martes, 15 de septiembre de 2020

LOS SORDOS de Rodrigo Rey Rosa


«La luz del sol en Guatemala se tomaba muchas libertades, se dijo así mismo. Ahora, mientras se dirigía al aeropuerto, estaba presenciando una fantasía en kodachrome. Los colores eran demasiado vivos y vibrantes. Los taxis amarillos, los tuc-tucs rojo sangre y los autobuses verde limón con el fondo de cielo azul, montañas y volcanes, todo parecía irreal.»

Rodrigo Rey Rosa es un escritor guatemalteco que obtuvo el máximo reconocimiento nacional en el 2004 cuando recibió el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias. Además de escritor es traductor. Ha residido en Nueva York y en Marruecos. El gran escritor chileno, Roberto Bolaño, se expresa de Rey Rosa como «un maestro consumado, el mejor de mi generación», y ciertamente el mérito se sostiene con la publicación hasta el momento de trece novelas y seis colecciones de cuentos, además de otras obras de no ficción y participación en antologías y colecciones de editoriales como Seix Barral y Alfaguara. 

Rodrigo Rey Rosa, pese a la calidad narrativa de sus novelas, han sido sus cuentos o relatos cortos como El cuchillo del mendigo, Cárcel de árboles, El agua quieta, por mencionar algunos, los que le han abierto el camino al mundo literario. Para muchos escritores una novela es un relato corto al que le sobran páginas y esa economía de las palabras es una característica de Rey Rosa. Los sordos, publicada en 2012, es su décima novela, que en extensión se queda corta porque podría haber sido mucho más amplia si hubiera profundizado en todos sus personajes. En ella Rey Rosa retrata a la sociedad guatemalteca de la postguerra, una sociedad violenta, clasista y étnicamente escindida.

He aquí la sinopsis:

«Los sordos se inicia con dos desapariciones: la de un niño sordo en un pueblo del interior guatemalteco y la de Clara, hija de un banquero rico y “amable tirano”. ¿Hay alguna conexión entre ambos hechos? ¿Qué papel juegan Javier, amante de Clara y abogado de la familia, los guardaespaldas de Clara y de su padre, y los médicos que dirigen un hospital de prácticas sospechosas? ¿Es posible aún alguna forma de amor y de justicia en medio de la violencia? Un apasionante thriller que es también un retrato implacable de la Guatemala actual.»

La sinopsis menciona que es un thriller y esa categoría no define a la novela. El sentido de urgencia nunca llega al lector y dudo mucho que haya sido una motivación del escritor que en realidad juega con las percepciones y las palabras para luego mostrar algunos giros en el relato que no niego que se sienten forzados. Rey Rosa hace uso del narrador equisciente abordado desde distintas perspectivas de acuerdo con las situaciones y desarrollo de personajes en cada capítulo, excepto uno donde experimenta con un tipo de narración epistolar en el que asumimos que son correos electrónicos entre algunos personajes.

Cayetano es el personaje mejor desarrollado y también a mi criterio califica como el principal, es el catalizador de la trama. Él es el joven guardaespaldas de Clara, la hija del banquero. Cayetano es proveniente de Jalpatagua, un municipio del departamento de Jutiapa. Se encuentra desempleado, soltero y podría decirse que sin compromisos reales; todo su mundo es completamente rural y está acostumbrado al campo. A su corta edad desconoce mucho de la vida en la ciudad hasta que es recomendado por su tío Chepe para cuidar de la seguridad de una dama importante. Cayetano con los días empieza a sentirse atraído por Clara, que ciertamente le dobla la edad y cuando esta desaparece, se obsesiona por encontrarla y no precisamente porque haya fallado como guardaespaldas.

Don Claudio Cáceres, el banquero octogenario, a quien se le describe como el «tirano amable», es un hombre que ha hecho fortuna por méritos propios y que piensa legarle a su hija mayor la dirección del imperio financiero que ha construido durante su vida. De su hijo, Ignacio, prefiere no dejarle nada porque siempre lo consideró un rebelde, aunque pronto nos daremos cuenta de que el concepto de rebeldía de don Claudio es simplemente no hacer lo que él quiere. También don Claudio es quien siembra la idea de un guardaespaldas para su hija debido a ciertas alertas o amenazas reales o potenciales que ha vislumbrado. Prefiere ser precavido. Aunque le cede a ella la decisión de reclutar y seleccionar a la persona que velará por su seguridad.

Los demás personajes: Javier, Clara, Ignacio y Chepe se entienden respecto a su contexto y con la relación que tienen con Cayetano y don Claudio. Particularmente hubiera preferido que existiera un mejor desarrollo de estos personajes, especialmente el de Clara e Ignacio porque lo que son o representan según don Claudio es completamente diferente a lo que el lector llega a comprender de ellos. Clara es un personaje enigmático y creo que el nombre es un juego, una ironía, su personalidad e historia son confusas cuando no oscuras. Cuando Clara desaparece o es secuestrada o ambas cosas –no daré pistas– Ignacio asume la situación con distancia y desapego a ella, pero en contra parte fortalece los lazos debilitados con su padre. Don Claudio, por otra parte, deja de escuchar los consejos de sus asesores y toma decisiones erráticas basadas en la emoción y no en la razón, cualidad que lo había caracterizado. Otro personaje que sufre una transformación monstruosa es Chepe, del tío amable, dadivoso y pícaro pasa a ser un asesino violento y desalmado.

Algunos diálogos entre personajes en ocasiones me perdieron porque eran tan similares en el tono que no sabía quién decía qué cosa. Tampoco es que fueran demasiados diálogos y la historia iba a saltos. Siempre he creído que los diálogos cuando no suman, restan, y a veces es mejor guardar alguna economía con estos.

Rey Rosa nos deja muy marcado el mensaje de que sordo no es aquella persona que carece de la facultad de oír, sino aquella que carece de la capacidad de escuchar. El niño sordo que desaparece al inicio de la novela es una falsa pista acerca del título. Un mero distractor. Son otros los sordos. Don Claudio que no escucha a sus hijos y por ello no entiende sus motivaciones, deseos y sueños. Cayetano que no escucha los consejos y aun cuando ve la verdad ante sus ojos, prefiere ver lo que cree y no lo que es. Una multitud que se reúne en linchamiento tras un gorgorito que están predispuestos a la barbarie antes que escuchar las razones. 

El retrato de una sociedad violenta Rey Rosa lo hace de una forma nada sutil. Cita muchos encabezados de diarios y noticieros durante la narración, todos de hechos violentos que van desde secuestros hasta asesinatos, desde accidentes de tránsito fatales hasta mutilaciones y torturas. La sociedad guatemalteca de la postguerra está en constante estrés. Es como una olla de presión a la cual se le ha obstruido el escape y en cualquier momento podría explotar en un acto violento, como un linchamiento. Hubo momentos en que escuchábamos en los noticieros, hará hace dos décadas, de linchamientos de turistas en ciertas comunidades donde las acusaciones más frecuentes eran de que se trataba de roba niños. Estos linchamientos barbáricos pronto empezaron a tergiversarse en los medios, colocándoles etiquetas como ley maya o justicia indígena, lo cual es completamente falso. Y esa es otra aportación que hace Rey Rosa en esta novela, que aborda la jurisprudencia maya como un método racional deductivo en manos de ancianos indígenas que buscan la verdad y justicia escuchando a los testigos y no por la fuerza y la violencia. Lamentablemente esto último lo encontramos en los capítulos finales y, a decir verdad, me pareció bastante breve, aunque puntual e interesante.

Los sordos probablemente no sea la mejor puerta de entrada para conocer la obra de Rey Rosa, pero no niego que tiene varios méritos que la hace sobresalir por encima de la media. Hay cierta prosa, como el párrafo que utilizo de introducción en este post, que hace que valga la pena la lectura, además de los mensajes implícitos que debemos desgranar por nuestra propia cuenta.

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