viernes, 2 de octubre de 2020

LA CHICA DE NIEVE de Javier Castillo


«Él dejó que ella cargase su peso sobre su hombro y notó el calor de su cuerpo bajo la bata del hospital. Aquel calor lo transportó a un viaje en taxi, al fuego de una noche que nunca dejó de arder en su interior, a comprender que quizá aquel momento juntos nunca se repetiría.»

Javier Castillo es un joven escritor español. Alcanzó notoriedad con la publicación independiente en Amazon del thriller adictivo El día que se perdió la cordura. En ese momento las editoriales le abrieron sus puertas y pronto su primera obra fue editada y además le siguieron El día que se perdió el amor –secuela de la anterior– y Todo lo que sucedió con Miranda Huff. Javier Castillo pasó de consultor financiero a escritor de bestseller, una pasión que consumía sus sueños y a la que ahora le dedica su tiempo, que ha convertido en su profesión. “La chica de nieve es su cuarto trabajo.

Cuando tomamos cualquier novela de Javier Castillo tenemos que ser conscientes de que es lectura bastante ligera. Mejor si obviamos los comentarios de la solapa que en el caso de La chica de nieve nos encontramos con cosas como lo dicho por ABC: «El Stephen King español», o bien, lo que dice Zenda Libros: «Un asombroso despliegue de recursos narrativos que son garantes de la calidad literaria de su autor». Las novelas de Javier Castillo no se caracterizan por calidad literaria. No vamos a encontrar ninguna maravilla en su prosa y tampoco una maestría en el uso de figuras retóricas. Si eso es lo que buscamos, mejor optar por los otros «javieres» españoles: Javier Cercas y Javier Marías. Castillo está en otra dirección, es un autor mainstream juvenil, más parecido a Stephenie Meyer y E. L. James.

La novela es la historia de la desaparición de una niña y la obsesión de una periodista por encontrarla. La sinopsis es la siguiente:

«Nueva York, 1998, cabalgata de Acción de Gracias. Kiera Templeton, desaparece entre la multitud. Tras una búsqueda frenética por toda la ciudad, alguien encuentra unos mechones de pelo junto a la ropa que llevaba puesta la pequeña. En 2003, el día que Kiera habría cumplido ocho años, sus padres, Aaron y Grace Templeton, reciben en casa un extraño paquete: una cinta VHS con la grabación de un minuto de Kiera jugando en una habitación desconocida. Comienza un oscuro viaje a las profundidades de Miren Triggs, una estudiante de periodismo que inicia una investigación paralela y descubre que tanto su vida como la de Kiera están llenas de incógnitas.»

Si ya hemos leído antes a Javier Castillo nos encontraremos que va por lo seguro y repite la misma estructura narrativa. Encontramos capítulos cortos rematados con un cliffhanger –que es donde Javier Castillo se luce–. El vocabulario es bastante simple, pero fluido. El desarrollo de la historia se apoya bastante en las conversaciones de los personajes. La narración es discontinua con capítulos intercalados y en su mayoría cubre momentos entre los años 1998, 2003 y 2010. A pesar de que tenga la categorización genérica de thriller, su estructura no lineal obra en contra de la intriga y suspenso que el autor procuraba, todo se vuelve predecible cuando no obvio. Cada capítulo inicia con un aforismo que busca resumir la esencia de este, y aunque algunas frases estén bastante interesantes, la mayoría se sienten pretenciosas. Javier Castillo intentaba con ello darle un cariz de profundidad a su novela, pues es una característica de la que carece. 

La novela utiliza dos narradores. Comienza con el típico narrador equisciente que ayuda a colocarnos en la perspectiva del personaje deseado y de esa manera no revelarnos demasiadas cosas. La otra narración se desarrolla en primera persona a través de la voz de Miren Triggs, el personaje principal. Y a propósito de los personajes, en esta ocasión se sienten más acartonados que de costumbre. Por su vaguedad no encajan siquiera como clichés. La historia tenía mucho potencial para ahondar en las emociones de los protagonistas: en la niña secuestrada, en los secuestradores, en los padres; pero estos son relegados a un segundo plano y las emociones que se tratan de transmitir en las conversaciones solo sirven ocasionalmente para activar el contador de vergüenza ajena –sin mencionar el final que peca de exabrupto–. Todo es demasiado melodramático, como una telenovela. 

La protagonista, una periodista, también tiene su historia de violencia y con seguridad la intención de este trauma era servir de conexión con la niña desaparecida. Pero todo se quedó en el intento. Es plausible que en esta novela el principal sea un personaje femenino fuerte y con determinación. Miren Triggs funciona de forma aislada y probablemente haya que podar mucha de su narración y darle el tono merecido. No es una Mary Sue y eso se agradece. Aunque no puedo dejar de mencionar que se reciente mucho la credibilidad del personaje en su su actuación y decisiones finales. Se que por allí Javier Castillo dejó un capítulo fuera de lugar donde buscaba darle una correlación a la decisión de por sí forzada, pero era irreparable.

Con respecto a la historia, si comparamos la Chica de nieve con Todo lo que sucedió con Miranda Huff, esta última es Shakespeare. Se le vea por donde se le vea, La chica de nieve tiene más agujeros que un colador. ¿Por qué una pareja que no podía tener hijos prefirió secuestrar una niña en lugar de adoptar? ¿Cómo es que la niña nunca necesitó ningún doctor durante doce años de encierro? ¿Cómo es que la periodista tuvo una relación más cercana con el padre de la niña? ¿Cómo es que el FBI intervino? ¿Era un secuestro o una desaparición? ¿Por qué la niña no intentó escapar? ¿Por qué los investigadores son tan ineptos? ¿Por qué Miren Triggs no llamó a la policía? Y hay muchas interrogantes más que son parte esencial de la trama que si las escribiera estaría revelando demasiados detalles, pero todo tiene como común denominador las motivaciones. Si una persona no tiene un por qué en la vida, da lo mismo lo que haga, esto es igual con la literatura, si los personajes no tienen un por qué, al lector le importa poco lo que hagan o lo que les pase. Aun no entiendo por qué Javier Castillo ambienta sus novelas en Estados Unidos cuando él es español y su natal Málaga es tierra fértil para la creación de historias. Me atrevería a decir que sus novelas podrían funcionar mejor en aquel escenario.

La chica de nieve contiene temas como el abuso infantil, el acoso, la pederastia, la violencia sexual, el linchamiento y asesinato público, el secuestro, la destrucción del matrimonio tras una pérdida y otros más que se encuentran con débiles esbozos, demasiado edulcorado. Es un material que podría haber brillado en una novela negra, pero aquí palidece al darle unos tintes rosas. Si fuera adaptada a una película y una serie, sin duda los guionistas podrían remendar los vacíos y si consiguen buenos actores, lo que no se percibe en las páginas, pueda que en la pantalla cambie.

Si la literatura fuera comida, las novelas de Javier Castillos serían una hamburguesa. Quitan el hambre, pero no son nutritivas.

Y para cerrar, algunas frases que rescato de la novela. 

«La desgracia siempre busca a quienes pueden asumirla. La venganza, en cambio, a quienes no.»

«Hasta en lo más profundo de los pozos más oscuros se puede escarbar un poco más.»

«Uno es capaz de anhelar el dolor si es lo único que te aporta esperanza.»

1 comentario:

  1. Algunos de los lectores consideran a la Chica de Nieve como un Thriller que bien se puede llevar a una película, ya que consideran la narración del autor como una especie de cámara que guía al lector por los corredores de una avenida mostrando los diferentes detalles. Suerte que no diste muchos spoilers con las preguntas, tanto que en un momento pensé que darías el final (jaja), cuando empecé a leer algunas reseñas de la trama y como la niña se pierde y luego el video de un minuto, vino a mi mente la novela “La Cabaña” porque tiene al inicio una trama similar, pero luego leyendo tus líneas más otros comentarios las tramas se separan.
    Para algunos de sus lectores Javier Castillo ha impregnado sus obras con esa frescura que hacía falta en la lectura, pero una frescura muy ligera, claro que después de ver tus comentarios entiendo el ¿por qué?, muchos de sus seguidores hacen referencia a sus anteriores novelas, las cuales los han marcado por esa forma de narrar en las cuales logra atrapar la atención del lector de una forma sublime y sin tantas palabras rebuscadas. Pero si es de anotar que en esta novela tiende a bajar un poco el ritmo de su escritura, aunque no por eso deja de ser llamativa.
    Algunos de sus seguidores mencionan del mismo autor “Todo lo que sucedió con Miranda Huff” un libro que puso la barda muy alta, por lo que con La Chica de Nieve la barda se bajo más de los esperando, una de las criticas que le generaron fue el alternar tiempos del presente y pasado, algunos lectores dicen a momentos haberse perdido. Si bien en Miranda Huff se presentaban giros inesperados en la trama, en La Chica de Nieve muchos de sus giros fueron muy predecibles, aun así mantiene al lector atento en sus líneas.
    En sus 61 capítulos ha logrado que sus lectores se impregnen de Kiera y del ¿por qué? Su desaparición, los diferentes puntos de vista tanto de la periodista como de los padres de la niña, para algunos los personajes fueron muy bien esbozados para otros les falto aun un poco de sal y pimienta, como bien has dicho aquí también se presenta de la subjetividad de la obra, pero al final casi todos sus lectores le han perdonado esto al autor, esperando que el próximo libro sea más interesante.

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