viernes, 18 de marzo de 2022

EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS de Joseph Conrad

«Un país cubierto de pantanos, marchas a través de los bosques, en algún lugar del interior la sensación de que el salvajismo, el salvajismo extremo, lo rodea… toda esa vida misteriosa y primitiva que se agita en el bosque, en las selvas, en el corazón del hombre salvaje. No hay iniciación para tales misterios. Ha de vivir en medio de lo incomprensible, que también es detestable. Y hay en todo ello una fascinación que comienza a trabajar en el él. La fascinación de lo abominable. Podéis imaginar el pesar creciente, el deseo de escapar, la impotente repugnancia, el odio.»

Joseph Conrad es un escritor polaco. Nació en el Imperio Ruso en una provincia que hoy es parte de Ucrania, pero que en 1895 en realidad pertenecía a una Polonia ocupada. Su nombre de nacimiento fue Józef Teodor Konrad Nałęcz-Korzeniowski, aunque al adoptar la nacionalidad británica se anglicanizó al nombre que hoy conocemos. Toda su obra como escritor la realizó en el idioma inglés. Sus trabajos más notables fueron El negro del ‘Narciso’, publicada en 1897, y El corazón de las tinieblas, publicada en 1899.

No hace mucho tiempo vi la versión Redux de Apocalypse Now de Francis Ford Coppola. Fueron más de tres horas de metraje donde necesité esfuerzo para continuar con las peripecias de los protagonistas en su travesía por ese infinito río vietnamita. Esta película es un clásico y debo admitir sus calidades artísticas, que nadie las puede refutar. Existen escenas muy bien logradas, la fotografía es excepcional y la atmósfera y el tono son una constante fascinante; no obstante, la película nunca me atrapó de forma completa y después de algún tiempo ese sentimiento kafkiano que hace creer que todas las cosas no llevan a ningún lugar empieza a emerger, asfixiante. Sin saberlo si quiera que esta película se inspiraba en el libro de Joseph Conrad, empecé a tener los mismos sentimientos mientras leía la novela. Esa travesía por el río Congo (que nunca se dice que ese ese río, pero inequívocamente no puede ser otro) parece prolongarse al punto de la sofocación y llega un momento en que como lector preferimos respirar, buscar aire. 

En Apocalypse Now hay una historia más interesante, grande y estudiada sobre la filmación y sus problemas, incluso existe un documental que trata sobre ello y que se desarrolló en paralelo mientras Francis Ford Coppola y la tropa de actores lidiaban con todos los problemas habidos y por haber en la creación de una película. El documental fue dirigido por Eleanor Coppola, la esposa del director, y lo tituló Heart of darkness, el mismo nombre de la novela de Joseph Conrad. Y la coincidencia no se queda allí, lo mismo sucede con la obra narrativa: existe una historia más interesante, grande y estudiada sobre cómo, por qué y dónde se escribió la novela, que superan a la misma novela (sin restarle mérito, por supuesto).

La sinopsis es la siguiente:

«Marlow, en una travesía durante el Támesis, narra un antiguo viaje hacia las profundidades de la selva africana, donde debe reunirse con el misterioso jefe de una explotación de marfil, cuyos métodos están dañando los intereses de la compañía: Kurtz es una figura implacable y cruel, pero al mismo tiempo venerada por los propios nativos, y cuya dimensión se agiganta conforme avanza la historia.»

La versión de Debolsillo que leí cuenta con un prólogo de Mario Vargas Llosa en el que cuenta la explotación del Congo por Leopoldo II, el imperialismo europeo, la esclavitud desalmada y disfrazada de procesos de civilización y el saqueo indiscriminado de los recursos, especialmente caucho y marfil; además nos explica cómo es que Joseph Conrad terminó involucrado en una expedición, qué sentimientos le ocasionó y la repercusión que tuvo la publicación de su opus magnus, El corazón de las tinieblas. Francamente el prólogo de Vargas Llosa es un gancho tremendo, completamente bestial, que elevan las expectativas de la obra de Conrad hasta los cielos y no es tanto porque Vargas Llosa esté derramando lisonjas por doquier, sino porque explica el trasfondo histórico, político y social, y a partir de ello perfila a Conrad como un hombre obligado a escribir de lo que vio con el anonimato de la literatura. 

Esta edición también incluye una cronología de la vida de Joseph Conrad y otra de su viaje por el Congo. Después de la historia, hay un anexo que contiene todas las anotaciones del diario personal del autor en esa travesía por Congo. “El corazón de las tinieblas no es una obra tan extensa, pero en esta edición procuran sumarle un 25% más de páginas, quizás más, para procurar una especie de versión Redux –extendida–. 

Narrativamente El corazón de las tinieblas es una historia dentro de otra historia. El narrador nos cuenta que se encontraba en una embarcación recorriendo el Támesis, cuando las condiciones temporales y anímicas llevaron a todos a prestar oídos a Marlow, quien no es más que el alter ego de Conrad. Es entonces cuando la voz del narrador principal toma la historia de Marlow, manteniendo la misma forma narrativa: pretérito y primera persona del singular. No obstante, en la medida que el relato avanza, notamos que las descripciones más precisas y concretas de objetos, naturaleza y personas, se hacen más difusas para dar paso a otras más emotivas y oscuras. El cambio es progresivo, por lo que poco a poco vamos perdiendo el hilo de la identidad del estilo inicial, muy sobrio y expectante, para terminar en algo más parecido a la locura, sombrío y alucinante. En Apocalypse now utilicé la palabra «asfixiante» para describir una sensación incómoda y que no tiene que ver ni con la historia o con la calidad literaria, más bien con el estilo; y ese sentimiento «asfixiante» proviene de la misma novela. Después de la mitad nos importa poco Marlow, lo que queremos es conocer a Kurt, que va creciendo y tomando el verdadero protagonismo, pero es un protagonismo de ausencia. Kurt crece en la medida que avanzamos con el relato precisamente porque no está y todos hablan de él, cuentan historias de él, es una leyenda elevada a divinidad. El encuentro con Kurt es el fin mismo de la travesía. Obviamente es un tanto decepcionante encontrarlo, figurativamente los pies de barro de Kurt no soportan el peso del oro vertido en sus hombros.

Lo que rescato de la novela es que nos envía a profundizar sobra el saqueo de África a finales del siglo XIX y principios del XX. Leopoldo II, rey de Bélgica y pariente de la actual casa real británica, es responsable de al menos 16 millones de muertes y no por guerra, simplemente por explotación a niveles que solo los nazis lograron emular en sus campos de concentración. Hay más de lo que rodea la novela que la novela misma y considero que esa es la baza más importante de Conrad. Decir más de lo que escribió. Sin embargo, también debo destacar su lenguaje literario, que quizá nos frene demasiado en la fluidez por la elocuencia, pero vale la pena porque subraya esa elegancia de las novelas inglesas que aún en las descripciones más cruentas, no pierde el recato y la pulcritud. 

«No, es imposible; es imposible comunicar la sensación de vida de una época determinada de la propia existencia, lo que constituye su verdad, su sentido, su sutil y penetrante esencia. Es imposible. Vivimos como soñamos… solos.»

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