«Los árboles muertos empezaron a parecer cada vez menos árboles y más centinelas con sus pies nudosos hundidos en el agua negra e inmóvil. Pronto empezarás a ver caras en ellos, pensó. Mientras vadeaba el agua ante uno de esos árboles, tropezó con otra raíz o rama sumergida, y esta vez cayó. Su boca se llenó de agua nauseabunda y la escupió con un grito. Vio sus manos en el agua oscura, amarillentas y sebosas, como cosas sumergidas desde hacía mucho tiempo. Las sacó y alzó.»
Stephen King es uno de los escritores más famosos de todos los tiempos, lo conocen incluso aquellos que ni siquiera leen. En el habla hispana muchos desconocerán quien era Augusto Roa Bastos, Jorge Luis Borges o Miguel Ángel Asturias, pero sin duda sí que saben de que hay un escritor norteamericano llamado Stephen King. Con toda seguridad el que muchas de sus obras hayan llegado al cine y que además se hayan convertido en clásicos de la cultura pop, ha contribuido enormemente a hacer de Stephen King algo más que un nombre, una marca.
La chica que amaba a Tom Gordon, que nombre más extraño para una novela de King. Por el título cualquiera pensaría que la historia de esta novela trata de una chica obsesionada por un tipo llamado Tom Gordon, al mejor estilo de Annie Wilkes en Misery. Y ciertamente la sinopsis del libro no dice mayor cosa, es decir, apenas es el primer párrafo de la historia por lo que pensaríamos simplemente cualquier cosa, y esa «cualquier cosa» es la trampa que nos obliga dar el salto de fe.
¿De qué trata el libro? A veces me pregunto si el hecho de que la editorial ocultara el tema y obligara al lector a dejar volar su imaginación era porque no confiaban en la historia. Escenario que me parece un gran error porque cualquier cosa, en efecto, cualquier cosa que publique Stephen King es un bestseller. Pero yo no soy la editorial y puedo decir que esta es una historia que si hubiese tenido otro autor seguramente no la hubiesen ni leído. Habría ido a parar a una de esas editoriales pequeñas e independientes. No es porque sea trivial, tampoco porque sea mala, es solo que no son el tipo de títulos que publican las grandes editoriales. Tengo entendido que la mayoría de los escritores escriben sus propias sinopsis, pero Stephen King no es como la mayoría y probablemente en este caso alguien en la editorial lo hizo sin voluntad, o simplemente no lo hizo, porque lo que está en la contraportada dista mucho de serlo.
Trisha McFarland, el personaje principal, es una niña de nueve años que se aparta de su madre y hermano mientras están en una excursión. Ella termina alejándose tanto que se pierde en el bosque. Así que, si lo vemos reducido a su mínima expresión, es la historia de una niña que se pierde en el bosque.
Stephen King, un escritor avezado y brillante cuando se le precisa, se concentra en la psicología de su personaje principal y todo lo demás se torna irrelevante. Nos ofrece un relato sólido de Trisha McFarland perdida en el bosque, sus decisiones, sus miedos, su miseria e inocencia. Es ella enfrentándose al monstruo verde de la naturaleza. Y sostener la historia en un solo persona y en un solo lugar, con el mínimo de flashbacks posibles, sin que debilite o comprometa la calidad narrativa es impresionante. King mantiene al lector en vilo al ritmo de las páginas sin que caiga el aburrimiento.
Probablemente es un libro que no lo mencionaría, y dudo mucho que algún crítico sí, entre el canon de las obras notables de Stephen King. Tampoco lo mencionaría en recomendaciones espontáneas o como referencia literaria para empezar a leer a este escritor. Lo que, reitero, no significa que la obra sea mala, sino que me parece un experimento de King por contar algo distinto. La obra de King no se limita al thriller y el terror, el escritor tiene cincuenta años escribiendo, así que ya se ha dado ciertas libertades creativas para aplicar su estilo a otros géneros, obteniendo resultados muy interesantes. Desde un terror duro como IT, hasta un horror psicológico como El Resplandor, desde historias de vida como Las cuatro estaciones, hasta adentrarse en los terrenos del existencialismo en Revival, desde una novela negra como Mr. Mercedes, hasta una historia de fantasía como Ojos de Dragón.
Y ¿Quién es Tom Gordon? Si la niña ama a Tom Gordon y está sola y perdida en el bosque, quien ese tipejo que nos podría hacer pensar que es un pederasta –Nada más lejano o equivocado–. Bueno, la niña es fanática del béisbol y Tom Gordon es un jugador del equipo al que ella sigue. Dado que no entiendo, no me interesa y hasta puede que sienta desprecio irracional hacia ese deporte, no recuerdo ni la posición ni el equipo. Lo que sí recuerdo es que la niña había creado a un Tom Gordon imaginario como un amigo, un compañero de viaje, un salvoconducto para no darse por derrotada y salir del inmenso bosque. No sólo era el hecho de estar perdida, sino también pasar vejámenes y problemas relacionados a la obtención de la comida, el agua, los mosquitos, las víboras, las alimañas, el frío, la lluvia, la oscuridad, los abrojos y los espinos, además de lidiar constantemente con las enfermedades estomacales e intestinales, padecimiento pulmonar y hasta mental con delirios consecuencia de la soledad y el miedo. Tom Gordon era para Trisha lo que Wilson era para Tom Hanks en el Náufrago.
¿Qué más podemos decir de esta obra? A veces Stephen King es un escritor demasiado fuerte en el lenguaje, principalmente en algunos diálogos de sus personajes que se pasan de groserías, no es apto para todo público. Obviamente existen algunas excepciones como Ojos de Dragón, y por supuesto, La chica que amaba a Tom Gordon. No es que esta novela sea recomendada para niños, pero al menos si la leen, seguramente terminarán apreciando y valorando más lo que tienen en casa.
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