jueves, 9 de abril de 2020

INSOMNIOS Y DUERMEVELAS de Mario Benedetti


«Hay una sombra hecha de humillaciones
a partir de una ausencia más ausencias
a quién le importa el hueco del olvido
en un paisaje que será ceniza
estamos solos en mitad del alma
con hogueras como única promesa.»
La poesía es un viaje por las letras donde experimentamos sensaciones que van desde una simple apreciación hasta un atisbo de gracia y perfección en la conjunción y vinculación de las palabras. Son emociones que calan el espíritu de los escritores y que asfixiados necesitan verterlas en tinta y papel. Son una expresión artística tanto como una forma literaria. Algunos poemas son apenas esbozos; otros, descomunales obras que definen la virtud o los vicios de la humanidad. En los versos podemos ver desde un paraíso surreal, hasta el efímero estertor de la realidad.

Benedetti es uno de esos grandes escritores del continente americano que ha contribuido a las letras y a la literatura igual o tanto que los propios autores clásicos hispanohablantes. Uruguayo de nacimiento, vivió muchos años exiliados y la mayor parte de su vida la pasó en Argentina, Perú, Cuba y España. El exilio, como nunca puede ser de otra manera, fue por razones políticas. Haber sido un intelectual de una época dictatorial militar y represiva en América Latina nunca era bueno para la salud. O morías o desaparecías como un mártir, o huías a probar suerte en otros lares, a trabajar por tu legado. No he investigado ni leído de él lo suficiente para saber si sus ideas orbitaban por el utópico socialismo (lo que explicaría su estancia en Cuba, que irónicamente era también una cruel dictadura militar) o simplemente era un idealista que pregonaba la libertad como esencia y derecho primordial de las personas. Apostaría por lo segundo.

Insomnios y duermevelas es una colección de poemas, divido en tres partes: Papel en blanco, cuyos poemas se orientan a las emociones; Lugares comunes, poemas dedicados, como su nombre lo indica, a lugares o tiempos, pero de forma un tanto más general, como ver la luna, sentir el sol, concebir el universo o cosas simples como el polvo, ceniza y hasta maniquíes; Poemas a la intemperie, escritos que describen estaciones, tiempos, estados. A manera de epílogo podría agregarse una cuarta parte o una parte extra en esta colección de poemas, y es Galería, que contiene un único poema escrito en prosa.

La contraportada del libro, espacio que en una novela contiene la sinopsis, en esta ocasión tiene una invitación y creo que es digna de mención:
«Los insomnios, esos terribles compañeros de las noches eternas, encuentran en la poesía de Mario Benedetti una lúcida razón de ser. El insomnio es como un sueño que se vive despierto. Un sueño sin sueño, dice el poeta uruguayo, donde ansiedades, proyectos, culpas y un catálogo de deseos se convierten en una incómoda mazmorra o bien en el puente que permite conocer ese otro uno mismo que vive solamente de noche, mientras soñamos. Insomnios y Duermevelas es un poemario que, como los demás libros del poeta favorito de Latinoamérica, lleva a congraciarse con la vida, a transformar el vacío nocturno en un espejo donde se reflejan todos los anhelos del alma.»
Nunca había leído poemas de Benedetti, apenas una novela, La tregua, que es la mejor obra del escritor según he podido cotejar con la crítica. Los poemas de Mario Benedetti contenidos en este poemario me parecen que son las palabras de un hombre anciano y cansado, quizá con cierto hastío y que ha dejado de soñar, probablemente porque en la vejez ni hay futuro ni hay más esperanza, solo quedan los recuerdos. No es un poemario donde uno pueda extraer un poema para dedicar a alguien o celebrar la vida, en general son quizá más tristes que anhelantes, más solitarios que oscuros, pero por alguna extraña razón tienen un germen de amor por la vida y las cosas sencillas.

Me tomé la libertad de transcribir el poema que más me gustó:

«Escritura

Unas veces escribo con lujuria
y otras veces con abatimiento
los tiesos caracteres del papel
importan tan poco tras una vivencia
simplemente son huellas transitorias

cada letra viene con su legado
y en su vecina encuentra otro relieve
cada palabra es tinta y es promesa
cada paréntesis es un oasis
y el oasis un riesgo de espejismo

unas veces escribo con deleite
pero otras veces con melancolía
lo bueno es que circule la palabra
como sangre joven por las venas.»

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