«Cuando el origen del sentido y la autoridad se trasladaron del cielo a los sentimientos humanos, la naturaleza de todo el cosmos cambió. El universo exterior, que hasta entonces había estado lleno de dioses, musas, hadas y espíritus malignos, se convirtió en un espacio vacío. El mundo interior, que hasta entonces había sido un enclave insignificante de pasiones vulgares, se hizo desmesuradamente profundo y rico. Ángeles y demonios dejaron de ser entidades reales que deambulaban por los bosques y desiertos del mundo para transformarse en fuerzas interiores de nuestra propia psique.»
Sapiens: de animales a dioses se convirtió en un fenómeno de ventas durante el último quinquenio. Algo muy curioso considerando que es un libro de contenido científico, más parecido a un ensayo, pese a su extensión. Ese resumen de la historia de la humanidad con un enfoque crítico y una narración fresca hizo que Yuval Noah Harari se ganara el aprecio y respeto de miles de lectores en todo el mundo. Es un libro donde aborda como tesis que el saber contar historias y creerlas ha sido parte del éxito de la humanidad, el centro de su interacción social. Harari supo como contar la historia de todos. Si Sapiens es la breve historia de la humanidad, Homo Deus es la breve historia del mañana.
Sapiens: de animales a dioses resume la historia de la humanidad en un período de 13.5 millones de años. Está dividido en cuatro grandes partes, cada una toma procesos transformadores de la biología y del pensamiento. Tenemos a los primeros humanos entrando en la revolución cognitiva, luego la revolución agrícola que les ayuda a establecerse y multiplicarse, luego una revolución social llamada unificación y finalmente llegamos a una nueva era de revolución científica que nos transporta hasta nuestros días. No obstante, la historia no acaba, el hombre ya no es un explorador nómada sino un creador, un transformador o destructor, por lo que Harari agregó un epílogo de apenas dos páginas llamado El animal que se convirtió en un dios. Este breve epílogo es el preámbulo para esta nueva y necesaria publicación. Si ya dimos un vistazo en el ayer y comprendemos nuestro ahora, es tiempo de pensar en las direcciones que podría tomar el mañana.
«La historia no es una narración única, sino miles de narraciones alternativas. Siempre que decidimos contar una, también decidimos silenciar las otras.»
Homo Deus: breve historia del mañana es un libro independiente y autosuficiente. Si bien es cierto que Sapiens tiene su propio brillo y aportaciones, ese resumen todavía se resume más y es así como Yuval Noah Harari aborda la primera parte, Homo sapiens conquista el mundo. Sin embargo, Homo Deus no es reiterativo y su perspectiva da una amplitud más crítica y en ocasiones hasta filosófica. Es un libro de divulgación científica y tiene una impresionante bibliografía y notas, atrás del nombre de Yuval Noah Harari existe todo un equipo de investigación que trasladó los insumos para que el autor mediante inferencias y comparaciones creara una narración que nos diera una mejor idea de lo que ha sucedido para llevar a la humanidad hasta hoy y cuales serían los posibles pasos de ese incierto mañana.
La segunda parte del libro es Homo sapiens da sentido al mundo. Este es el despertar y la evolución de la consciencia. Yuval Noah Harari aborda nuevamente la importancia de los narradores, de las historias y de todo ese orden que solo puede ser aplicado a la sociedad y que todo individuo lo cree y lo acepta por el hecho de pertenencia. El desenlace de esta parte me recuerda a esa escena del libro de Nietzsche cuando Zaratustra bajó de la montaña y se dio cuenta de que Dios había muerto. La revolución humanista es también el culto al individuo.
«El conocimiento que no cambia el comportamiento es inútil. Pero el conocimiento que cambia el comportamiento pierde rápidamente su relevancia.»
La tercera y última parte del libro se denomina Homo sapiens pierde el control. En esta parte pisamos la tecnología y lo exponencial del conocimiento a través de las herramientas digitales propias de este despertar. Jamás en la historia de la humanidad el hombre tuvo al alcance de su bolsillo el conocimiento de todo y jamás eso que está en su bolsillo tuvo tanto conocimiento de él. Existe un océano de datos que ha salido de la comprensión de toda mente humana, pero no así del análisis de los ordenadores. Hasta el momento el control había sido nuestro, habíamos tomado nuestras propias decisiones de forma libre; pero de a poco hemos trasladado algunas a los softwares, a las aplicaciones, a otro tipo de inteligencia que trabaja con algoritmos. Es más fácil que veamos una película que nos recomienda Netflix que un amigo, Netflix sabe por nuestro historial que puede gustarnos y hasta nos da un porcentaje de acierto, nuestro amigo muchas veces no tiene idea, y esto es apenas un ejemplo banal. Otras decisiones que las computadoras toman por nosotros podrían asustarnos.
Predecir el futuro siempre es arriesgado y no es la primera vez que un científico lo hace. Si pudiéramos ver lo que sucederá posiblemente no suceda porque habría variables en las que podríamos influir para que el efecto fuese diferente. La estadística analiza datos y puede darnos algunos insumos del comportamiento histórico y a partir de allí establecer un paralelismo de lo que podría ocurrir. Es lo que tenemos: ver el futuro hoy con la carga del pasado. Yuval Noah Harari deja muy clara esa complejidad al expresar que las tesis relativas a sucesos futuros sostenidas en Homo Deus son caminos posibles. La historia es una cosa, está allí y no podemos modificarla porque somos la consecuencia de esta. Lo que suceda en el mañana será la consecuencia de lo que hagamos hoy, Yuval Noah Harari analiza que está ocurriendo y nos lo cuenta objetivamente, sin preámbulos y sin prejuicios.
Lo que ha dado tarea en el pasado y lo que nos ha moldeado es combatir tres grandes jinetes: la hambruna, la peste y la guerra. En estos momentos muchas personas mueren por hambre, muchas caen víctima de enfermedades y pandemias y otras a consecuencia de guerras. Sin embargo, estos números son muy inferiores a lo que eran hace un siglo y eso que ahora somos muchos más humanos sobre la tierra. Es bastante probable que en unos siglos estos jinetes también se extingan. Muchas sociedades desarrolladas tienen toda una generación poblacional que jamás ha combatido en una guerra y tampoco ha sufrido las consecuencias de una. El número de personas que se suicidan anualmente es mayor a las que mueren en combate. Muchas sociedades desarrolladas han aumentado su expectativa y calidad de vida, enfermedades como la viruela que mataban a una de cada tres personas se encuentra erradicada completamente y muchos tratamientos y avances en la medicina prolongan la vida. Las pandemias podrán causar muchas muertes, pero están lejos de llegar a los números de la peste negra o la gripe española que barrió con millones de personas, tantas que representaron un porcentaje de dos números de la humanidad completa. Y de forma general, hoy en día la obesidad es una preocupación mayor que la hambruna. Mueren muchas más personas a consecuencia de su sobrepeso que por inanición o desnutrición. Podemos centrarnos en un árbol que puede estar enfermo y moribundo, pero en general el bosque nunca ha estado más verde.
«La humanidad tiene el conocimiento y las herramientas necesarias para impedir las pestes, y que si, a pesar de ello, una epidemia escapa a nuestro control, se debe más a la incompetencia humana que a la ira divina.»
Si se vence el hambre, las pestes y la guerra ¿qué le queda al ser humano? Los tres jinetes tienen como común denominador a la muerte. El ser humano si ya está aumentando la expectativa de vida buscará entonces perpetuarla. La búsqueda de la inmortalidad suena novelesco, fantástico y a ficción, pero grandes empresas como Google, Amazon, Facebook y Tesla, por mencionar algunas, tienen proyectos muy ambiciosos de los que es difícil predecir su éxito o resultado. La modificación genética y la clonación son ya una realidad. Muchos alimentos que comemos provienen de cultivos cuya estructura genética ha sido modificada para hacerlos más resistentes a las plagas, más grandes o más dulces.
Robots, inteligencia artificial y viajes espaciales ya no suenan a locura. La tecnología crece a un ritmo exponencial. Las mejoras tecnológicas en algunos casos superan la capacidad de las personas a poder adaptarse a las mismas. Pero ¿hacia dónde llevará todo?
La principal tesis de Homo Deus es la decadencia del humanismo. Yuval Noah Harari llega incluso a considerar al humanismo como una especie de religión, donde los individuos y su vida son sagrados, hay un culto y reverencia a la persona. El significado de la vida es un camino personal. Darle esa categoría de religión también significa que llegará un momento que acabe. Toda religión con el pasar del tiempo perece y desaparece. Hoy en día ya nadie adora Osiris, Marduk o Zeus, pero hubo un momento en que tenían templos, sacerdotes, sacrificios y plegarias. De igual manera, la pérdida de fe por un dios a favor de una fe individual, que es la transformación de las sociedades modernas tampoco podría considerarse que tendrá un fin distinto. Si los dioses dieron lugar al individuo ¿el individuo a quién dará su lugar?
Todo organismo vivo puede reducirse a información, o sea datos, y sus funciones a algoritmos. Incluso el hombre, pese a ser una especie compleja y el pináculo de la evolución, todo en él se puede reducir a datos y algoritmos. Facebook podría predecir sin dificultad a que fotos le daremos un like. Google podría saber en dónde estaremos mañana y el próximo fin de semana. Individualmente parece que no somos tan impredecibles después de todo. La inteligencia artificial es también datos y algoritmos. El humanismo eventualmente también cederá a favor de dataísmo. De homo sapiens a homo deus, y de homo deus a machina deus.
Particularmente el libro hace sentir que algo está llegando a su fin, que el mañana no se ve tan brillante y que un tono gris podría ser lo que haya en el próximo despertar. Puede que el humano venza a la muerte y llegue a ser una especie amortal, es decir, la enfermedad no lo matará, aunque sí que podría morir en un accidente o por homicidio. También podría duplicar o triplicarse la expectativa de vida. En algún momento podría existir una separación de la especie. Una especie humana y otra mejorada como un androide. Lo cierto es que cualquier cosa que suceda en el mañana será completamente nueva y nos sería difícil creerla hoy.
Si una persona del Siglo X fuera llevada a hibernación y se despertara en el Siglo XIV difícilmente podría sorprenderse de lo que sus ojos vieran. Su adaptación no supondría ningún esfuerzo. Antes de su hibernación vio el dominio del mundo por reyes, señores y sacerdotes, también observó guerra, hambre, analfabetismo y enfermedades, cuatro siglos después no supondría ninguna diferencia. Pero si una persona hubiera sido puesta en hibernación en 1920 y luego despertara en 2020, esos cien años serían suficiente para causarle un estupor, su adaptación sería difícil. Todo el tema político y social ya es un reto, entender los derechos civiles, la inclusión, la equidad de género, los matrimonios entre personas de mismo sexo, los derechos humanos, y aparte, todo el componente tecnológico: automóviles, aviones, trenes, computadoras, comunicaciones, etc. –curiosamente el coronavirus no le parecería tan malo–. ¿Qué pasaría si una persona hibernara en 2020 y se despertara en 2070? ¿Qué sería diferente? Si vamos al primer ejemplo, como sería sumarle cuatro siglos a ese sueño.
«La mejor razón para aprender historia no es para predecir el futuro, sino para desprendernos del pasado e imaginar destinos alternativos.»
Lo que fuimos hace setenta mil años es muy diferente a lo que somos ahora. Lo que podríamos llegar a ser en mil años podría hacer que setenta milenios no fuera más que una curva paralela a la base. Ahora la progresión es exponencial y el pensamiento mágico cada vez tiene menos espacio. Lo que llegue a conquistar otros planetas pueda que no se parezca al humano de hoy.
«No se puede experimentar algo si no se tiene la sensibilidad necesaria, y no se puede desarrollar esa sensibilidad a menos que se experimente una larga sarta de experiencias.»
Homo Deus es un diagnóstico de la sociedad humana. Es un libro muy recomendable y que no deja al lector impávido. Yuval Noah Harari nos hace reflexionar capítulo tras capítulo. Imposible no sentirse pequeño e insignificante, impotente y apesadumbrado. No estuvimos en el ayer, lo más probable es que tampoco estemos en el mañana. El ayer al menos lo podemos leer. El mañana, a pesar de todo, no está escrito.
Como colofón dejo algunos extractos que me parecieron sobresaliente durante la lectura.
«La reacción más común de la mente humana ante los logros no es la satisfacción, sino el anhelo de más.»«El crédito es la manifestación económica de la confianza.»«Es mucho más fácil vivir con la fantasía, porque la fantasía da sentido al sufrimiento.»«Algunas personas prefirieren seguir padeciendo en el futuro antes que admitir que su sufrimiento pasado careció totalmente de sentido.»
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