«Abre la nevera y saca una botella en miniatura de Chivas. Se la sirve en un vaso, sin hielo ni nada, y enciende un Ducados; le ha prometido a su esposa que dejaría de fumar, pero hoy no es el día. Se acerca de nuevo a la ventana para ver el espectáculo de las puertas del Congreso: un mundo del que cada vez está más cerca, del que ya casi forma parte. Pese a estar destinado a ser uno de ellos, le irrita el falso civismo de una sociedad, el juego de políticos y periodistas llenando páginas de periódicos en polémicas estériles, enarbolando la superioridad moral de la democracia, presentándose como si fueran más inteligentes, más avanzados, más humanos que los habitantes del tercer mundo.»
Carmen Mola irrumpió en la literatura incógnitamente, presentada como una escritora madrileña y profesora universitaria que, en sus ratos libres, daba vida a relatos oscuros y cargados de violencia. Desde La novia gitana, su debut, la obra firmada bajo este nombre se convirtió en un referente de la novela negra española, caracterizada por tramas sombrías, giros inteligentes y una exploración profunda de las contradicciones humanas. Sin embargo, el misterio de su identidad se disipó con la revelación de que Carmen Mola no era una mujer, sino el pseudónimo de tres escritores: Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero. Este trío de guionistas, con amplia experiencia en televisión, construyó un universo literario coherente y fascinante, demostrando el potencial de la escritura colectiva. La revelación abrió debates sobre la autoría y el mercado editorial, pero no disminuyó el impacto de su obra, que sigue conquistando a lectores ávidos de historias tan intensas como bien escritas.