«A los que creen que los regímenes comunistas de Europa central son exclusivamente producto de seres criminales, se les escapa una cuestión esencial: los que crearon estos regímenes criminales no fueron los criminales, sino los entusiastas, convencidos de que habían descubierto el único camino que conduce al Paraíso. Lo defendieron valerosamente y para ello ejecutaron a mucha gente. Más tarde se llegó a la conclusión generalizada de que no existía Paraíso alguno; de modo que los entusiastas resultaron ser asesinos.»
Milan Kundera fue un renombrado autor y novelista checoslovaco cuya obra reflejó las profundidades de la existencia humana. Al momento de redactar esta reseña, acababa de fallecer en París. Se trasladó a Francia en 1975, lo que significó que, durante 48 años de su vida y gran parte de su obra, escribió directamente en francés. La narrativa de Kundera, con obras icónicas como La insoportable levedad del ser, La inmortalidad y La broma, explora temas de identidad, amor y libertad en contextos históricos, políticos y filosóficos que, aunque tienen raíces en el siglo XX, trascienden y explican la realidad que vivimos hoy. Kundera dejó una huella indeleble en la literatura mundial. Su estilo distintivo fusionó la introspección psicológica con la sutilidad irónica, atrayendo a los lectores con su análisis filosófico y su prosa evocadora que trasciende fronteras, ofreciendo una perspectiva única sobre la condición humana y el flujo del tiempo.
Milán Kundera comienza La insoportable levedad del ser introduciendo la idea filosófica del eterno retorno, acuñada por Nietzsche. Esta noción sostiene que todos los acontecimientos, incluso los más insignificantes de la vida, nuestras acciones y experiencias, se repiten en un ciclo infinito, en un circuito interminable. La idea del eterno retorno es un tema filosófico debatible que podemos abordar de manera tan prolija como general. Como resultado, nos encontramos con una ciclicidad, ya que los pensamientos o conclusiones a los que individualmente lleguemos serán similares, o incluso idénticos, a los que otros exploraron o explorarán en diferentes lugares y épocas.
Con este marco filosófico, Kundera contrasta los conceptos de «levedad» y «pesadez» en relación con el eterno retorno. La «levedad» es la idea de que cada acción, elección y momento en la vida es único y carece de consecuencias duraderas, debido a que no se repite. Por otro lado, la «pesadez» se vincula con la idea del eterno retorno, donde todo se repite infinitamente, otorgando así un sentido de peso y significado duradero a cada acción. Asimismo, al expandir los conceptos, si nos detenemos en la levedad, algunas de nuestras acciones que hoy consideramos significativas podrían volverse tan vanas en sus implicancias que terminen cercanas al olvido, y no seremos conscientes de si realmente sucedieron. Por otra parte, si nos enfocamos en la pesadez, cada acción, incluso las más pequeñas, añade su peso a otras y determina circunstancias mayores. Es decir, nuestro presente orbita en la gravedad del pasado, definiendo momentos posteriores tanto para nosotros como para quienes nos rodean.
Estas ideas se desarrollan en la vida de los personajes, cada uno de los cuales representa una de estas dos perspectivas, manifestándose principalmente en sus elecciones y en sus interacciones con otros, así como en sus propias vidas. A medida que los personajes enfrentan las consecuencias de sus acciones y decisiones, la pregunta sobre si existe algún significado absoluto o si todo es simplemente una repetición interminable se convierte en un tema recurrente que, aunque agotador para el lector, genera una reflexión positiva, provocando el pensamiento crítico y una revaluación de las propias decisiones. Kundera explora, explica, refuta y ejemplifica esta idea de Nietzsche a través de una larga analogía convertida en novela; sin embargo, debo añadir que La insoportable levedad del ser abarca mucho más que esto, al igual que muchas obras de Kundera, la crítica política es una constante. Kundera vivió la mitad de su vida como exiliado en Francia y sus obras estuvieron prohibidas durante décadas en su natal Checoslovaquia; además, una parte de La insoportable levedad del ser transcurre durante la invasión soviética a este país en 1968, un hecho que puso fin a la Primavera de Praga y oscureció el destino de millones de checos bajo el peso de la cortina de hierro, ciudadanos que se ven ejemplificados en los protagonistas de la novela, cuya calidad de vida fue en detrimento.
Aparte de lo mencionado, esta obra también explora abiertamente el significado de la vida, de una vida que merece ser vivida, y cuestiona el sentido de las acciones que realizamos, las que dejamos de hacer y cómo estas definen nuestra identidad y relevancia como individuos. La insoportable levedad del ser no solo aborda estas profundas reflexiones, sino que también se presenta como una hermosa historia de amor que desafía paradigmas y convencionalismos. La novela, con su dureza y autenticidad, se tiñe de tonos grises y melancólicos, creando una paleta emocional rica y compleja que resuena con los lectores. En su esencia, es una gran novela que se sostiene por mérito propio, ofreciendo una visión audaz de la existencia humana y una exploración profunda de las relaciones y las emociones.
Los personajes centrales de la novela son Tomás y Teresa. Tomás es un prominente cirujano de Praga que ha pasado por un divorcio y tiene un hijo al que no ve debido a los obstáculos y dificultades que su expareja ha creado, lo cual dificulta su relación. La característica principal de Tomás es su actitud abierta hacia la sexualidad; mantiene relaciones con muchas amantes sin caer en la hipersexualidad o el trastorno compulsivo. Esta característica simboliza su apropiación de la intimidad, la libertad en su ser y su independencia emocional. Tomás se convierte en un emblema de la levedad, pero su mundo da un giro al conocer a Teresa, una camarera de un restaurante de hotel que arrastra un pasado familiar que ha moldeado sus miedos y actitudes. Teresa, indiscutiblemente, representa la pesadez y todo lo que la rodea se convierte en símbolo de ello. Cuando llega a la vida de Tomás, lleva consigo una maleta pesada y leyendo un voluminoso libro, Anna Karenina de Tolstoi. Inmediatamente se instala con él sin darle tiempo a Tomás a procesar lo que sucedía. Su forma de dormir sosteniendo la mano de Tomás es como si fuese un ancla para este. Teresa sin casarse se convierte en la mujer de Tomás.
Existen otros dos personajes que complementan la novela y transcurren en líneas temporales y lugares diferentes. Sabina es una artista checa, una de las mejores amigas y amantes de Tomás. También es un símbolo de la levedad y comparte muchas similitudes con Tomás en lo que respecta a la sexualidad. Le agrada tener amantes, pero evita los compromisos. Cuando vive en Suiza, aparece Franz, un profesor de literatura casado, que se convierte en su amante cuando viajan fuera de Suiza. Franz se enamora de Sabina y decide abandonar a su esposa para irse con ella. Franz encarna la pesadez.
La insoportable levedad del ser emplea un narrador omnisciente. Sin embargo, debo señalar que al comienzo y en ocasiones se adentra en pensamientos reflexivos y elucubraciones, lo que podría generar la impresión de que es un protagonista en sí mismo. Esto se evidencia cuando menciona cosas como «recuerdo a Tomás», aportando a la novela una cualidad de memoria en proceso, pues también la obra no es completamente lineal. El uso del narrador omnisciente en la novela brinda a Milan Kundera la capacidad de explorar los pensamientos internos y las percepciones de los personajes desde una perspectiva distante, pero a la vez sumergiéndose en sus mentes en momentos clave. Esta interacción puede provocar un efecto de recuerdo y reflexión, conectando al lector con los recovecos más profundos de las emociones y la introspección de los personajes.
La elección del título mismo, La insoportable levedad del ser, encapsula brillantemente el tema central de la obra: el contraste entre la levedad aparente de la vida y la pesadez de las decisiones y sus consecuencias. La habilidad de Kundera para fusionar la poesía con la prosa agrega una capa de profundidad a la narración, permitiendo que las emociones y las reflexiones de los personajes resplandezcan con claridad. La insoportable levedad del ser no solo capta la atención del lector, sino que también desafía sus propias percepciones sobre la vida, el amor y la libertad, dejando una impresión duradera que invita a volver a explorar sus páginas una y otra vez. Y para concluir, unas líneas que vale la pena releer:
«Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será.»
«Sólo la casualidad puede aparecer ante nosotros como un mensaje. Lo que ocurre necesariamente, lo esperado, lo que se repite todos los días, es mudo. Sólo la casualidad nos habla. Tratamos de leer en ella como leen las gitanas las figuras formadas por el poso del café en el fondo de la taza.»
«Aquello que no ha sido elegido por nosotros no podemos considerarlo ni como un mérito ni como un fracaso.»
«Rebelarse contra el hecho de haber nacido mujer le parece igual de necio que enorgullecerse de ello.»
«Las preguntas que no tienen respuesta son las que determinan las posibilidades del ser humano, son las que trazan las fronteras de la existencia del hombre.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario