martes, 7 de septiembre de 2021

EL TREN PASA PRIMERO de Elena Poniatowska


«La locomotora vencía al aire, a la gravedad, era el progreso sobre rieles, la esperanza, la modernidad, el futuro, ¡ah el futuro! Los ferrocarrileros resoplaban con él, lo impulsaban con la fuerza de su voluntad, repetían: “La Revolución Mexicana se hizo en tren, para ganar Pancho Villa volaba locomotoras y puentes. Su peor enemiga, la máquina. Sin las tropas federales enviadas por tren, vencería y por eso quería acabar con ella, hundir los rieles bajo los cascos de sus caballos, reducirlo todo a una chatarra inservible”.»

Elena Poniatowska es una escritora mexicana cuyo linaje se remonta a Kazimierz Poniatowski, hermano de Estanislao II Poniatoki quien fuera el último rey de Polonia cuando aún era una monarquía en una nación independiente en el siglo XVII. Su nombre completo es Hélène Elizabeth Luise Amélie Paula Dolores Poniatowska, quien además de haber nacido en Francia, posee ascendencia rusa del lado materno. Nació en 1936, eso significa que es cuatro años mayor que Mario Vargas Llosa y que pertenece a una generación muy importante como interesante de escritores latinoamericanos, aunque no formó parte del Boom. Su primera publicación fue editada en 1954, por lo que son casi siete décadas como escritora consumada y esto ha significado decenas de premios y reconocimientos entre los cuales se encuentra el Premio Rómulo Gallegos en 2007, el Premio Biblioteca Breve en 2011 y el Premio Miguel de Cervantes en 2013.

Como dato curioso, en esa película de Pixar de 2017 en la que se retrata la tradición del Día de los Muertos en México, es Elena Poniatowska quien da voz en los diálogos a mamá Coco. Aunque esto no tenga mucho que ver con la literatura, fue gracias a esa película que llegué a conocer el nombre de Elena Poniatowska. Esta novela, El tren pasa primero, es la primera obra que leo de ella. Considero que fue una buena elección ya que fue merecedora del Premio Rómulo Gallegos, uno de los galardones más importantes de la literatura en habla hispana, en cuyo panteón se encuentran escritores como Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Javier Marías y, por supuesto, Mario Vargas Llosa.

Narrativamente Poniatowska es fascinante. Fluye entre líneas y párrafos de una manera muy orgánica. Su lenguaje es sencillo y directo, pero al mismo tiempo elegante y redondo. El sutil uso de los recursos narrativos la hace huir de lugares comunes y nos cuenta una historia de ficción dentro de un escenario completamente autentico que se ve, respira y palpa como una realidad. El talento literario es evidente véase por donde se quiera.

Poniatowska publicó esta novela en 2006. Retrató algunos hechos de México en los años cincuenta, incluso más atrás, por lo que podría dar pie a que consideremos esta obra como una novela histórica o al menos como una forma alternativa de novela histórica. Si Poniatowska la hubiese escrito y publicado en el momento en que presenciaba los acontecimientos, hubiera tenido 27 años. Para ella esto es narrativa contemporánea. Esta novela fue inspirada en Demetrio Vallejo, un líder sindical del movimiento ferroviario que se opuso a los abusos y corrupción del gobierno mexicano y la explotación de las empresas privadas. Vallejo en poco tiempo se convirtió en una figura política vinculado a partidos con ideologías comunistas, aunque lo único que buscaba era reivindicación y trato justo para su gremio. Tuvo que sufrir las consecuencias de su activismo y rebelión en prisión. A parte de las observaciones que Poniatowska tuvo como espectadora de esos hechos, también consultó artículos periodísticos y realizó entrevistas a muchos ferrocarrileros que conocieron a Demetrio Vallejo, así también a las esposas o parejas de estos. 

Poniatowska hizo una reconstrucción del movimiento sindical ferroviario con una autenticidad periodística; sin embargo, ese es solo es el escenario, porque la historia recae sobre los hombros de su protagonista, Trinidad Pineda Chiñas, quien tomó el lugar de Demetrio Vallejo. Particularmente creo que Poniatowska usó esa licencia narrativa porque era menos problemático señalar tanto virtudes como defectos, logros como caprichos, brillantes como desaciertos, en un personaje ficticio que uno real, cuyos posibles herederos o seguidores pudieran sentirse ofendidos o plagiados. El tono biográfico creaba esa dificultad de límites de información personal de allí que era mejor urdir al personaje, aunque no lo hizo de la nada y Trinidad Pineda recoge una historia, carácter y personalidad que lo hacen la consecuencia de lo que es.

El tren pasa primero se estructura en 44 capítulos repartidos en tres partes.  La primera parte es el triunfo del movimiento ferroviario liderado por Trinidad Pineda; la segunda parte es la traición, derrota, prisión y posterior libertad decadente de su protagonista; y la última parte, es la evolución del protagonista desde su infancia y juventud, todo lo que él vivió para explicar en lo que se convirtió. No puedo negar que las primeras dos partes del libro son dignas de aplausos y más la segunda; ciertamente que se debe encontrar el ritmo para empezar a disfrutar la lectura, pero una vez descubierto la novela avanza bien y con fuerza. La tercera parte cojea y no es que carezca de verosimilitud, pero nos la colocan en un momento en el que ya sabemos quién es Trinidad y que nada de lo que le haya pasado antes es tan importante o determinante como lo que sucederá cuando tome el liderazgo sindical. Esa tercera parte son casi doscientas páginas un tanto aburridas que no llevan a ningún sitio porque no es esa su función, sino simplemente hacer más profundo un personaje, que insisto, no lo precisaba en lo absoluto. Si la tercera parte fuera la primera funcionaría mejor, pero el libro hubiera corrido el riesgo de abandono porque hubiera sido más difícil engancharse. Trinidad lucha por un movimiento, por un ideal, contra la corrupción y opresión, pero al mismo tiempo tiene sus propias máculas porque falla como esposo y como padre, como hermano y como tío, termina siendo un hombre aplastado por su inexorable condición. Lo más significativo de todo esto es que Trinidad podría ser cualquier obrero porque su historia se parece a la de todos.

El tren pasa primero es una obra que empieza bien, continúa mejor, pero se entibia en el último tercio; pero esas partes donde brilla lo hace con tanta intensidad que ya no importa el descenso. Todos sus personajes se sienten tan vivos y naturales que es posible hasta sentir sus alegrías y tristezas, en especial de las mujeres que son víctimas también de su propia condición de mujer, oprimidas y abusadas. No hay un antagonista como recurso barato y tampoco los obreros son la mar de nobleza y humildad. Poniatowska describe la forma como un sistema envilece, empobrece y corrompe y que fácilmente podría ser homologado en otros momentos pasados y futuros, de México o de cualquier otro lugar donde la política sea sinónimo de inhumanidad.

Cierro con dos aforismos que vale la pena rescatar.

«Si un solo hombre lucha y no se deja morir, la vida vale la pena.»

«¡Qué tramposa la democracia emanada de la Revolución!»

1 comentario:

  1. 553 paginas que hablan de una resistencia social del movimiento ferrocarrilero que fue suprimido brutalmente por el gobierno mexicano de la época. Si bien es cierto que la novela se centra en el personaje de Trinidad Pineda, también es importante hacer un guiño a la esposa de Trinidad y a su sobrina que para algunos lectores constituyen la primicia de un movimiento feminista, ya que no son los clásicos personajes femeninos de la época sino más bien personajes que levantan su voz para la critica social del momento. La historia de sindicatos blancos que no protegen al trabajador sino más bien son agrupaciones a favor del patrón o del mismo gobierno (donde he visto eso antes), la autora muestra destellos del comunismo dentro de los mismos partidos sociales y como tratan de utilizar a estor partidos para hacer notar su ideología, un gobierno que reprime, rapaz cuyo objetivo es “joder” al pueblo, prisioneros políticos que son duramente castigados por su forma de pensar. En fin un libro que expone los fantasmas de conflictos entre las clases sociales que muchos han perdurado hasta nuestros días.

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