«Los años, además de canas y arrugas, nos dan algo muy valioso: la experiencia; gracias a ella podemos encajar mejor y con mayor serenidad los batacazos que siempre trae la vida. Y el gran drama que tiene un padre es que no puede transmitir a sus hijos esa experiencia que ha ido adquiriendo a base de tortas, de caídas, de equivocaciones, de palos, de caminar por la vida… No me queda más remedio que aceptar que tú eres la única protagonista de la tuya, con lo bueno y con lo malo, y que yo no seré en ella ni siquiera un actor secundario.»
Paloma Sánchez-Garnica es una escritora española que inició su carrera profesional como abogada y que, después de licenciarse en Geografía e Historia, encontró el catalizador para dedicarse de lleno como novelista, lo cual ha rendido buenos frutos. Además de la aceptación de los lectores, Sánchez-Garnica ha conseguido dos importantes reconocimientos: el Premio Fernando Lara en 2016 por su novela Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido y el Premio Planeta en 2021 por Últimos días en Berlín.
El primer libro que leí de Paloma Sánchez-Garnica fue La sospecha de Sofía, cuyo título es engañoso en suma y podría dar a entender que estamos ante un culebrón propio de una novela rosa, de no ser por esa impresionante portada de la Puerta de Brandeburgo, que en la década de los setenta se encontraba en el sector controlado por la Unión Soviética en Berlín durante el período de la Guerra Fría. Debemos recordar que el Muro de Berlín pasaba por la Puerta de Brandeburgo y la dividía entre Berlín Oriental (controlado por la Alemania Oriental y la Unión Soviética) y Berlín Occidental (controlado por los aliados occidentales). La Puerta de Brandeburgo se convirtió en un símbolo de la división de la ciudad y del conflicto entre el bloque soviético y las democracias occidentales. La sospecha de Sofía resultó ser una novela histórica mezclada con un thriller de espionaje, con una narración tan inteligente como adictiva, capaz de entregar una carga dramática al mismo tiempo que aborda con soltura las posiciones políticas. Una excelente novela para conocer el estilo narrativo de Paloma Sánchez-Garnica.
Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido es una novela que sigue una dirección distinta y también cuenta con un título engañoso, un oxímoron completamente poético que ya tiene méritos solo por su creatividad lírica. En esta obra se aparta de los telones históricos habituales y las referencias culturales o de país tienen poca relevancia. Aunque la trama se desarrolla en España, la historia podría tener lugar en Argentina, Francia, Australia o Rusia; es más universal, ya que se centra en la familia, o más precisamente, en los secretos familiares y en la complejidad de los lazos sanguíneos. He aquí la sinopsis:
«Una mujer que guarda un secreto. Un padre que lleva una doble vida. Un misterioso asesinato. Una brillante carrera como juez, el respeto de quienes la rodean, una vida independiente... Carlota lo tenía todo para ser feliz. Sin embargo, siempre le faltó una Navidad. Cuando a los doce años su madre le reveló el gran secreto, Carlota supo que ya nada volvería a ser igual. La palabra “bastarda” se convirtió en un estigma para ella. La palabra “familia” no volvió a significar lo mismo. La llamada de su padre moribundo muchas décadas después la obligará a debatirse entre el deseo de saber y la necesidad de huir.»
Es difícil negar lo evidente: lo descrito en la sinopsis parece un melodrama familiar y, al adentrarnos en la lectura, lo confirmamos. Sin embargo, el detalle crucial que cambia parcialmente el tono es que la protagonista, Carlotta, es una mujer madura de 53 años, soltera y profesionalmente realizada, ya que ha logrado convertirse en abogada y ejerce como jueza por mérito propio. El resto de los personajes comparten características similares, al menos en cuanto a la edad. Lo que mantiene el interés del lector es sumergirse en las capas de secretos familiares que llevaron a un hombre a tener dos hogares al mismo tiempo. ¿Cómo es posible que mantuviera un matrimonio no deseado y una amante siempre a la espera, siendo un hombre con amplios recursos? La historia se desarrolla en la primera década del siglo XXI en España, por lo que se acepta que durante el gobierno de Franco existiera cierta reticencia al divorcio debido a la mentalidad conservadora y tradicionalista de los años 50. Sin embargo, esto no implicaba una imposibilidad y es allí donde, poco a poco, empezamos a profundizar en la historia de los personajes, investigando por distintos medios, ya que un padre moribundo, una madre fallecida y otra anciana en negación no eran opciones para esclarecer una oscura pasión que había transcurrido más de medio siglo atrás.
Una ventaja que cabe destacar de la estructura planteada en los primeros capítulos de la mayoría de los libros de Paloma Sánchez-Garnica, que en esta novela no es la excepción, es que presenta a todos sus personajes de forma secuencial y ordenada, mostrando sus vínculos familiares, profesiones, relaciones de pareja y amistades. Son como una especie de fichas diluidas en la narrativa, y si tomamos notas, no es fácil armar un árbol genealógico de los personajes, lo cual resulta bastante útil, ya que a menudo la autora recurre a un arco temporal que involucra al menos dos generaciones. En la mayoría de los casos, esta estructura narrativa es fluida; en otros, no tanto o se siente un poco forzada, sobre todo cuando algunos vínculos con otros personajes no son relevantes para la trama.
La historia contada por Paloma Sánchez-Garnica tiene algunos giros que la hacen brillar en sus últimas páginas, aunque es difícil obviar algunas subtramas un tanto distractoras que no terminan de ser convincentes, como la expulsión de uno de los hermanos de la dirección de la empresa familiar sin que diera tanta batalla. Considero que las historias periféricas muchas veces son las digresiones que enriquecen el relato, que elevan la experiencia de la lectura; aunque en este caso no estoy afirmando que Sánchez-Garnica haya adolecido de todo esto, simplemente pienso que su resolución, aunque correcta, fue abrupta, si se quiere.
La narración en tercera persona con alternancia del enfoque en algunos personajes se construye a través de las características de estos, del lugar y de la acción, acompañada de diálogos de diversas extensiones, desde muy parcos, casi monosilábicos, hasta algunos que abarcan varias páginas de narración. Los saltos en la estructura temporal son más bien moderados, por lo que la línea narrativa tiende a la continuidad, evitando o usando escasamente las elipsis y las regresiones. Personalmente, considero que la novela se habría enriquecido mucho más con el monólogo interior, ya que las experiencias y los desafíos que vivían todos los personajes daban para explorar de manera mucho más profunda sus emociones, sentimientos y pensamientos. Si bien es cierto que es posible empatizar con uno u otro personaje, algunos quedan desdibujados debido a la ausencia de un contexto más amplio que los explique o los humanice, convirtiéndolos en meros complementos de compañía o en conversaciones aleatorias.
Para concluir, Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido es una buena novela. No diría que es la mejor obra de Paloma Sánchez-Garnica, pero se sostiene en su planteamiento y, sin duda, es mejor que la media de lo que se publica hoy en día. Además, aborda temas como la responsabilidad de la paternidad, el perdón, la soledad, la autoestima, el amor no correspondido, el distanciamiento y el maltrato y abuso intrafamiliar, lo cual añade reflexiones valiosas a la experiencia de lectura. Por último, me gustaría compartir unas líneas que he rescatado y que definitivamente merecen ser leídas y releídas:
«Fácil es juzgar y opinar, incluso criticar y hasta condenar el actuar del otro desde la cómoda barrera de tu propia existencia.»
«Los cuarenta son la edad madura de la juventud y los cincuenta, la juventud de la madurez.» Aunque esta se atribuye a Victor Hugo.
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