jueves, 18 de junio de 2020

ENRIQUE BUNBURY - Lo demás es silencio - de Pep Blay


«Mi gran problema con la composición de canciones es encontrar el silencio, algo que cada día es más difícil. Por eso me he aficionado a escribir en mis viajes, en una soledad premeditada. Hay gente que busca la inspiración en el ruido exterior, o en otras músicas; a mí me gusta partir del silencio para conectar conmigo mismo; para recordar la música que me ha importado en un momento de mi vida; para escribirlo y reflejarlo en una canción. En definitiva, busco el silencio para escucharme a mí mismo...» Enrique Bunbury
Pensar en Enrique Bunbury, como artista, en su música, lleva a la inexorable rememoración de Héroes del Silencio y con toda razón, las palabras podrían agolparse en mis dedos y verterse en una remembranza de esta icónica banda de rock español, antes que hacer una reseña de la biografía escrita por Pep Blay, un periodista, guionista y escritor catalán.

A pesar de que he leído muchos libros, he tenido en mis manos pocas biografías. Muchas de ellas incluso son parte del prólogo de grandes clásicos. Al menos con esos insumos tengo una idea de estructura básica para abordar al personaje y su historia. Sin embargo, Pep Blay es heterodoxo y como periodista que escribe una biografía, se comporta como una estrella de rock, rompiendo completamente el molde y creando una narración diferente y dinámica.

Pep Blay escribió la biografía de Bunbury hasta la etapa de inicios del 2007, algunos meses antes de que se diera la gira del reencuentro de Héroes del Silencio en conmemoración de los veinte años desde la fundación de la banda. Para ser franco, la forma de escribir de Pep Blay me resultó bastante incómoda, pues parecía más un fan que un escritor de Bunbury, lo cual tampoco es que se lo reproche, el cantautor tiene sus seguidores y es fácil perderse en la emoción de conocer a una estrella de rock.  Lo que me molesta de Blay es la plena necesidad de incluirse dentro de la narración de la misma biografía, como si él fuera parte de la vida de Bunbury –que no lo es–. Nos encontramos con páginas y más páginas que deseamos leer rápidamente o saltarlas para llegar a hechos que realmente nos importan, el camino musical de Bunbury. Dudo que a alguien le interese los pormenores de como Pep Blay negoció con Bunbury para que le permitiera escribir su biografía, la aventura que fue acompañarlo en las giras y compartir con su equipo de producción musical y otros datos más que resultan irrelevantes y de relleno. Hay cerca de cien páginas de esas que no aportan nada sobre el cantautor. Si fuera la autobiografía de Blay, está bien, que escriba acerca de sus sentimientos, sus acciones y decisiones. Pero calzarse en la historia de otro… no me parece apropiado o decente.

El libro está básicamente dividido en tres partes o etapas, la primera es la interacción de Pep Blay con Bunbury; la segunda, la historia de Bunbury dentro de Héroes del Silencio; y la tercera, el camino de Bunbury como solista. De estas etapas la más extensa es la de Héroes del Silencio. En ocasiones pareciera que estuviéramos leyendo la historia de la banda y no la biografía de su vocalista. No obstante, se agradece ese interés de Pep Blay sobre Héroes del Silencio, porque es el ancla que no sólo rescata el libro, sino le da ese brillo, ese interés, ese cliffhanger, no queremos soltarlo, nos provoca leerlo hasta el final. 

La etapa de Bunbury como solitario, aunque también tiene su buen número de páginas y hechos de interés, palidece respecto a la historia de Héroes del Silencio y se siente incluso como otra historia dentro de la historia, tal vez no en una forma intencional del autor de hacerlo parecer así, sino porque la biografía está basada en entrevistas y la mayoría de personas a las cuales entrevistó Pep Blay tenían más presente a Bunbury por ser el vocalista de Héroes del Silencio, que por los méritos propios de su nueva etapa musical. Bunbury de solista viene siendo lo mismo que Freddy Mercury sin Queen o Rob Halford sin Judas Priest. No es la misma música.

La primera vez que escuché a Héroes del Silencio fue en 1996, de hecho, fue el año en el que se anunció la separación de la banda. Esa primera vez que los escuché tuve un dilema de clasificación. Siempre he tendido al orden y cada cosa debe pertenecer a una categoría más grande, pero la música de Héroes del Silencio no sólo era completamente diferente a todo lo que había escuchado antes, sino que también era difícil de asignarla a un género o subgénero. Si bien es cierto que genéricamente es Rock, la sola palabra no le hace justicia. Héroes del Silencio es hoy en día la banda más exitosa de España, y probablemente la banda de rock en español más exitosa de la historia. Mientras leía la biografía de Bunbury –e incluso mientras escribo esta reseña– la música de la banda sonaba en mi reproductor; literalmente me recorrí toda la discografía: El mar no cesa, Senderos de traición, El espíritu del vino, y Avalancha, y otros álbumes en vivo o compilaciones: Para siempre, Rarezas, El ruido y la furia, Senda 91. De Bunbury también escuché algunos álbumes: Radical sonora, Pequeño, y Hellville de lux, pero honestamente, la música de él en solitario no es de mi preferencia, demasiado experimental para mi gusto.

¿Qué hizo que Héroes del Silencio fuera un fenómeno musical único e irrepetible? Obviamente, fueron los ingredientes, uno de ellos es sin duda Bunbury, es difícil imaginar que Héroes del Silencio hubiese existido sin Bunbury, o bien, que Bunbury no hubiese cantado, sino hubiera tocado la batería, el bajo o la guitarra, que son otros instrumentos que domina. Así mismo, sin Juan Valvidia, tampoco hubiera habido viabilidad en el proyecto. De hecho, la historia inicial de Héroes del Silencio es bastante curiosa, surge de la disolución de otra banda, Sumo de Vidrio. Juan Valvidia y Enrique Bunbury deciden formar su propio proyecto y así inicia ese Yin Yang con el que crearon música de gran calidad lírica e instrumental. También es importante el balance que otorgaron Pedro Andreo y Joaquín Cardiel, los otros dos Héroes que empujaron desde sus respectivas posiciones el sonido que distinguiría a la banda durante los diez años que estuvo activa y vigente, la década que estuvo unida. 

Para no entrar en tanto detalle acerca de Héroes del Silencio y de Enrique Bunbury, aquí diez datos interesantes que he extraído y seguramente se desconocen:

  1. El nombre real de Enrique Bunbury es Enrique Ortiz de Landázuri Izardui; el apellido Bunbury lo tomó de la obra La importancia de llamarse Ernesto de Oscar Wilde, escritor inglés del cual era ávido aficionado.
  2. El primer disco que compró Enrique Bunbury fue Dark Side Of The Moon, el gran clásico de Pink Floyd.
  3. Al inicio la banda no tenía nombre; el nombre fue decidido a último momento en un ascensor, cuando iban a presentar su propuesta musical. El nombre fue tomado de la primera canción de la banda, Héroe del Silencio, que después rebautizaron como Héroe de Leyenda.
  4. En una ocasión, mientras estaban en una tienda de discos, Bunbury quería comprar un disco de una banda que no recordaba el nombre, le dijo al tendero que le diera el disco de El mar no cesa en lugar de Mar otra vez, al salir de la tienda, pensó que debería haber un disco que se llamara El Mar no cesa y así bautizaron el primer disco de Héroes del Silencio.
  5. Bunbury era un ávido lector de Nietzsche, Kafka, Wilde, Dickens y Verne, y de los poetas Rafael Alberti, Buero Vallejo, William Blake y Charles Baudeleire, de allí que la mayoría de sus composiciones líricas eran escritas con calidad poética, y no hay duda de que eso es evidente.
  6. La canción Flor de Loto está dedicada a una niña que Enrique Bunbury apadrinó en Nepal. Y a la vez, fue el viaje a Nepal en 1992 que cambió radicalmente el pensamiento de Bunbury y el principio del fin de Héroes del Silencio.
  7. La lucha interna de Héroes del Silencio siempre era entre Bunbury y Valvidia. Mientras Bunbury era más inclinado a la experimentación con sonidos e instrumentos variados, principalmente orientales. Valvidia era más fiel a las raíces del Hard Rock, se comportaba como un rockero conservador. En algunas canciones Bunbury cedía, en otras era Valvidia. Por ejemplo, la Chispa Adecuada es casi 100% Bunbury, mientras Avalancha es casi 100% Valvidia.
  8. El disco pirata alemán Spanish mission es el disco de colección más raro y caro, llegando a costar miles de euros.
  9. Alan Boguslavsky, el guitarrista rítmico mexicano que se unió para acompañamiento en las giras, fue contratado en Londres con el propósito de abrir el mercado latinoamericano, principalmente México, de allí que Bunbury le llamara el Azteca de oro, por lo blanco y rubio; aunque la banda jamás lo consideró como parte de ella (evidencia de esto es que no aparece en la portada de Avalancha, a pesar de que estuvo con la banda para su grabación.
  10. La canción La herida, es una canción que anuncia anticipadamente el final de Héroes del Silencio. Básicamente trata del alejamiento de la amistad entre Juan Valvidia y Bunbury.

La historia de Bunbury no es diferente a la de otros vocalistas, que abandonan la banda para triunfar con su propio nombre. El caso de Bunbury era que su peso era tan fuerte en Héroes del Silencio que sin él, simplemente la banda no podía continuar. No obstante, Bunbury sin la banda jamás alcanzaría ni el mismo éxito, ni la misma calidad artística. Pedro Andreu, Joaquín Cardiel y principalmente, Juan Valvidia eran el filtro de calidad de las composiciones de Bunbury, sus mayores críticos, quienes tomaban la idea rústica y la terminaban armonizando en calidad. Sin ellos Bunbury ya no tuvo ingenieros musicales sino aduladores y empezó a hacer lo que ahora hace; aunque también su objetivo era correr tan lejos de lo que Héroes del Silencio representaba a tal punto que en 1997 no sólo cambió totalmente su imagen (se cortó el pelo y empezó a vestirse diferente), sino que la propuesta musical fue en extremo radical, de allí el nombre “Radical Sonora”. Bunbury quería cortar todo pasado y dependencia musical con Héroes del Silencio. Pero hasta en este libro, Héroes del Silencio resultó ser la parte más importante.

No discuto que Bunbury sea un músico talentoso, porque realmente lo es. No discuto que Bunbury sea una persona muy inteligente, porque también lo es. Pero es un Héroe en su ocaso. Desde su salida de Héroes del Silencio ha buscado revolucionar la música y marcar el paso con la experimentación de sonidos, como en su momento lo hiciera David Bowie (del cual es fiel admirador y seguidor), pero de lo que no se dio cuenta es que todo eso ya lo había logrado dentro de Héroes del Silencio.

Bunbury siempre quiso huir de la sombra de Héroes del Silencio, y todo lo que hizo después de su salida de la banda y hasta el día de hoy manifiesta ese deseo. No juzgo su intención de experimentar, puesto que al final del día, Héroes del Silencio también fue un proyecto ambicioso y experimental; pero alejarse de sus raíces no hizo que los seguidores de Héroes del Silencio también lo siguieran, todo lo contrario, crearon incluso hasta una campaña AntiBunbury. Personalmente me hubiese gustado más escuchar a un Bunbury influenciado por Candlemass o Saint Vitus que por Lou Reed o David Bowie. Los solistas están bien para el pop, en el rock la música es también un equipo.

Finalmente, para todos aquellos que busquen saber un poco más, realmente mucho más, acerca de Bunbury y principalmente de Héroes de Silencio, la biografía escrita por Pep Blay es una buena opción, que a pesar de que tiene sus bemoles en la fluidez narrativa, se perdonan por el resultado final de la obra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario