martes, 21 de abril de 2020

UNA HISTORIA DE ESPAÑA de Arturo Pérez-Reverte


«Como íbamos diciendo, griegos y fenicios se asomaron a las costas de Hispania, echaron un vistazo al personal del interior (si nos vemos ahora como nos vemos, imagínennos entonces en Villailergete del Arévaco, con nuestras boinas, garrotes, falcatas y demás) y dijeron: pues va a ser que no, gracias, nos quedamos aquí en la playa, turisteando con las minas y las factorías comerciales, y lo de dentro que lo colonice mi suegra, si tiene huevos.»
Entre mayo de 2013 y agosto de 2017, Arturo Pérez-Reverte publicó regularmente cada semana una serie de artículos donde nos contaba la historia de España, de una forma muy resumida y condensada, directa, pero muy a su manera, con sarcasmo, groserías y un poco de humor negro. Ese tono irreverente provocó que algunas publicaciones se hicieran virales entre los jóvenes españoles, además que muchos lectores empezaron a interesarse con la historia de España. Algunos quisieron profundizar más y se dieron cuenta de dos cosas: la primera es que las fuentes confirmaran lo expuesto por Pérez-Reverte y la segunda que el pasado dolía y hay poco orgullo en él.

Pérez-Reverte hoy en día es uno de los mejores escritores españoles tanto por popularidad y trayectoria como por su calidad literaria.  Fue periodista y corresponsal de guerra y actualmente es miembro de la Real Academia Española. Se ha destacado por ser el creador del capitán Alatriste y la serie de libros que narran sus aventuras en la España del Siglo XVII, y más recientemente por haber escrito la serie Falcó, donde exploró el espionaje y la guerra civil española –la más reciente, porque España ha tenido al menos una cada Siglo–. No obstante, sus obras notables han sido El club Dumas, La piel del tambor y la Reina del Sur.

Es evidente que en toda la trayectoria literaria de Arturo Pérez-Reverte la investigación histórica es una constante. Tres décadas en medio de libros que relataban la conformación de ese país y tener la suficiente edad para haber vivido todos los sucesos importantes del siglo XX era suficiente como para darse a la tarea de iniciar un proyecto distinto, algo completamente original. De momento no he leído a ningún otro escritor que se burle de la historia de su país, al menos no de la manera que Pérez-Reverte lo hace.

Pérez-Reverte cuenta la historia de España desde que era “Ishapan, tierra de conejos, habitada por tribus salvajes y hostiles, los celtas y íberos, los ancestros de todos los hispanohablantes. Luego explica porque de todas las conquistas de Roma, la península ibérica fue la más difícil y llevó siglos para que les entrara la cultura. Desde el comienzo de los tiempos los celtas e íberos, que luego se mezclaron con guerras y matrimonios y se convirtieron en celtíberos, han hecho guerras contra los de afuera, contra los de adentro, con quien fuera, la paz no les daba tranquilidad. Esas luchas con Roma no fueron en vano y con el tiempo hasta emperadores salieron de la península ya romanizada: Trajano, Adriano y Teodosio; y los tres fueron grandes. Con la caída del imperio romano vino la baja edad media y con ella también España entró en un período donde lo perdió todo, hasta la península. Un día todos los españoles eran fervientes católicos del Sacro Imperio Romano y al otro cambiaron a la Virgen por Fátima y a Jesús por Mahoma. España se convirtió en Al-Ándalus. 

Siglos después hubieron avanzadas y reconquistas. Pero, aunque he mencionado España, ese concepto no existía aún. Había reinos que no eran más que feudos: estaba Castilla, León, Aragón, Navarra, etc. Luego, por movidas políticas en matrimonios y cierta inteligencia de unos jóvenes reyes la cosa empezó a cambiar y la península ibérica empezó a verse más como una nación. Pronto esa nación se convirtió en la primera potencia del mundo.

Hubo una época en que el territorio bajo el cual España tenía soberanía era la mitad del mundo. La otra mitad odiaba a España y siempre encontraba excusas para hacerle la guerra. Por otra parte, los españoles ni lentos ni perezosos también no contentos con la guerra que le daban los de afuera, también se la hicieron entre ellos. Así pasaron los siglos. Mientras el resto de sus vecinos renacía en la iluminación, España permanecía en el oscurantismo. Mientras la industria y la máquina de vapor movía al mundo, en España aquello era herejía e instrumentos del diablo hechos para empobrecer al siervo campesino que gustaba de la agricultura y ganadería.
«En España nunca se dice lo que pasa, pero desgraciadamente siempre acaba pasando lo que se dice.»
Pérez-Revete continúa la historia de España rey tras rey, Borbón tras Borbón, siglo tras siglo, cada uno con su propio afán y con mucha tela que cortar –imagínense todos esos episodios interminables con los sublevados y conspiradores carlistas–. Después del franquismo concluye su exploración histórica con una España a las puertas de un nuevo Siglo. Juan Carlos I fue el último rey con el cual Pérez-Reverte llega a su última cápsula.
«Si al menos fueran extranjeros los enemigos de España, todavía. Pero no. Todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra, agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles.» Amadeo de Saboya
América ocupa apenas unas cuantas páginas de la narración de Pérez-Reverte y aunque no entra a detalle para desgranar los sucesos del continente –porque aquí hay para una colección de volúmenes–, es claro que lo que nos ha pasado como latinoamericanos de cierta forma guarda paralelismo con la historia de los últimos tres siglos de España. La mayoría de los países de América Latina, si no es que todos, hemos pasado por guerras civiles, gobiernos dictatoriales, juntas militares, censura, corrupción y todos los males pandémicos de la sociedad. España tenía a Franco, Chile a Pinochet, Argentina a Perón y México a Porfirio Díaz, por mencionar algunos. Ojo que me refiero ya a países independientes y de cierta manera organizados como repúblicas, pero que, en realidad –y como no iba a ser de otra manera–, los viejos vicios parecen hasta genéticos y cuando no nos ponemos de acuerdo pasamos rápidamente a la agresión y las ideas terminan por imponerse con las armas y no a la luz de la razón de los argumentos.

No esperaba que el libro tuviera ese estilo, pero la lectura se disfruta y entre risas y carcajadas puede que también nos haga pensar y reflexionar. 

El pasado no se puede cambiar. Sentirnos tristes o agraviados no resuelve nada en el presente. En todo caso conocer de historia nos ayuda a comprender nuestra realidad y lo más importante de todo, no volver a cometer los mismos errores. Los tiempos cambian, pero hay cosas que vuelven. La mejor arma para salvar una nación siempre será la educación.
«De nada vale una urna si el que mete el voto en ella es analfabeto.»

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