lunes, 13 de abril de 2020

LOS EQUÍBOCOS DE BLAS BIELSA de Francisco Pérez de Antón


«Fui amigo y confidente de Blas cuando ambos éramos colegiales en el instituto de la ciudad provinciana donde transcurrió mi adolescencia. Lo recuerdo como un muchacho extravertido, vivaracho y feliz que sorprendía a los profesores con palabras inusitadas o al menos desconocidas por la mayoría de nosotros. Siempre estuvo sobrado de ellas. Tenía buena memoria y se le quedaban con facilidad. Con apenas trece años componía romances en octava rima, escribía cuentos de costumbre y armaba crucigramas crípticos que vendía luego al periódico local.»
Existen libros que son engañosos, que nos hablan desde los anaqueles y de forma sutil, con el buen uso de las palabras, nos sugiere su contenido y, no solamente eso, nos provoca tenerlo en nuestra biblioteca. No obstante, como lo dije al inicio, son engañosos, aunque no de la manera como podemos imaginarnos. No. Es un engaño mezclado con sorpresa, donde nos creemos timados, pero en realidad el timo es solo nuestro. Los equíbocos de Blas Bielsa es uno de esos libros donde nada es lo que parece.


Cualquier referencia a Kafka es suficiente aliciente para pasar de la consideración de lectura a un hecho. Que, en la sinopsis, aunque sea como analogía, aparezca el nombre Gregor Samsa, hace que el libro se convierta en una obligación literaria con tintes incluso morales si se quiere. Por principio deberíamos leerlo. ¿Cómo podemos privarnos de algo semejante? Y cómo no darle la oportunidad a una de las mejores sinopsis que he leído. Aquí os la dejo:
«¿Mujer? ¿Transexual? ¿Maniquí? Difícil responder a la primera ojeada. Las apariencias engañan y las ambigüedades nos desconciertan. Las visuales y las escritas. Este libro trata de eso y de un jocundo viaje por los equívocos de Blas Bielsa, curioso personaje de una rara habilidad para trastocar el idioma, las palabras y las frases con doblez. Incluso la voz equívoco, aseguraba, se escribe de forma incorrecta. El que tiene boca se equiboca, por lo tanto equívoco debe escribirse con b. El infelíz terminó su vida en un sanatorio para enfermos mentales, pues, a semejanza de Gregor Samsa, el agente viajero de Kafka que amaneció un día transformado en insecto, Blas Bielsa lo haría durante casi un mes, solo que creyéndose un día la j, otro la z, al siguiente la f, y así hasta agotar el alfabeto. Abra el lector estas páginas. Desde la primera encontrará en ellas el espíritu lúdico y burlón que las anima. Algunas le harán pensar. Muchas le harán sonreír. Y un buen número le llevarán a soltar la carcajada.»
La andrógina portada del libro, la pasta dura con cubierta y solapa, la calidad de su impresión y todos esos detalles finos hacen que esta obra sea sumamente extraña. En la sinopsis la referencia a Gregor Samsa cala por la Metamorfosis, porque mientras el libro tiene una presentación que emula una obra cumbre de un escritor, lo que está escrito en sus páginas no son más que líneas para provocarnos gracia y en ocasiones una carcajada. Sonaré a un anatema literario, pero lo más parecido a este libro es el Diccionario de la Real Epidemia de la Lengua de Armando Hoyos escrito por Eugenio Derbez, a menos que previamente hayáis leído los Chapinismos del Quijote, siempre de Pérez de Antón. “Los equibocos de Blas Vielsa vendría siendo como una secuela de este último, si me aceptáis la comparación.

A Pérez de Antón se le conoce por obras de la Guatemala colonial como la Trilogía de los hijos del incienso y la pólvora. Es un escritor que tiene un vasto legado en las letras y ha sido reconocido con varios galardones. Publica en varias editoriales y eso es de reconocerlo también. 

Pérez de Antón demuestra que es un escritor muy culto y letrado, puesto que muchas palabras están en desuso o son poco comunes. Si habéis leído los grandes clásicos no tendréis ningún problema, caso contrario, necesitaréis un Larousse a la mano. La cultura es un prerrequisito. Este fue un libro donde probablemente el escritor refociló sus pensamientos. La picardía en el vicio de las letras. Pero hay también una trampa y es que parece, o al menos así nos hace creer, que Blas Bielsa realmente existió, que fue un amigo de Pérez de Antón y que al morir le legó sus manuscritos y en honor a la amistad, Pérez de Antón decidió editarlos y publicarlos, pese a que esos papeles no sean más que unos disparates. El libro inicia con un relato de no más de diez páginas donde Pérez de Antón nos cuenta sobre Blas Bielsa. 

Los equíbocos de Blas Bielsa es un libro cómico. Causar risa es su propósito. Darnos un espacio, un entremés, para luego volver a las lecturas serias. Hay que tener en cuenta que, de cada cinco palabras con su definición errada, por lo menos dos están traídas de pelos y probablemente haya más de alguien que diría: –yo hubiera inventado una definición más jocosa y divertida–.

Os dejaré algunas definiciones a manera de ejemplo:
  • Bufé: resollé, resoplé.
  • Hablar por hablar: Hablar al cuadrado.
  • Inventario: conjunto o registro de objetos imaginarios.
  • Epíteto: filósofo griego de la Escuela Estoica, famoso por los apodos que endilgaba a sus colegas.
  • Mejillón: mejilla hinchada y en estado pulposo a causa de un bofetón.

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