jueves, 31 de agosto de 2023

LEVIATÁN de Paul Auster


«Que mis libros se publican, dije. La gente los lee y yo no tengo ni idea de quiénes son. Sin saberlo siquiera, entro en las vidas de los desconocidos, y mientras tienen mi libro en sus manos, mis palabras son la única realidad que existe para ellos. Eso es normal, dijeron, eso es lo que pasa con los libros. Sí, dije, eso es lo que pasa, pero a veces sucede que esas personas están locas. Leen tu libro y algo de él toca una cuerda del fondo de su alma. De repente se imaginan que las perteneces, que eres el único amigo que tienen en el mundo.»

Paul Auster es un autor estadounidense, icono literario de la posmodernidad y de las letras americanas. Su vasta obra fusiona la narrativa detectivesca con la introspección filosófica. Auster estudió literatura inglesa, francesa e italiana en la Universidad de Columbia, lo que lo convirtió en traductor para posteriormente embarcarse en una carrera multifacética como novelista, poeta, ensayista y hasta cineasta. Sus obras, como La trilogía de Nueva York, La música del azar y Brooklyn Follies, exploran la soledad, el azar y la identidad en una América melancólica. Auster es un maestro en entrelazar tramas paralelas y jugar con las fronteras de la realidad y la ficción. Su estilo contiene una prosa introspectiva y reflexiva. Auster es un autor sumamente versátil que todavía escribe con pluma y papel, es probable que por este hecho todas sus obras se sientan sumamente personales y enigmáticas.

No he leído suficiente a Paul Auster como para afirmar que Leviatán es una novela representativa de su carrera, aunque podría serlo. Sin embargo, no tengo ninguna duda de que sí refleja su estilo. Una vez que comenzamos a leer los primeros párrafos, notamos que esta no es una novela cualquiera. En medio de un planteamiento que desde lejos parece sencillo, en realidad es solo la capa superficial de una historia compleja de la que no llegamos a entender completamente su alcance en ideas y posturas. Es uno de esos libros que nos obliga a detenernos cada cierto tiempo, a analizarlo sin juzgar, a reflexionar sin concluir. Los personajes que Auster crea tienen su propia historia, generan nuevas historias y complementan las historias de otros. Pero antes de continuar con la reseña, he aquí la sinopsis:

«Todo comienza con un muerto anónimo: en una carretera de Wisconsin, un día de 1990, a un hombre le estalla una bomba en la mano y vuela en mil pedazos. Pero alguien sabe quién era, y con el FBI pisándole los talones, Peter Aaron decide contar su historia, dar su versión de los hechos y del personaje, antes de que la historia y las mitologías oficiales establezcan para siempre sus falsedades o verdades a medias como la verdad. Y así, Peter Aaron escribirá Leviatán, la biografía de Benjamin Sachs, el muerto, también escritor y objetor de conciencia encarcelado durante la guerra de Vietnam, desaparecido desde 1986, autor de una novela de juventud que le convirtió fugazmente en un escritor de culto, acaso un asesino, y angustiado agonista de un dilema contemporáneo: ¿Literatura o compromiso político? ¿Realidad o ficción?»

Tal como se indica en la sinopsis, la narración de la historia recae en Peter Aaron, quien actúa como un personaje más de la novela y se esfuerza por contar la verdad sobre su amigo Benjamin Sachs, el cual vendría a ser el protagonista. Este enfoque en primera persona brinda a la novela una mayor intimidad: el narrador solo puede comunicar aquello que conoce, recuerda, siente y piensa. La biografía de Benjamin Sachs es, al mismo tiempo, la autobiografía de Peter Aaron, ya que, para presentarnos a su amigo, el narrador debe hacerlo a través de su interacción con él y su propia experiencia. En el proceso, conocemos también las historias de otros personajes como Fanny, Charles Spector, María Turner, Lilian Stern y Reed D’Maggio, así como las dinámicas familiares de Aaron con su exesposa Delia Bond y su hijo David, además de sus relaciones con su esposa actual y su hija Iris. Las interacciones con algunos personajes resultarán determinantes, mientras que las de otros serán complementarias; sin embargo, en conjunto, todas ellas brindan un escenario profundo y abarcan un período extenso de tiempo en la vida de los protagonistas, lo que las convierte en personajes verosímiles, creíbles y, quizá, incluso nos llevan a cuestionarnos si podrían ser reales. El apartado de la psicología de los personajes es de aplaudir.

Partiendo de la misteriosa muerte de Benjamin Sachs, acompañamos a Peter Aaron en el proceso de desentrañar todos los hechos a través de la memoria y el recuerdo que llevaron al momento en que su amigo activó una bomba y voló en mil pedazos hasta el punto de no ser identificable. Si bien podemos encontrar un gancho que nos recuerda a las novelas policiales y de misterio, Leviatán traza su propio camino reflexivo y filosófico sobre la condición humana, abordando concretamente temas como la soledad, la identidad, la sociedad y, en menor medida, la política, el activismo, la verdad y la justicia. Afirmar que Leviatán es una novela existencialista y que Benjamin Sachs es una versión americanizada de Meursault, no es del todo equivocado. Ambos personajes pueden inspirar reflexiones sobre la alienación, la falta de sentido y la naturaleza de la existencia. Sin embargo, donde difieren es en que Benjamin Sachs tiene un compromiso social idealizado, mientras que el personaje de El extranjero es apático e individualista. Si lo vemos desde otro ángulo, Benjamin Sachs se asemeja más a Tyler Durden de El club de la pelea.

Nunca queda claro por qué el autor eligió ese título para su novela. El Leviatán es una bestia marina monstruosa mencionada en varios pasajes bíblicos, como en el libro de Job. En la mitología hebrea, el Leviatán simboliza el caos y la amenaza, y a menudo se asocia con el concepto de fuerzas descontroladas y destructivas en el mundo. En la novela, este símbolo podría aludir a la naturaleza impredecible y potencialmente peligrosa de los eventos que rodean la vida y muerte de Benjamin Sachs. O bien, a la leyenda y al mito que se cierne sobre él, ya sea como terrorista, espía soviético o anarquista: el Leviatán iconoclasta. Auster también podría estar haciendo referencia a la obra de Hobbes, El Leviatán, donde se presenta como una alegoría del Estado, un monstruo gigante que concentra el poder y el orden social. En la novela de Auster, esto podría sugerir cuestiones sobre el poder, la autoridad y cómo los individuos interactúan con las estructuras sociales y gubernamentales. Aunque francamente, creo que aquí estirar demasiado la referencia al libro de Hobbes sería excesivo. Personalmente, prefiero quedarme con la idea evocativa de que el Leviatán representa lo inmenso y lo desconocido. Los acontecimientos y las relaciones en la novela son complejos y, a veces, difíciles de entender, lo que podría reflejar la naturaleza impredecible y, a veces, abrumadora de la vida misma, un Leviatán personal.

Una de las cosas que me llama la atención de la novela es el afán del narrador por contar la verdad, su verdad, antes de que la versión oficial de la policía, los investigadores o los medios de comunicación desplace el recuerdo que él y quienes conocieron a Benjamin Sachs tienen de él. Sin embargo, esto resulta ser un ejercicio tan ambicioso como vano, ya que, a pesar de haber sido su amigo, hacía cuatro años que había perdido su rastro. Por lo tanto, el Benjamin Sachs que él conoció podría ser muy diferente al Sachs que murió accidentalmente por su propia bomba el 28 de junio de 1990. En la novela, presenciamos un arco de tiempo bastante significativo que nos permite contemplar bodas, divorcios, nacimientos de niños y separaciones. El Benjamin Sachs de la juventud atraviesa un proceso metamórfico que, si bien es imperceptible desde la perspectiva del narrador, no lo es para el lector. Por lo tanto, en la novela, el lector también tiene otra capa añadida a la ya compleja historia. Puede juzgar los hechos separándolos de la emoción y el sesgo del narrador, o bien, abordarlos de forma parcial, aportando sus propias emociones y sesgos.

Leviatán es una obra sumamente recomendable para aquellos que buscan adentrarse en el universo de Auster, ya que, en su fachada de aparente sencillez, nos envuelve con una narrativa que invita a la reflexión. La novela se destaca por su estructura intrincada que teje las historias de los personajes de manera magistral, creando una red de interconexiones que mantendrá a los lectores intrigados. Además, el lenguaje cautivador utilizado por Auster es claro y transparente en su prosa, permitiéndole sumergirse completamente en la trama y en los pensamientos de los personajes. Sin embargo, lo que quizás sea más destacado son los temas que la novela aborda: universales y atemporales, proporcionando a los lectores una experiencia literaria enriquecedora.

«Los libros nacen de la ignorancia, y si continúan viviendo después de escritos es solo en la medida en que no pueden entenderse.»

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