«Abra colgó el auricular en su horquilla y se quedó mirándolo; incluso acarició su superficie plástica, ahora caliente por el tacto de su mano y mojada de sudor. De pronto, antes de darse cuenta de que iba a suceder, rompió a llorar, con sollozos altos y estridentes. La invadieron con la fuerza de una tormenta, atenazándole el estómago y haciendo temblar todo su cuerpo. Corrió al cuarto de baño, aún llorando, se arrodilló delante del inodoro y vomitó.»
En 2003 Stephen King recibió la Medalla a la contribución destacada del Premio Nacional del Libro, que es uno de los galardones más prestigiosos de Estados Unidos. Esta medalla destaca la obra por entero del autor, y en el caso de King es basta y mientras respire, no parece cesar. Stephen King es un escritor que se le asocia con el horror, pero cuyo mérito es en realidad saber narrar la cultura estadounidense de finales del siglo XX y principios del XXI, concentrándose en los miedos, frustraciones, anhelos, vicios y hasta fanatismo del estadounidense promedio.
Doctor sueño es una novela publicada en 2013 y se podría considerar como una secuela directa de El resplandor, puesto que el protagonismo recae sobre Daniel «Danny» Torrance, el hijo del desequilibrado Jack Torrance que a muchos habrá causado más de algún escozor. La distancia en tiempo que separa a ambas novelas es de 36 años y justo esto sucede también en las historias. Danny Torrance ya no es un niño de cinco años, es un hombre maduro cuya vida no podría ser diferente después de los traumas de su infancia. Pero antes de continuar, he aquí la sinopsis:
«Danny Torrance, aquel niño aterrorizado del Hotel Overlook, es un adulto alcohólico y sin residencia fija que va de ciudad en ciudad atormentado por sus visiones y por los fantasmas de su infancia, que ha aprendido a controlar pero no a eliminar de su mente. Un día se siente atraído por una ciudad de New Hampshire, donde encontrará trabajo en una residencia de ancianos y donde se apuntará a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. En ese lugar le llega la visión de Abra Stone, una niña que necesita su ayuda. La persigue una tribu de seres paranormales que vive del resplandor de los niños especiales. Parecen personas mayores y totalmente normales que viajan por el país en sus autocaravanas, pero su misión es capturar, torturar y consumir a estos niños. Se alimentan de ellos para vivir y el resplandor de Abra tiene tanta fuerza que los podría mantener vivos durante mucho tiempo. Danny sabe que sin su ayuda Abra nunca conseguirá escapar de ellos; juntos emprenderán una lucha épica, una batalla sangrienta entre el Bien y el Mal, para intentar salvarla a ella y a los demás niños que sacrifican.»
El resplandor es una novela entera y redonda que no admite continuación porque no la necesita. Es una obra maestra de Stephen King que a pulso se ha convertido en un clásico contemporáneo. Doctor sueño no es precisamente que tome algo inacabado de El resplandor, no es una secuela adrede ni forzada. Imagino que por la cabeza de King habrá pasado la pregunta: ¿Qué sería hoy de ese chico Torrance? ¿Sería un hombre exitoso o sumido en vicio de su padre? ¿Acaso su vida también fue destruida con el Overlook? Aquí hace falta hacer un paréntesis. El resplandor de King difiere un tanto de la adaptación cinematográfica de Kubrick, si me permiten el espóiler, en la novela el Hotel Overlook explota y Dick Halloran sobrevive, y este hombre es importante para Danny porque actúa como una especie de mentor, alguien que le ayuda a controlar su esplendor. Esto ya lo habíamos leído en El resplandor, pero en Doctor sueño, King se toma unos capítulos en profundizar un poco más en los acontecimientos inmediatos a la tragedia del Overlook, para pronto hacer una elipsis y arrojarnos a un Daniel Torrance adulto con una vida casi desperdiciada. Se que hay una adaptación de Doctor sueño, aunque en esta ocasión el director es casi un desconocido, Mike Flanagan. No he visto más que los avances de la película, pero por algunas escenas me parece que parte de los acontecimientos de la película de Kubrik, no de la novela de King. En cualquier caso, si vale la pena o no ya lo sabré después, aunque no puedo negar que me llama la atención que Ewan McGregor interprete a Danny Torrance y Rebeca Ferguson a la antagonista, Rose la Chistera.
Doctor sueño funciona como una historia independiente a El resplandor, aunque haberlo leído anteriormente siempre es preferible por una serie de referencias que nos encontraremos a lo largo de la obra. Doctor sueño es diferente en estilo, ritmo y tono. A diferencia de El resplandor, en esta King optó por algo más convencional y es evidente que mientras en la primera abundan la cantidad y calidad de los recursos narrativos, en el Doctor sueño tiende a ser más mesurado, menos prolijo, complaciente si se quiere. El nivel de complejidad tanto en estructura narrativa como en la calidad de la historia es tan diferente que cualquiera podría afirmar que es otro King, que de hecho lo es, ya que han transcurrido 36 años y probablemente esta novela haya sido más un guiño a la nostalgia para los lectores empedernidos de King más que una apuesta por un camino experimental, que no dudo que de la pluma del autor pueda salir nuevamente una gran obra, que ya lo hizo con 22/11/63 en 2011 y Revival en 2014. Aunque con esto no digo que Doctor sueño sea una mala novela, que para nada lo es, sencillamente estamos ante una novela más de King que no sobresale demasiado por algún mérito propio sino únicamente por la fuerza de su antecesora del siglo pasado.
Doctor sueño brilla en algunos aspectos, pero falla en otros. Comencemos por lo mejor: el retrato de un hombre maduro que vive con los demonios de su infancia y que debido a esta su presente no resulta en ningún sentido afortunado, cayendo en el vicio, la pobreza y la soledad. Daniel Torrance no tiene ninguna familia, ningún amigo, ningún propósito, si muriera ¿Quién podría extrañarlo? ¿Quién se haría cargo o al menos reconocería su cadáver? Es hasta que empieza a trabajar en una residencia de cuidados paliativos para ancianos que su vida empieza a tener un sentido, pues su don se convierte en un vehículo de transición hacia una muerte pacífica. Esa historia de un hombre sin propósito vagando por un mundo frío tenía mucho mérito, así mismo, ese acercamiento a la muerte para quienes han sufrido enfermedades crónicas y una agonía paliada con medicinas no deja de ser una sacudida reflexiva. ¿Qué hacemos con toda la vida que tenemos mientras vemos partir a quienes darían lo que fuera por tener esos años de nuevo? ¿Por qué revisitamos el pasado de la misma manera que escarbamos la costra en la herida? ¿Por qué nos hacemos daño sea este intencional o inconsciente? No obstante, Stephen King abandona los terrenos pantanosos de la filosofía existencial como recordándose que lo que está escribiendo es un thriller y no “El lobo estepario, y es cuando nos avienta a otro personaje protagónico, Abra Rafaela Stone, una adolescente a quien conoceremos desde el nacimiento y que extrañamente tiene un gran esplendor, probablemente el más fuerte de todos. Luego aparecen una especie de secta de vampiros, salvo que, en lugar de consumir sangre, succionan el esplendor de las personas. Y es aquí donde la historia va sacando lo que necesita a conveniencia, como conejos de una chistera, porque el esplendor es más fuerte en los niños porque en la medida que se hacen adultos, este se va perdiendo, como si existiese una correlación entre la inocencia y el esplendor. También este don puede manifestarse de maneras diferentes, es decir, para algunos es telepatía, para otros es hipnosis, en fin, el don mental tiene muchos misterios y manifestaciones, pero por alguna razón se desprende de la persona tal si fuera humo y eso permite almacenarlo en algunos tanques, como si de oxígeno se tratase.
Me parece bien la intención del autor de ampliar el mundo o significado del «esplendor», aunque esto contradice uno de sus principios como escritor de suspenso que es no revelar el misterio como el mago que no muestra el truco para que se sienta como magia. Sin embargo, he de ser franco, en el desaforado propósito de extender el esplendor a otros límites, lejos de revelar el misterio, crea otros más, pero ya no tan dúctiles, sino ruidosos en su contradicción.
Doctor sueño es difícil que funcione en varias perspectivas y capas como lo hace El resplandor. Aunque sea su continuación, no está en el mismo nivel. A su favor debo decir que entretiene, es fluida en su narración, existe un buen equilibrio en sus personajes y probablemente para quienes gustan de finales felices, aquí encontraremos uno. Ciertamente me hubiera gustado que una figurativa caldera explotara y volara todo en pedazos, como pasó con Carrie, Rabia, Apocalipsis o la propia El resplandor, obras que con largura son más ambiciosas y que sin duda King las escribió con la mejor de sus plumas.
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