«Álvaro se tomaba su trabajo en serio. Cada día se levantaba puntualmente a las ocho. Se despejaba con una ducha de agua helada y bajaba al supermercado a comprar pan y el periódico. De regreso, preparaba café, tostadas con mantequilla y mermelada y desayunaba en la cocina, hojeando el periódico y oyendo la radio. A las nueve se sentaba en el despacho, dispuesto a iniciar su jornada de trabajo.»
Javier Cercas es un escritor español muy reconocido y premiado, autor de Soldados de Salamina y Anatomía de un instante. Ganó el Premio Planeta en 2019 por su novela Terra Alta, una novela policiaca con un filón dramático y anclajes en el pasado reciente español que terminó por convertir en una trilogía. Javier Cercas, a menudo, en sus obras entrelaza el ensayo y la ficción, utilizando este último recurso como un vehículo para la reflexión y cubrir los abismos que el olvido ha vedado para siempre.
Esta obra la escribió Javier Cercas cuando tenía 24 años. El ímpetu de la juventud y sus fuertes deseos de ser novelista construyeron una novela breve, pero con una estructura muy peculiar e interesante que sería la génesis de obras más importantes en el futuro. Pero antes de adentrarnos más en la reseña, he aquí la sinopsis:
«Álvaro es un escritor que cuando necesita dibujar la trama vuelve sus ojos a sus vecinos: un matrimonio de recién casados, con algún apuro económico, un jubilado y una portera. Para su sorpresa, lo que ha perseguido con tesón acaba cumpliéndose y el afán de representar un crimen real en la ficción le empuja a provocarlo en la vida real. Pero la realidad nunca es tan gobernable como una novela.»
El móvil es una metanovela que toma elementos de la propia realidad de Javier Cercas. Álvaro es un joven de 24 años, recién graduado, que vive en un pequeño apartamento de alguna ciudad de España, tiene un trabajo de medio tiempo que paga sus facturas, pero lo suyo es la escritura. Quiere convertirse en un gran escritor. Ha elaborado una trama y estructura, una basada en los problemas de un escritor joven como él y cuya obsesión en el realismo de sus personajes desencadena en un asesinato. El móvil es como Javier Cercas atrás de un espejo y viéndose en otro enfrente. Álvaro no es tan diferente a Cercas y el personaje que ha creado Álvaro no es tan diferente de sí. Pero cabe aclarar que, hasta donde sabemos, Cercas no ha provocado ni influido en la muerte de ningún vecino.
Álvaro se encuentra en una disyuntiva. Es joven y carece de suficiente conocimiento y experiencia. Considera que su novela tendrá una debilidad significativa si los personajes de ficción no se inspiran en personas reales. Ha llegado a la conclusión de que el éxito de muchas buenas novelas radica en cuando el autor utiliza la ficción para reflejar la realidad, y este pensamiento no carece de sustento. Generalmente es así. Un personaje de ficción creíble, profundo y tridimensional, como se dice, a menudo se basa en personas que el autor conoció de cerca, ya sean familiares, amigos o incluso en él mismo. El protagonista encuentra la solución en el propio edificio en el que habita; sus vecinos son la materia prima que proporcionará autenticidad a sus personajes.
La obsesión que consume a Álvaro lo conduce por senderos cada vez más escabrosos y profundos. Ya no se limita únicamente a observar, sino que incita la acción, manipulando a las personas que rodean su mundo, especialmente a sus vecinos. Persuade a estas personas a tomar decisiones que urgen para desarrollar la trama que ha tejido en su mente. En ciertas ocasiones, actúa con una sutileza comparable a la de un cirujano manejando su bisturí con precisión, mientras que, en otros momentos, su enfoque es tan burdo como el de un obrero que utiliza su mazo sin restricciones. Este patrón de comportamiento comienza a ser modelado por una creciente desesperación que se encuentra en sus primeros estadios. Con cada paso en esta dirección, su compulsión se arraiga más profundamente en su ser, empujándolo hacia un abismo de incertidumbre y ambigüedad moral.
La edición de El móvil que he tenido la oportunidad de leer es la del treinta aniversario. Esta particular edición viene acompañada de un prólogo escrito por Javier Cercas en 2017, lo que agrega una dimensión única a la obra. Aunque el prólogo no ahonda en muchos detalles acerca del proceso creativo detrás de la novela, ofrece una perspectiva del autor consagrado que mira hacia su versión más idealista del pasado. Asimismo, en este ejemplar se encuentran un epílogo de 2003 y un post scriptum de 2017, ambos escritos por Francisco Rico, un renombrado filólogo y experto en la lengua española. Estos elementos añaden una capa adicional de análisis y contexto a la experiencia de leer El móvil. Rico examina la obra en relación con el contraste entre otras creaciones de Javier Cercas, con un enfoque especial en su influyente novela Soldados de Salamina. Esta edición se presenta como un tesoro literario que ofrece no solo la narrativa en sí, sino también una ventana hacia la mente de los creadores y el impacto cultural que la obra ha tenido a lo largo del tiempo.
La narración de El móvil, como cabría esperar, adopta una perspectiva en primera persona. Fluye con una notable fluidez, manteniendo al lector cautivado y ansioso por descubrir cómo se desarrollará toda la trama. En algunos momentos, quizás puede resultar ligeramente pretenciosa, aunque no me queda claro si esta característica es intencional, una manifestación de la personalidad del protagonista o quizás un reflejo del estilo de Javier Cercas en esa etapa de su carrera. De hecho, esta ambigüedad se convierte en uno de los pilares fundamentales de la obra, añadiendo una capa de complejidad a la experiencia de lectura.
Uno de los aspectos más intrigantes de El móvil es la constante y desafiante intersección entre el autor y el protagonista. En ocasiones, se torna difícil discernir dónde termina la voz del autor y dónde comienza la perspectiva del protagonista. Esta disolución de límites crea un fascinante juego literario que invita al lector a reflexionar sobre la naturaleza de la creación artística y la relación entre el autor, su obra y el mundo ficticio que engendra. Esta dualidad entre el yo del autor y el yo del personaje enriquece la experiencia de lectura al obligarnos a cuestionar y explorar los matices entre ficción y realidad, entre el creador y su creación.
Inicialmente, sentía ciertas reservas ante la idea de adentrarme en la obra de Javier Cercas. A veces, nos dejamos llevar por la idea generalizada de que las obras tempranas obtienen cierta notoriedad debido a los logros más destacados que el autor alcanzará en años venideros. Aunque en algunas ocasiones nuestras intuiciones resultan acertadas, he de admitir que son pocas las veces en que nos encontramos con una novela que podría parecer un tanto floja, melodramática o incluso pretenciosa, a pesar de proceder de la pluma de un autor consagrado o cierto éxito. Por otro lado, en casos raros y contados, descubrimos una primera obra que nos deja perplejos, tal como sucedió con La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa, La hojarasca de Gabriel García Márquez o El señor presidente de Miguel Ángel Asturias. Si bien es cierto que El móvil de Javier Cercas no alcanza las alturas de excelencia de estos ejemplos, tampoco merece ser descartada sin más. La novela presenta méritos valiosos en términos de su estructura, y lo que brinda en su conclusión es bastante compensatorio. No es satisfactorio debido a su carácter inesperado, sino más bien por su nivel de ejecución acertado.
«Las astucias que nos entrega el tiempo nos las cobra en frescura y vitalidad.»
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