experiend de Steven Soderbergh, ha participado en algunos vídeos musicales, además es fotógrafa, modelo, artística musical, influencer y con este libro, se convierte también en escritora. Por lo que el resultado que tenemos de su obra se aparta del tono y ritmo de Eyes Wide Shut, deja una gran distancia. Su novela, menos compleja, se convierte simplemente en una historia ligera con cierto contenido erótico. 

Sasha Grey, por mérito propio, bien podría haberse convertido en la competencia directa de E.L. James –de la saga de 50 sombras de Grey–, pues también sus páginas contienen erotismo, pero a un nivel muy distinto, tanto que haría sonrojar E.L James. Aquí no es la historia del Señor Grey, es una historia contada por la señorita Grey. Para ser franco, nunca leí los libros de E.L James –probablemente nunca lo haga también, me quedo con unas páginas y la sinopsis–, sólo vi una película –la primera–, pero seguramente, por la puesta en escena del film, dudo mucho que sea algo diferente al estilo narrativo de la Saga de Crepúsculo –al final, son los mismos lectores para ambas sagas, es un Crepúsculo sustituyendo a los vampiros por un sadomasoquismo light–. Sasha Grey me parece mejor opción en el concepto narrativo y también es más atrevida en el relato. Hace constantes referencias al cine clásico, pues su personaje principal es una estudiante de cinematografía, que supongo tuvo a bien investigar o simplemente está plasmando su interés y vocación personal. La cuota del erotismo de Sasha Grey es muy fuerte, aunque no de mal gusto o visceral como en el Marqués de Sade, o que se le pueda comparar con sus propias películas, cuando ganaba premios de la AVN y XRCO. E.L. James me parece que aborda a sus personajes desde un aspecto más emocional y romántico, aunque he leído en algunos foros que su talento narrativo es plano, superfluo, vacío, patético y cursi. Grey tampoco creo que se destaque por la calidad de su prosa, pero al menos tiene un filón y gancho que hace fluida la lectura, y esto me ha llevado a pensar que probablemente buena parte del libro no sea completamente suya y haya por allí un editor que hizo demasiado bien su trabajo hasta el punto de transformar un borrador en una opción literaria. Sasha Grey no se convertirá en novelista consumada camino a recoger premios en ningún certamen literario, al menos no por esta obra, pero tampoco entrega un mal libro.

La mitad de la novela se diluye en trasfondos oníricos del personaje principal, en esencia porque irremediablemente Sasha Grey se esfuerza en entregar un relato que pueda categorizarse como erótico. Es después de las dos terceras partes del relato donde finalmente aparece lo que la autora denomina La Sociedad de Juliette, que es el club del placer de los ricos y poderosos y que tiene otros nombres como el Culto a Isis, Hellfire Club, el ritual de Pan, etc. –sociedades que sí existieron (o existen) en realidad–. A partir de ese momento la trama empieza a convertirse en un thriller típico a lo Dan Brown donde contamos con conspiraciones, desapariciones y giros repentinos. Aunque siento que, dado que no era lo perseguía la autora, no lo aborda con la misma pasión y deja esa extraña sensación de que se desaprovechó una buena oportunidad de hacer lucir un relato que daba para más.

Sasha Grey en varias oportunidades ofrece una máxima de los guiones de cine: la trama está al servicio del personaje. Partiendo de esta premisa, toda la trama favorece el descubrimiento e involucración de Catherine, personaje con el rol principal, en eventos de los cuales debió haberse apartado, pero que la inercia de los escenarios y situaciones que la rodean, no le dejaron opciones o alternativas; y que luego, sale bien librada gracias a otras situaciones y elecciones que rayan la lógica.

Primer libro de Grey y es un bestseller. Si hubiese tenido un enfoque mucho más maduro y sólido, probablemente hubiera creado algo más memorable. Lamentablemente si se desprende del erotismo, el libro es insípido y la trama tramposa. Es probable que ella personalmente conozca esa sociedad que describe en su novela, es probable que incluso haya participado; pero no arriesgó más de lo que podía perder. Su apuesta es un relato lineal, muy a lo seguro.

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