«Tres habían sido las cruces en el Gólgota. Aunque los dos hombres que fueron crucificados con el Salvador habían merecido morir, el hombre del centro era inocente.»
Petra Hammsfahr es una novelista alemana y El Pecado es su opera prima –Die Sünderin–. No es una obra, por así decirlo, reciente. Fue escrita en 1991, traducida al inglés casi quince años después, y al español todavía le llevaría poco más de una década –aunque con algunas fallas de corrección y etilo–. Como la mayoría de los escritores en sus primeros pasos en el mundo literario, Petra transmite mucho de sí misma en cada párrafo, en cada vivencia, en cada anécdota. Finalmente logra editar una parte de su vida, la cual no es tan diferente a la de su personaje principal, Cora. Verbigracia, Petra a los trece años se vio obligada a abandonar sus estudios y cuando tenía diecisiete años ya estaba embarazada de un hombre alcohólico que la agredía física y psicológicamente. Nacida en el seno de una familia disfuncional, Petra formó una igual o quizá peor. El Pecado, por tanto, se convirtió en una especie de catarsis, un canal narrativo de salida a esos traumas que habitan en su mente. El Pecado también le cambió la vida, la convirtió en escritora.
El Pecado podría catalogarse sin dificultad como una novela negra, puesto que todo parte de un crimen, donde lo importante es conocer las motivaciones del crimen que en apariencia son extrañas sino imposibles. No existe duda de que hubo un homicidio, no existe duda de quien lo cometió; pero ¿por qué? Eso es lo que se intentará resolver a lo largo de las páginas. He aquí la sinopsis:
«Durante una soleada tarde de verano junto a un lago, Cora Bender apuñaló a un hombre hasta matarlo. ¿Por qué? ¿Qué podría hacer que esta joven madre, tranquila y amable, apuñale a un completo desconocido en la garganta una y otra vez delante de su familia y sus amigos? Para la policía local es un caso ya resuelto. Cora confiesa rápidamente y hay una gran cantidad de testigos, pero esas preguntas siguen sin tener respuesta. Obsesionado con el caso, el comisario se niega a cerrarlo y comienza su propia investigación. Así empieza a descubrir el pasado de Cora, un desgarrador descenso al infierno personal de esta mujer».
Esta novela tomó un mejor impulso luego del éxito de la serie The Sinner de Netflix, donde Cora es interpretada por Jessica Biel y el comisionado obsesionado por Bill Pullman. En efecto o por defecto –depende la perspectiva– vi la serie previo a la lectura de la novela. En muchos casos uno podría decir que el libro es mejor que la película –o la serie–; pero no es una máxima, no siempre esto es así y en este caso la serie sí superó al libro, puesto que no solo conserva toda la esencia de la novela, sino también esclarece y explica todos aquellos vacíos que al terminar la lectura quedaban pendientes y sin revolver. Es cierto que la serie adopta varias licencias argumentales propias, pero ninguna de ellas demerita la historia contada por Petra, de hecho, la mejora, por ejemplo, Cora en la serie es un personaje traumatizado, depresivo y trágico que se gana sin demasiada dificultad la empatía y atención del espectador, mientras en la novela Cora tiene una personalidad ligeramente distinta, beligerante, retadora y hermética, para el lector es difícil, en un inicio, encontrarse identificado. Los guionistas de series, dado que tienen un formato mucho más amplio y una base de idea sólida, tienen más oportunidades de sorprender a los lectores con estas historias. Otro ejemplo donde la serie supera al libro es Trece Razones: las páginas James Dasher son muy simples en la descripción de las emociones, los personajes poco carismáticos y las situaciones muy maniqueadas; la serie, por otra parte, profundiza en cada aspecto apoyándose en psicólogos para lograr tridimensionalidad y credibilidad, y bueno, allí tenemos el resultado –lamentamos sin duda la terrible segunda temporada–. En otro post me encargaré de comentar la obra de Dasher.
Continuando con la novela de Petra Hammesfahr, se expone la historia de una mujer con un espíritu abatido, una madre dispuesta al suicido, pero que define su destino con la comisión de un acto de extrema violencia que termina en homicidio. La sangre derramada es la puerta, la salida a esa agonía diaria. Petra muestra que los traumas son semillas que crecen lentamente y que luego doblegan a su víctima cual hiedra que ata y envenena hasta alma. La persona que surge está deshumanizada, es un monstruo. Si Cora hubiese sido un hombre, lo más probable es que se terminara convirtiendo en un Jeffrey Dahmer.
La forma narrativa de El Pecado es la apropiada para este tipo de novelas, incluso ya no sorprende leer en dos tiempos narrativos, los flashback y ese tipo de recursos. No encontraremos una calidad de prosa para elogiar como si fuese una pieza literaria de un gran novelista, pero si nos garantizamos fluidez y enganche. Nada demasiado complejo que sea difícil de seguir.
No es una gran novela negra, una que pueda ponerse en la lista de las más emblemáticas del género, pero tiene sus momentos y al ser una manifestación de imaginación combinada con vivencias, le da credibilidad y notoriedad. Es una ficción que en parte puede suceder, sucedió o está sucediendo.
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